Friday, November 30, 2007

El nihilismo pasivo


La boca es un lobo tremebundo...
¡Nada come y se jacta!
¡Con pan duro fue vencido!

Por eso... ahora somos
los crujidos del duedeno,
desperdicios siderales,
féculas, ortigas, lo indigesto,
y no sabemos consignas preambulares.
Ni sabemos llorar ni sonreir.
Nada sabemos...

Hemos estado hambrientos, pordioseros,
desesperados en el fondo del bostezo.
Avergonzados, sospechosos,
sin saber si estar agradecidos...

La geografía nos dio alguna vez
su dignidad de espacio manso,
volumen en la esfera
y advenimos a otro rincón
vomitados, violentos
desde el fondo de la Nada...

Uno al otro nos miramos
mansamente, dibujados en sociedad,
sin firmamento como dos colegiados
truncamente burlados por el infinito.

En miseria del ser-ahí,
papando de la angustia sus moscas,
¡ay! la rebeldía se apaga
y de la llamarada
del corazón oscurecido nada queda.
Ni histrión por remanente al que decir:
¡Fuíste mío; causal de mi fracaso!

La muerte abre su boca y nos espera
si no queremos ser
ni aún haber-sido... o siendo.

11-9-1996


Del libro Las zonas del carácter / Sequoyah 1 / Sequoyah 2 /Sequoyah 3

Me exilio


Antes que yo me vuelva desamor,
o agresión o piedra de tropiezo,
yo voy por lejanía, me exilio.

Si no voy a dar la esperanza
por obsequio o a evocar por tí noblezas,
reensanchando tus límites,
no rondaré tu espacio, Vida,
no estorbaré tu sombra.

De muchos modos estarás diciendo: Véte,
no sé si queriendo crecer o reducirte
alimentada por tu solo aliento,
normas a tu gusto, sedes a tu tamaño.

Del libro Las zonas del carácter / Sequoyah 1 / Sequoyah 2 /Sequoyah 3

El hombre callado que les quiere


Sin hostilidad, yo sigo de largo.
Callo porque, en verdad, hay días
en que muero de pena por el mundo,
por ellos, los simpáticos,
padres, hijos, hermanos, dueños
y señores del habla cotidiana,
gregarísimos héroes
de medios comunicadores,
tan audibles que se meten en mi casa
sin quererlo por agujeros
de la radio, el cartel y los televisores.

Entonces, me aburren con sus chistes
y predicaciones, con alarmas solemnes,
con su falta de asombro
y su siempre-es-lo-mismo.

En cambio, dentro de mí, hablan
todas mis voces.
Me divierten, me espabilan
y, en insólita y mansa dicha,
descubro que les quiero, a los otros,
a los sordos que no me oyen.

Saberse así, tan mudo, es mejor
que escucharlos, es predecirles
con quieta plenitud
y, a pesar de todo,
quererlos.

23-9-1979


Del libro Las zonas del carácter / Sequoyah 1 / Sequoyah 2 /Sequoyah 3

Herodes y el zángano


El zángano infantil
es como una larva que no crece,
una trunca detención, antidialéctica.
¡Ya nacieron con los pies quemados!

Solos se quedan en los caminos;
en lo oscuro, hay antorchas encendidas.
No las ven, andan perdidos.

Hablan de pan y se alimentan con mendrugos.
Por eventos sublimes, inventan
mojigangas,carnavales pueriles.
Son pilotos y sus naves quedan sin destino...
por eso cuando nacen
ninguna cosa cambia
ni da señal ni llamado.
Herodes vive en paz;
no es un rey quien ha nacido.
No se escuchan latidos poderosos.
El pueblo duerme.

Distinto es
cuando nace el Segador insobornable.
Entonces cruje el viento
y Herodes adivina su amenaza
y ordena un genocidio infanticida.

3-2-1990


Del libro Las zonas del carácter / Sequoyah 1 / Sequoyah 2 /Sequoyah 3

El táctil demonio del abrazo


Yo invoco pigmaliónicamente.
Espero de mil modos lo posible:
presagio en carne y hueso la utopía.
El milagro transustancio
cuando doy mi caricia.
Soy el táctil demonio del abrazo.
Aún a la sorda y fría tersura
del mármol, yo acaricio.

Este es amor al arte y por el arte,
carajo, querer hasta las doncellas
que se mueren en roca y jugar sobre adoquines
con la sombra, en aras de la negra cianodermia.

