No es que él sea autosuficiente e inmutable.
El quiere ayuda, así como la quiere el mundo,
así como la quiere el universo entero
y, en su nivel precario, en orden contigente,
el cosmos que más sufre.
¿Y quién es, hijo del Tiempo, el cosmos
que más sufre, quién es, Hijo del Tiempo?
¿Acaso no es tu Rostro colectivo,
tu gen hereditario, tu voz irracional,
tu legado profundo,
ese corazón del viviente,
el tuyo, Caos, y el nuestro, el mío,
tuyo, padre de las almas añorantes?
Algo perturbador y divino al mismo tiempo,
algo que no quiere ser dios ni adoraciones,
algo indefenso en la espesura de coincidencias
de azar monstruoso, vino contigo, hijificándome.
Vino para que hubiese un día hemeral,
un día para que duerma la noche
en un estado numinoso, mi mundo mágico
en lo vulgar del día y lo triste del mundo..
Desde entonces sabemos tu secreto
(en vano lo escondes, orden del desorden),
pero, ya no temas: aún el caos tiene
regularidades estadísticas; no eres un anarco
sin collejas nerviosas y sutiles. Sufres.
¡Bien que te lloras y te quejas en el hombre!
Por eso Todo / Nada / el Origen pide un auxilio
de efecto selectivo, unas regularidades naturales.
Todo lo que es remoto, sin tiempo de conteo,
despeja el camino para lo cambiante.
Ser necesario tú (y con contigo)
hemos querido ser para lo contingente
y por azar de fluctuación y evento impredecisible,
pedíste que te olviden y perdonen en un sistema abierto
y pedirás que te prueben racional, aunque menos eterno,
cosmos creativo, apenas perturbado.
La constante es ese Ayúdame, si es que yo
me autogendro, dáme un testigo, una partera
un sostén que me detenga el ansia.
El grito universal es un OOOMMMMM, ese mantra solitario
que parece que llama un ayudante, un nuevo eco,
que reconcilie las crudas paradojas, ser y advenir,
lo Eterno y lo transformativo, el absoluto Ser
y el leve escándalo de tener que variarse
y vestir en formas tan complejas,
aparentemente temporales.
Todo clama que se hallará una coincidencia
de infinitas dimensiones, más allá de la creencia aterradora;
todo clama, ¡aún yendo como objetos libres, en caída,
algorítmicamente inexplicados, en pos de regularidades!
Todo clama sin un aviso cognoscible:
organízame, ayúdame,
observa este dolor, el universo duele...
Alguien tendrá que decir que aún
lo más bello, grandioso, inefablemente íntimo,
el Bien Imaginario, el amor que rebosa
como fuente, es la necesidad lógica de ser,
aunque a veces entristezca y deje su control a los contrarios
y se estremezca, dentro de sí. Y, ¿por que no?
se colapse muchas veces y parezca
que la deseperanza se lo come.
Mas sólo en apariencia es cierto
que el universo se una horda de caníbales,
tragones de materias de sus girantes cuerpos;
ebrias criaturas, monstruosas, que beben
los orines del plasma hirviente.
Es mentira que externa pertubación carezca
de sentido y que todo esté en sus ciegas miras
en beneficio de la Nada y el Derrumbe...
¡sólo que, por de pronto, vienen y se presentan
a presuntos cavernícolas, demonios en desorden,
cazadores que van, con sus garrotres, a escollar
la organizada variedad de los entes
prebióticos posibles...
... pero es que todo tiene libertad,
¡ay! en esa experiencia interna de dolor
que precede a la dicha, a las realizaciones.
¡Al conocimiento, al amor de los cimientos!
El potencial a la apertura, al movimiento,
se emergió con una carga de indeterminismo,
con una orfandad que busca al padre
y una indefensión que se parece al vientre,
al nutricio rincón, lo femenino,
donde simplemente se late, se reencuentra
el corazón con su tiniebla, su caos oscuro.
Es sólo el comienzo, auto-organización.
No sea triste tu comienzo, hermano Caos,
Se está cosiendo la necesidad con hebra fina,
con cuerdas de luz cósmica, palomas desconocidas,
para que todo exista como el cavo rilievo
y el alivio y sea, seguramente comprendido
y sostenido por las lógicas del orden contigente.
El Caos dará su aviso, sin cadenas, nos hablará
en la foma de ondulancias, no del todo coherentes,
pero te prediciendo los momentos magnéticos
de sus futuros electrónes, su magia y su belleza…
Tú los cuantificarás si le formas un templo,
sin engaño, si lo cuidas en las vibraciones de lo manifestado,
si lo consuelas al decirle: «¡Qué curioso tu paso
por los caminos cósmicos, qué infinita tu edad,
tu masa, tu carga, tus momentos angulares,
que han sido los mismos en cualquier universo
que has hallado y poblado con tu carne
contra el fragor compresivo de la materia oscura!»
«Tienes Padre, Caos primogénito,
padre ocasionado para el Bien.
Padre del Erebo y la Noche, hijo del Aire y el Tiempo,
te bendigo. Padre, antes del Orden, tu mismo corazón
me has dado potenciado al amor. Te lo agradezco»
«Tienes prole y familia, jamás ha ido solo
por esas rutas, al parecer, inestables, sin geografía,
sin propósito ni solidaridades... y yo, me he visto en tí
y, sin embargo te bendigo, me aferro a cuerdas que tiraste,
hebras cósmicas, hilachas de una falda única,
la divinidad dipolar del Origen
y la definida direccionalidad porque no es bueno
ser inmutable, tan absolutamente perfecto
que Todo se convierta en perpetuación
de una rutina universal de aburrimiento
y el Narciso que se mira a sí mismo
y nunca es mío ni de ella ni ninguno
ni a los planetas, macho y hermbra terrenales
en secuencias de procesos autoreguladores».
«No has venido para dar hasta el hartazgo una mímesis,
misa de un falso Dios con sus espejo; ¡ay, Caos propositivo,
por libertad llegaste, libertad como fuego
de un antiguo Prometeo. Con las cargas del misterio,
llegaste con el caos temporal y contingente,
con la osadía de quien abre una Caja de Pandora.
Con edades de condiciones iniciales que pueden
replicarse ad infinitum, bendigo la esperanza
que nos traes, al fundar la mañana de creación
en plena noche… Por ahora…
arrastra conmigo, primicia de mi Devenir,
dáme ese dolor con que partiste, cómparteme
las progrenies de estrellas que soñaste,
pariéndolas en lo inmanifestado del Tzimtzum divino»
Quiero que exista el deseo profundo
y la experiencia interna, y no sólo el capricho
de los entes absolutos. Me gusta el Vacío,
si fuese necesario y tus peregrinajes
de Sabio Andrajoso que se escapó del tiempo
con monstruosas ecuaciones de infinito
y complejas e incomputables variables…
05-12-1994
Del libro Teth mi serpiente
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