Tiró la diadema de la noche tras la ventana
por donde vio una luna vieja y solitaria.
Sus recuerdos del baile y de la cena de galas
los botó por otro resquicio de la noche fría.
No sé cómo Cenicienta soportó tanto.
Llegó a su casa a quitarse su vestido.
Lanzó el zapato de cristal
al rincón de las escobas,
a una restinga debajo del lavabo.
Se desvestía a solas meditando
sobre el tizne del lujo con que esas horas
en palacio la contaminaron.
«No es ésto lo que quise», repitió y empezó
a desnudarse y palpó las mojadas pantaletas
que habían sido asaltadas por las fieras
y miradas lascivas; los herméticos
fisgonearon su carne. Ojos encelados,
furtivos, en vela, que se la estaban comiendo.
Ahora, desnuda, se miraba de otro modo.
Estaba a solas con su hermosura
y su alma, serena, transparente.
Para dormir, tranquila y esperar
la jornada de oficios de mañana,
se metió bajo la ducha.
Quiso estar limpia,
meticulosamente limpia.
20.
Usted le ofreció la Gran Orgía,
la danza macabra, hexámetros alucinatorios
del hemisferio derechista. Estuvo exterminándola
medizante un rap / ragUetoneo perjuro
y el corifeo especulado, ritmo amorfo,
vals sin síntaxis, bolero sin metáfora,
sin sutileza introspectiva.
Usted le dio como pista el territorio más externo.
Una objetiva mímesis y ella estuvo allí, aturdida,
cachondándose con su propio remezón de nalgas.
Por momentos, creyó que bailaba para sí,
no para ninguno, porque recogía el misterio
de manzanas de jardines encantados y ninguno
extendió su mano para recibir lo que daba.
Sola, en medio de un bullicio de gayola,
ansiosa como si esperara un peligro.
Sus nervios, excedidos en una ecolalia
sorda, autónoma, y una percepción de verdor
que es un rojo de la protanopía y los relámpagos
de luz de mil bombillos, como ojos de avispas
cibenéticas y gatos viejos que bailan
con bolleras y lesbianoides tusas.
21.
Usted la invitó, yo no sé cómo, o la hizo
invitada especial a la Gran Noche,
las noches de las pompas festivas
y las puñetitas de los sinarcas y toparcas
y los que hablan a todo lo que raja
dizque como homenaje a los talentos
y las personalidades…¿por qué?
… porque ella lee mucho
y es alumna talentosa, porque es alegre y canta,
tiene el ritmo melodioso de las ninfas,
la pasión receptiva, la ambición de un ave
de alto vuelo que huye de los requilorios
salvajes y homicidas, en lo bajo de la tierra
o en los rumbos engañosos del aire.
… porque ella viene de la tierra del trabajo
y la pueden llamar minoritaria, etnia impura,
anglo-hispana, hija del futuro contingente…
Y, de veras, me extrañó que allí llegara,
vestida como una princesa, ella, la humilde
como una pobre gata, hoy radiante,
más elegante que sus hermanastras,
su opuesto… oportunistas, vanidosas,
diablesas de la pequeña burguesía
y el arrebato, el descarrío del mal aviso
y la mentecatería…
Y, de veras, me extrañó que allí llegara…
22.
Se sintió descoyuntada y sacudida como Aquiles
cuando Tetis lo agitó en las aguas de Stix,
hundiéndolo para que se hiciera
imposiblemente invulnerable al maleficio,
al atropello, a la muerte, pero allí,
donde el espacio fueron la palma de las manos
de su madre, allí estaba la herencia subyacente
de su caos: el talón seco, sin protecciones.
A Cenicienta, también se le sacudió
en lo bajo de las aguas con una mano
que habría roto sus tobillos por entero,
pero sólo sostuvo el fin de maldecirla
y ahogarla, y no una madre como la de Aquiles.
Ella era otra. Fue de otro tipo la mano
Que sacudió a mi sobrina.
Una bruja, infanticida, la hundió en Stix,
la misma que a mis ojos ha cegado:
una encarnación de envidia y paranoia
con un deseo de apropiación intenso
y largo como sus propias orejas de asno.
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