Todo bailaría si iniciara mi trabajo percusivo;
yo toco en esperanza un ritmo
y a lo que es hermoso.
Mi epidermis es como el pincel,
lengua golosa y brocha sobre el lienzo.

A veces por lujuria me lanzo sobre el barro
y quisiera amasar alguna forma
(pienso en la mujer y en esculpirla
hasta con besos) y me placería
ser raíz y rama y tallo
y sí, al menos, un fruta que cuelgue
en lo más alto para ella.

Del libro Las zonas del carácter / Sequoyah 1 / Sequoyah 2 /Sequoyah 3

Ofrenda para mis lectores


Cuando asigno a mis dedos su tarea
aquí, donde tengo el corazón
que sufre y canta, una letra yo dibujo
dulcemente, con emoción sincera
impregno la palabra.

Mi trazo debe ser intenso;
un rito de amor, con los primeros signos.
La tinta desbordarse, apasionada.
Lo hago de esta manera por 850 millones
de hermanos que no leen, analfabetos
que no han querido serlo.

Ellos no están exactamente
en tierra de abundancia
ni beben leche y miel.
No, todavía, en ese seno tan noble
del poema que acaricia una página,
falta algo más que una letra...

Este momento, si, compensa.
Soy aprendiz que emite voz
y dibuja su escrito.

Quiero leerles lo que tuve
escondido largo tiempo.
Me escucharán, al fin.

Doy mi anticipo, mi pequeña ofrenda;
rompo el silencio, no por todos...
Por aquellos que jamás han leído
sobre el papel mi aliento,
mi corazón, mis palabras.

3-5-1980


Del libro Las zonas del carácter / Sequoyah 1 / Sequoyah 2 /Sequoyah 3

Ella es libre


Ni modo que me crea el primero,
el único, el postrero, que madrugó
a saber que ella es un árbol de vida.

No soy el carpintero que techa su libertad
y la habita en un pequeño recuadro
y le hace jaulas ni soy el músico
que rimará sus cantos por vanidad
de reducirla a pentagrama.

No es musa que irrumpa, por encargo,
a la página alegre de mis existenciarios.
No es satanás erotizada, una culebra,
que ha salido del reino de lo oscuro
a fundar mi sexo con su sexo.

Ella es libre y por eso la quiero.
No es una diaria hostia consagrada al deseo;
pero acelera algún espacio de la noche
y es una llama y olor en carne viva
de lo desconocido y esplendor,
a veces ciego, pero siempre profundo.

Del libro Las zonas del carácter / Sequoyah 1

Sequoyah 2 /Sequoyah 3

La madrugada


La madrugada dentro de mí
ella la enciende
aunque sea oscura la noche sobre el mundo.
Con sus uñas, escarbó en mi tierra
y sacó un corazón, no florecido.
Su lengua como ápice se metió
en mi saliva y escribió sus serpientes.

Por eso tengo un nombre del origen
y participo de la Danza de Nut
y ella es el Cielo y la Nube que me cubre
y yo estoy bajo sus pechos, bebiéndola.

Con sudor de sus brazos, me enroscaré
en su geografía, resbalaré en su arcilla
y armaré la tersura con mis soles.

Ella es semilla y sol,
ritual de raíz y lluvia y, claro,
bailadora, frenesí geotrópico,
ova y valva, polen y útero.

Las zonas del carácter / Revista Sequoyah / 1

Mitología taína


El taíno vio las veloces lagartijas
(aquellas que antes fueron
gigantes alosaurios) y su dios
se hizo piedra debajo de las piedras
y lo adoraron artesanos de huesos
y predicadores de ciencia
y de cadáveres y fósiles;
pero el taíno dijo:
en el fondo de las fosas
dios sigue vivo y por el ombligo
canta y en el eco entre lomas
se escucha y pide areito.


Reconciliado con la muerte
y con sus ritos, el alma vuelve
y el indio sigue eterno
y sin llanto volvió a la faena,
cazador de peces
como antes de bisontes,
pizcador de ovas, algas,
careyes, burequenas,
conchas, aves, jigües
con presencia en los ríos
y reposó así, dios y el indio,
junto a las ondinas de Su Imagen
... porque somos del agua
y para el agua...
dijo.

