Un poeta no es tan apolítico como se cree:
Extor Henrique Martínez
El que no da promesas, pero cuyo silencio
va habla al Loquo del Turey y al Lukiyú de espesos montes
de espíritu informa del pan de casabe que jamás se pudre.
Sobre un sol reflexiona, y no de oro
como el que transforma, en apariencias,
mucho más amarillas las orillas de sus ríos.
De un pájaro carpintero
que desde el subconsciente de los árboles
fertiliza a las diosas, con alimento de luna,
sus noticias da y elucida.
Escucho a mi bohique porque su voz interior
nunca lisonjea. No miente por un poco más de tonsura
en los repartos. No se acaramela cuando no es
el ermitaño del camino o metido está en las cuevas
de Jovovaba. El sumo sacerdote, piel de tepeguaje
y ausubo con tintura de achiote, conversa
con nitainos del Deseo y príncipes del Conocimiento.
A todos convoca: Escucha, pueblo mío.
Rosas rojas a los pies puso el siervo deseante.
Lirios blancos quien en intuición se instruye
en los areitos. El que habla un báculo de hueso,
su maestro, alza hasta los cielos del Oriente.
Para los que aman al sol abre su boca.
La mano izquierda de aquel que nos bendice
medita acerca de los asuntos cotidianos. Su izquierda
apunta la cruda realidad de su suelo. Y él no
se place en idilios ni elude que en la Tierra
se combate con enemigos, traidores,
fuerzas temibles e invasiones.
12-03-1996 / Teth mi serpiente
Teth Aracelia Maldonado-Greene /Teth mi serpiente
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