Monday, September 08, 2008

Como un ángel magro y seco


Bienaventurados los que lavan sus ropas...

Si yo pudiera oírme,
con todo el dolor que grita fuera de mí,
con toda la urgencia que tiene a mis poros secuestrados.
Si te pudiera mirar y discernir si estás maltrecho
y desgastado por la culpa que es mía y la tengo
sea en los ojos, o las manos.

Como un ángel seco y magro,
como alas de trapo, te he desfigurado.
Un fantasma hice de tí, no algo vivo.

Si te viera y me emocionara con todo lo que callas
para que me castigues o des el dharma de tu vuelo,
si te sintiera y comenzara a entenderte en alegría...
¡Ay, no puedo! Traidor te soy, te he sido.

Pero, ¿sabes? el cadáver vive, me robó
los sentidos, atrevesó mi alma,
te dio mi muerte para que no haya dignidad
de cielo en la esfera que te corresponde.

Se ha tendido este monigote en la vida
como piezas de ropa que jamás se lavan,
pero atadas están, sucias mudas al cordel,
y me avergüenzo en el oreo de los días.

Hasta en tu mundo mi cadáver vive
y no sé si lo lamentas, o lo olvidas
con el eterno silencio de tu esencia.
No sé qué haces cuando te ofendo tanto.
No te merezco.

Si yo pudiera oírme y, a sabiendas,
decirte cómo lo siento. No quise
hacerte daño; ni sangrar sobre tí
mi vulgar finitud de cadáver.

Sál de mí entonces. Lava mis ropas.
Despierta en los espacios más dignos.
Mudaré mi cuerpo o házme morir
de veras y por siempre.

Del libro Teth, mi serpiente /
Indice / Heideggerianas

1 comment:

Beatriz Ojeda said...

Carlos, me ha gustado muchísimo tu poema. A veces siento que lo que dices está en mi...............................


Pero, ¿sabes? el cadáver vive, me robó
los sentidos, atrevesó mi alma,
te dio mi muerte para que no haya dignidad
de cielo en la esfera que te corresponde.

Se ha tendido este monigote en la vida
como piezas de ropa que jamás se lavan,
pero atadas están, sucias mudas al cordel,
y me avergüenzo en el oreo de los días.........
Gracias por escribirlo.
Besos
Beatriz