Y se hizo así preguntante cimero
de su Ser; se bautizó
en lo secreto de su alma
por el porvenir que nunca se devela
por completo y es el misterio permanente
de sus días, su espejo humeante,
la Otredad que trasciende.

Estéticas mostrencas y vitales

Oubao Moin, isla de la sangre

... an hecatomb of broken hearts: P. Shelly

Oubao moin, isla de sangre,
Caribe turbulento, en cuevas de rojos ríos
me alcanzó el desamparo. ¡Más pobre que la rata
está mi geografía en regolajede quemón y chasco!

Con espada se atravesó mi pecho.
El imperio de ácaros, ciegos
por su maldad, sin decoro, gordos,
impetuosos, predecibles como tupíes
y caraibas traicionan.

Visitan este rincón donde la dicha
estuvo y la abundancia y el reposo;
ahora todo es rebujo y botín,
hecatombe, olor a muerte.

Isla mía, los mimes llueven
como lloros de almas ajadas,
vencidas, impotentes,
y el cielo ya no es claro.

Nos cayó la macacoa, Yukiyú.
En cáncano de mar, en escapada,
ancianos y niños palidecen,
se desmayan, y los golpean arrecifes.

Del caney secuestraron mis caciques.
En cadenas, a brujos de cálida poesía,
ví y quedé yerto; con espadas
y sabuesos a mis valientes se mata.

En carrandanga nuestro dolor
se apila y como a bobos de Coria
a esclavitud y burla, a trabajo,
a látigo, a inquina, forzaron
a mujeres y pequeños,
a los débiles por años.

¿Qué vestido queda a la esperanza
si la belleza huye, qué harapo
describe al generoso ágape
si el espíritu se apaga
como en espejo opaco?

A ésto es lo que llaman
la Hecatombe.

Estéticas mostrencas y vitales

El amor afgano / 3


Sus ojos negros se han abierto.
De improviso se encendieron, se extasiaron
ante el cielo eunuco, sin estrellas.
La abrí, la gocé y entendí su alegría.

Con mis ensoñaciones, la madera es dura.
Se une al júcaro, se ablanda en flores.
La semilla: cebada y leche de infinitud.

Y arando va y yo con ella, como mulo,
tiro del yugo y me duermo.
Despertaré con sus ojos.

El henasco es terciopelo
de alfombras mágicas
y mi cielo es Bagdad.

Derramo mis cascadas de Cabul
y mi pene es tallarola de fino acero
que abre las grutas, con hormigas
que transmiten afanosamente
la sensación del morir y el vivir.

De El Libro de la Guerra

El amor afgano / 2


La experiencia es como un gato.
Sabe pausar y recordar el reposo.
Desde sus viejas conexiones con lo oscuro,
fluye y continúa, se levanta y huye.

Sabe las velocidades de sus noches
y que el reposo es alarma que condensa.
Un eslabón que se urde en el futuro
y avizora caminos por su sobrevivencia.

Huímos de la sonrisa curiosa de otros ojos.
Y mi pezuña se asoma y ella cubre con velo
su mirada, su carne deliciosa, sus besos.
Como la gata huye; pero yo todo lo recuerdo.

No hay eventos ciegos para dos que se aman.
Mi experiencia y la suya ordenarán las mañanas.

9-21-2000 / El Libro de la guerra

El amor afgano


Afgana es la tierra de mi andanza.
Armado estoy con mi boca que la besa
en cada guedeja de su pelo de rizos oscuros
como cavernas diluídas sobre Nudos de Kuh-i-Babá.

Afgana es su estatura de Kadin.
Es como la diosa Nut arqueda sobre mí
y yo soy la tierra que acaricia sus senos
y chupa de sus Picos de Chaitan.

Es esbelta como un junco que a mis piernas
trepa con fruición y se prolonga
con himalayas texturas del Amu Daria.
Fluyendo entonces al valle desnudo que soy.

Afgana es. En satrapía persa supo cautivar
antes que ojos de Tamerlán, oblicuos, ciegos,
dejaran los cadáveres, sin placer y amor.
Dignidad de estos cuerpos expuestos,
fue ella, como tú y yo.

De El Libro de la Guerra

Espías en Afganistan

A cada hora pienso
sobre los pasos de mi niña
cuyo lindo semblante
tras el velo se cubre.

Los chacales de Kagera
no la podrán morder
ni kafires de Londres
ni rusos me la podrán quitar.

