Cuando asigno a mis dedos su tarea
aquí, donde tengo el corazón
que sufre y canta, una letra yo dibujo
dulcemente, con emoción sincera
impregno la palabra.
Mi trazo debe ser intenso;
un rito de amor, con los primeros signos.
La tinta desbordarse, apasionada.
Lo hago de esta manera por 850 millones
de hermanos que no leen, analfabetos
que no han querido serlo.
Ellos no están exactamente
en tierra de abundancia
ni beben leche y miel.
No, todavía, en ese seno tan noble
del poema que acaricia una página,
falta algo más que una letra...
Este momento, si, compensa.
Soy aprendiz que emite voz
y dibuja su escrito.
Quiero leerles lo que tuve
escondido largo tiempo.
Me escucharán, al fin.
Doy mi anticipo, mi pequeña ofrenda;
rompo el silencio, no por todos...
Por aquellos que jamás han leído
sobre el papel mi aliento,
mi corazón, mis palabras.
3-5-1980
Del libro Las zonas del carácter / Sequoyah 1 / Sequoyah 2 /Sequoyah 3
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