Creo en el objetivo que tiene mi Ser.
Creo en su estructura. En lo Abierto. En lo posible.
Su estructura es la vida misma, la inevitable vida
de la que estoy formado, mala o buena,
mi vida a la que fui arrojado.
Lo vivible es lo confrontativo.
Que te queden más puños que rodillas.
Que te quede más dulzura que lamento.
Lo que es la piedra y te tira de bruces
llámalo Vida. Proyecto es por lo que te levantas.
Creo en la fe de levantarme de nuevo.
Eso es más vida. Eso no es regalarse a la muerte.
Mi vida es el presente que yo bendigo
y el pasado que olvido, porque a veces
me maldigo, por tirado, frágil. Por lloroso.
Unas veces es que me tiran,
otras veces me jodo yo mismo.
Es que mi vida es más que una promesa.
Y a las promesas se las lleva el viento
tanto como a las palabras.
Entonces, con mi vida, hago lo que hago.
O la tiro a los perros, o me doy a la pasión
de quererla como el tonto; me la templo con dolor
y lamento por un rato a mis fracasos.
Vida es, pues, lo que cargo, no lo que sueño.
Es lo que me revienta o me unifica cada día.
Mi propio Ser es el proyecto.
Mi vida es el compromiso, tesón, paciencia.
con que consuelo a mis huesos quebrados.
Mi fe se parece al odio. Es visceral, corajuda,
no es sólo lo que encuentro, el mundo me niega
hasta la fe en mí mismo, pero yo soy terco.
Lo sé porque yo encuentro muchas cosas y las dejo
a mitad de camino; yo no sueño con obsequios
de nadie, yo no espero ni lo bueno o lo malo de ninguno.
Creo en mí, en lo que me doy por cuenta propia
cuando siquiera uno pregunta por mi nombre,
cuando nadie me dice que existo.
Entonces, ¿cuál ha de ser mi fe? ¿Tiene algo dulce?
Fe es lo que tomo y arrebato, aunque se advenga
prohibida, imposible, utópica, lo inmerecible: el tabú.
A lo que robo a la fe lo llamo mi proyecto.
Tal vez sea mi locura, creer que yo merezco.
Tal vez sea justicia vivir este objetivo.
La visión de esta fe nada tiene de supernatural.
Es una fe rabiosa de zorro a candilazos.
Es consciencia brutal de que vida ya tengo;
yo no digo a mi vida «Sé mi esperanza».
Vida es ya destino, vida es ya fe.
No. La esperanza es ya mi movimiento.
Es ya mi Ser. Es ya mi esencia. Mi proyecto es salvaje,
día a día, mi rincón de pulgas, mi solo paraíso.
No. La vida y la fe se complementaron
inevitablemente desde el primer empujón
desde el abismo al alma y a mi carne.
Tengo la fe, la misma fe que una bestia
que muerde, sufre y se muere.
11-11-2002 / Teth, mi serpiente / MundoPoesía
Monday, September 08, 2008
Canción de la vida adolorida
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