Hazañerías de infieles
ni con soles de Atón
la harán huila de su paz.
Lunas ignescentes en vano
a la noche suben, en vano
de la noche se irán.

Mi niña afgana es jovial.
Nació en Farah y su padre
hizo alfombras hasta que murió
y me dijo: ¡ámala! Obedecí.

La amé sobre el henasco.
Fui su verano, su khazneh
de soledad, su alegría
geográfica de ser.

¡Pero la hierba del henil
sangró, y no de regocijo!
Vimos a quiénes escondidos,
son seres de vela y aúpa!

Blancos, pálidos del Soviet,
perseguidores, águilas
de pulcra temeridad contra el amor.
Cuicos contra la libertad.

Ella los vio y dijo son británicos.
Que sea un espejismo, no temas.
¡Recuerda el cántaro que yo el cuchillo
jamás olvidaré, seamos carne otra vez!

De El libro de la guerra

La sangre profanada


La vida es sagrada, símbolo eterno,
y como breña vomitada está.
Mírala en las murallas pintadas
con los gritos de atropello,
mírala hambrienta, andariega
y sin camino, sin futuro.

Seamos tristes alguna vez,
adoloridos auténticos.
Lloremos por una herida verdadera
para que conozcamos todo
cuanto está dañado brutalmente.

Lo que todos hemos dañado sin saberlo.
Giman escuchen el dolor prójimo
y que salga llanto y vergüenza
de los huesos: la esencia pura.

Aprendamos a lavar la sangre profanada
y con angustia, jabón de miedo,
¡lavemos y lavemos y lavemos!

De El Libro de la guerra

Giman


Giman y escuchen el dolor.
Aprendan a temblar
porque un poquito de miedo
es necesario y rico como el sedimento
para la carne llagada.

El dolor es un bálsamo secreto,
río profundo, caudal que fluye
anónimamente, día día.

Su memoria, con engaño, se olvida,
pero está siempre en otros
preguntando si le sabes el nombre,
su entraña, sus heridas abiertas,
sus paisajes siniestros.

La tristeza neural,
como la sed del cruel, bebe
del cinismo consuetudinario
y se seca en la orilla de los vados
como hierba por todos escupida.

Aunque breves y secables sean las lágrimas,
el gemido se asoma tantas veces
y otras tantas se esconde,
el dolor chapotea en aguas frías
y congela los huesos
para que el corazón no reviente.

¡Por eso! giman mientras puedan,
escuchen el dolor en la mañana
para se enlutezca el olvido
y asesine el motivo que burló
en carne viva la porción
de húmeda sangre que les toca!

Del libro El hombre extendido

El entierro oficial




Han salido a marchar esta mañana
por los hijos de los moribundos,
por los muertos-heroicos
y los demonios meridianos
danzan con las velas encendidas
y conjuran la muerte.

Ayer salió un ejército
de matanza organizada
y encabezándolo iban los viriles,
veteranos, y atrás jóvenes
que no quieren ser cobardes
y se acabarán en orgasmo
con esa perra muerte, mordiscona.

Va la hija de Lilith,
adornada de banderas y sonajas,
invoca ídolos, habla y habla,
como si así se fuesen como nubes
el humo negro de ciudades condenadas.

La furia está encendida
por lloronas y desencantadas,
les femmes qui pleurent
y la guerra vuela como lenguas
que todo vuelven slogans
y perspectivas de los noticiarios.

Cada pueblo de la tierra
por sus tumbas lloran
y por la hediente ofrenda
que quema la mañana
por las noches ladra.

De El libro de la guerra

El luto # 2


Cada pueblo de la tierra
cava una tumba, sepulta su miedo.
El cadáver viviente de una Empusa
es su fuerza, su consuelo.

Una lágrima hermosa se atrapará
como una presa, el luto de la carne
lleva perros de caza
y la paz dolida al que la agrede
lo muerde, porque con llanto
también navega el odio
y se sofoca cuando las garras
ajotan, entre ternuras,
a la pezuña hundida
y al corazón con espinos.

Del libro El hombre extendido

El luto


El luto lava las paredes y cimientos,
se quiera o no, a veces lo que ocurre
que se ama la sarna tan cobarde
y uña y mugre son sentimentales
y se cree en Dios y el espíritu
y el caos presente con sus desigualdades
y el más allá
que promete Sión de lo alto
para el pobre, el triste, el menso
y el desesesperanzado.

