El futuro ya llegó. Inmutable, cotidiano,
según la propaganda. Un presente de
espectadores anónimos, apáticos, demasiado
extenuados y miedosos, como woopies
oye las proclamas: Lamia es el hoy, orín
del futuro apedreado, vaho de la ira
con que del tiempo cae, malherido y placentario.
Nació a destiempo, madre humillada
de la noche y la venganza. Llegó sin avisar,
futuro prematuro en tierra de violencia:
lamiae con leche amarga y tristeza,
reina de su melancolía. Raza devorada
y devorante, era monstruosa. Demonia.
La reina llegó, infanticida y caníbal,
con fama bruja y xenofóbica. Es serpiente
y Maya del territorio oscuro de caverna.
2.
¡Tanto vivir para verla como al pánico mismo!
El futuro que devora a los niños y se enloquece
con el poder del homicidio, o los celos que asfixian!
La reina llegó. Mara / Maya / Lamia y su presente,
que es tan provocador como nadie lo espera.
Ninguno se afanará por construir las perspectivas.
Posibles contenciones a su ira.
Al contrario, van a pervertirla más, a perpetuarla.
Van a reirse de las cuitas del futuro,
van a globalizar su desvergüenza, su mal sino.
Nació sietemesina.
La vieja reina de las loas, amada Gran Fortuna
del Futuro, tocó fondo, cayó como piñata
y vino por venganza a pedir cuentas.
Sólo que hay peores asesinos, generaciones
que la odian; al parecer, sin motivo.
Sólo la temen los cansados,
los que ya no pueden hacer otra cosa que verla
por la tele, oírla en radio, leerse magazines.
Ya perdió el Rostrum en el Foro de Roma;
ya perdió el espacio, el pasado en el ayer
y la misión con que a sus hijos deseara.
Se quedó tan sola, la reina, emisaria del futuro,
sin la racha que tuvo de esplendores.
Hoy es la época de barbarie que vivimos
porque el futuro es ella, soledad y amargura,
desencanto y venganza, nihilismo y apatía.
3.
¡Esta maldita barbarie!
¡Este discurso triunfante de puerta que se cierra
de un portazo y sangra las narices del que llega!
No hay tiempo que anule el presente
en que se vive en función de lo inmediato.
No hay paciencia que aguante un giro
en la rutina cotidiana. Ya se dio todo.
Murió la dialéctica con síndrome de asfixia.
Murió hasta el propio Dios con su santoral
de varones y beatas, amparados entes, vestidos
del narcisismo de ángeles que nos amaron
tan incondicionalmente hasta que un día,
por amor traicionero y mendaz,
perjuramos con un vínculo enajenante y homicida
que nos ha vuelto sal en medio de las cosas
y ciudades, en cercanía de esa Lamia
que se quedó sin foro y no obtuvo otro púlpito
que el odio y el temor de generaciones posteriores.
4.
El futuro ya llegó y con Lamia trajo lo que trajo:
(1) las economías transnacionales
(2) la producción industrial de la cultura
(3) el ser idiota, despolitizado
(4) el rebaño que selecciona al Pastor por multitud
de slogans ganaderos y (5) la penetración cultural
ya consumada y la demagogia, su praxis
y el sofismo, su sabiduría... Y, es cierto, la barbarie
está más clara y evidente que jamás lo estuvo.
Argos es el gigante Cielo de esta noche.
Abulia inmisericorde. Hermes lo duerme
con los acordes de la flauta del presente.
Hera le arranca los ojos / las estrellas / y lo exilia
en la cola del Pavo Real de los pasados.
Lamia trepida resquicios sin hallar su consuelo.
El futuro se reventó en la Nada y ya no existe.
* * *
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