La experiencia es como un gato.
Sabe pausar y recordar el reposo.
Desde sus viejas conexiones con lo oscuro,
fluye y continúa, se levanta y huye.
Sabe las velocidades de sus noches
y que el reposo es alarma que condensa.
Un eslabón que se urde en el futuro
y avizora caminos por su sobrevivencia.
Huímos de la sonrisa curiosa de otros ojos.
Y mi pezuña se asoma y ella cubre con velo
su mirada, su carne deliciosa, sus besos.
Como la gata huye; pero yo todo lo recuerdo.
No hay eventos ciegos para dos que se aman.
Mi experiencia y la suya ordenarán las mañanas.
9-21-2000 / El Libro de la guerra
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