No hay generaciones sin futuro.
El futuro viene como Segador insobornable
y no por el místico teísmo, metemiedo
o la hyène enragè del fascismo rutinario.
El futuro avanza con el paso del mentor
que no miente, no va golpeando
su pecho; no es coaccionador, hipócrita,
egoico, ocultador de agendas
de avieza vanagloria
y canibalismo cultural
siquitrillado.
No se engañen, hijos del '68.
Lo verdaderamente humano ya gravita.
Refulge en su momento, leibniziano,
como la acción de lo mínimo, efectivo.
Sobre un foco heliocéntrico del cosmos,
como la órbita que Képler rescata
para el hombre en la elipse planetaria de este mundo,
lo humano se presenta libre, indeteniblemente,
como principio universal, físico,
cualitativo, demostrable,
pese al empirismo sensorial de los incrédulos.
Se distribuye como campana de corazón
que sigue su patrón natural de tañido
para no ser el residuo del engaño,
sino flujo algebraico en lo Eterno.
El futuro y el presente se han besado.
De Estéticas mostrencas y vitales
Monday, September 08, 2008
El futuro y el presente se han besado
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