La angustia es una respuesta normal. Es lo que nos hace huir o evitar una situación potencialmente peligrosa; pero la angustia originaria suele mantenerse repimida en el Dasein / hombre: Martin Heidegger
La grandeza de un Yo que anhela el misterio
del origen, un habitar
en tierra que funde trascendencia,
se revela en la angustia, en su fondo temerario
que lleva un lastre de anhelo adormecido,
dolor imperceptible y lealtades escondidas.
La grandeza con la amplitud
de sus propias negaciones combate.
Delata su verdad. Se asoma a esa transmudación
de líbido, energía ligada a lo prohibido,
cortada en tí, amenazadora y llorada en tí
con tan profunda pérdida.
La grandeza de un Yo en cualquier momento
despierta. Trae su pesadilla a ese ahí del horizonte.
Salta como un alerta, sin que se requiera
una provocación extraordinaria.
Basta un recuerdo, un cadáver olvidado
en ese basurero numinoso.
Del tranquilo vivir, en secreto vínculo
con placidez y la templanza, se vuelve salteadora
la angustia que adivina la certeza que no cuaja,
el deseo creativo que investigas, con menos amor
que el que confiesas, las contradicciones
apenas conciliadas, tu pie tan tambaleante,
o líbidos inaplicadas cuando asoma el peligro.
4-15-1980 / De Heideggerianas
Los vampiros / Lista / Internet Store
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