... an hecatomb of broken hearts: P. Shelly
Oubao moin, isla de sangre,
Caribe turbulento, en cuevas de rojos ríos
me alcanzó el desamparo. ¡Más pobre que la rata
está mi geografía en regolajede quemón y chasco!
Con espada se atravesó mi pecho.
El imperio de ácaros, ciegos
por su maldad, sin decoro, gordos,
impetuosos, predecibles como tupíes
y caraibas traicionan.
Visitan este rincón donde la dicha
estuvo y la abundancia y el reposo;
ahora todo es rebujo y botín,
hecatombe, olor a muerte.
Isla mía, los mimes llueven
como lloros de almas ajadas,
vencidas, impotentes,
y el cielo ya no es claro.
Nos cayó la macacoa, Yukiyú.
En cáncano de mar, en escapada,
ancianos y niños palidecen,
se desmayan, y los golpean arrecifes.
Del caney secuestraron mis caciques.
En cadenas, a brujos de cálida poesía,
ví y quedé yerto; con espadas
y sabuesos a mis valientes se mata.
En carrandanga nuestro dolor
se apila y como a bobos de Coria
a esclavitud y burla, a trabajo,
a látigo, a inquina, forzaron
a mujeres y pequeños,
a los débiles por años.
¿Qué vestido queda a la esperanza
si la belleza huye, qué harapo
describe al generoso ágape
si el espíritu se apaga
como en espejo opaco?
A ésto es lo que llaman
la Hecatombe.
Estéticas mostrencas y vitales
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