Friday, November 30, 2007
Criada necesaria de las certidumbres
… pero ésto es evidente.
Vano es construir un verbalismo puro
y volcarse en lo cerrado, impenetrable.
La vanidad sí habla, sí que habla demasiado
y la verdad se esconde. A gusto se reposa
debajo de la escoria. Premeditamente
se trinchera en lo oculto y lo parco.
Se afana en la cocina de las cosas,
trapea el piso y saca el hollín del mundo.
Triste lastre que se edifique una trampa metafísica
cuando la verdad abre el secularismo y presenta
su rostro lleno de sucios moretones, o sus cuitas
de criada en primer plano… Cenicienta,
sabiduría extrañada: pocas son las fiestas de tu gozo.
Ocasionales son los regocijos (¡tus regocijos, Cenicienta!)
Las voces prácticas del pueblo la convidan:
Baila conmigo, vínculo colectivamente amado
en despiadada comparsa. Baila conmigo, díme
quién eres, hoy que no he conocido tus harapos.
Educador que bailas con la visitante, verdad
es el misterio de ese ser apresurado
en el reloj de la herencia yacente de nostalgia.
La mentira no puede contra el hada
y apenas ha surgido un anfitrión en premura
que la quiera, momento dialéctico de cambio.
Escapó del palacio. La verdad
se largó a la lealtad con su trabajo.
Ya no sabe ninguno a quién se busca,
si a tí, verdad esquiva, o a tí,
criada necesaria de las certidumbres.
Del libro Canto al hermetismo
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