Con el luto, en apariencia, a veces
las tretas vengadores se diluyen,
pero no se engañen,
es cuando más engordan
y se aferran al sucio.
La soledad nunca gana
cuando el numen colectivo lava.

La incertudumbre desespera,
pero nunca mata y la soledad es
que nunca se sacia a menos
que encuentres ese amor perdido
que la explica y esa redención
que es más ausencia que vestido.
La gloria del derrumbamiento
es morirse, al fin,
hoy no, mañana.

De El hombre extendido

El puñal



Un zarpaso es un puñal
que clava las mollejas,
pero el luto es dos veces puñal
y no hay remedio: penetra en la memoria
y lo abre todo y lo escupe y destaja.
Con amarguras salen los remordimientos.
Del escondite salen culpas y cucarachas.

De El hombre extendido

La falsa unidad


Porque somos tan vulnerables
y quebradizos entes,
en el juego de las cosas
y las conspiraciones, las lágrimas
hablan con su lenguaje y su miedo.

La muerte tiene muchas formas
y fantasmas y quejumbres.
¡Por ella se pide paz y guerra,
sin saber cuál es el orden,
cual ha de quererse primero!

Unidad es otro grito,
unidad de la patria
aunque hayan millones hambrientos
y otros tantos en prisiones
y unos otros, ladrones.

Consenso, aunque no haya un clamor
en lo profundo: las elecciones
son medidas del morbo y la alegría
y el carnaval y las balas y el encono.


Del libro El hombre extendido

El perro manso


Cuando más duele
ese espacio inexplorado, vírgen
de las cuevas y la necesidad y el tedio,
ese gemido absurdamente cotidiano,
yo soy terco,
perro manso
y lamo la epidermis de lo vivo
y clavo mi pezuña en el calvario
como matando la sustancia terrible
de las cosas, como mordiendo
por bravío mi propio llanto
y más bajo no puedo caer,
yo soy terco
perro manso,
toqué ya el fondo.
Ladro para subir,
ladro, con odio de mis pulgas,
canto, ladro y canto.

Del libro El hombre extendido

El templo de la libertad


A temple of liberty and beacon of hope:

Marquis de Lafayette

Encontré el templo de la libertad.
Y lo hallé lleno de mercaderes y de fieras.
Allí estaba la esperanza: andrajosa,
cubierta de gargajos, apaleada
por adoradores de insignificancias.

Aquel fue el templo, altar que tú, Pueblo,
propusíste para el mundo como regocijo futuro
de naciones. Y me preguntaron quién soy
(¿cómo que el pueblo no me reconoce?.
¿Por qué pregunta quién yo soy?
¿Qué no seré yo sino uno de ellos?

El templo de la libertad


A temple of liberty and beacon of hope:

Marquis de Lafayette

Encontré el templo de la libertad.
Y lo hallé lleno de mercaderes y de fieras.
Allí estaba la esperanza: andrajosa,
cubierta de gargajos, apaleada
por adoradores de insignificancias.

Aquel fue el templo, altar que tú, Pueblo,
propusíste para el mundo como regocijo futuro
de naciones. Y me preguntaron quién soy
(¿cómo que el pueblo no me reconoce?.
¿Por qué pregunta quién yo soy?
¿Qué no seré yo sino uno de ellos?

Criada necesaria de las certidumbres


… pero ésto es evidente.
Vano es construir un verbalismo puro
y volcarse en lo cerrado, impenetrable.
La vanidad sí habla, sí que habla demasiado
y la verdad se esconde. A gusto se reposa
debajo de la escoria. Premeditamente
se trinchera en lo oculto y lo parco.
Se afana en la cocina de las cosas,
trapea el piso y saca el hollín del mundo.

Triste lastre que se edifique una trampa metafísica
cuando la verdad abre el secularismo y presenta
su rostro lleno de sucios moretones, o sus cuitas
de criada en primer plano… Cenicienta,
sabiduría extrañada: pocas son las fiestas de tu gozo.
Ocasionales son los regocijos (¡tus regocijos, Cenicienta!)

Las voces prácticas del pueblo la convidan:
Baila conmigo, vínculo colectivamente amado
en despiadada comparsa. Baila conmigo, díme
quién eres, hoy que no he conocido tus harapos.

Educador que bailas con la visitante, verdad
es el misterio de ese ser apresurado
en el reloj de la herencia yacente de nostalgia.

La mentira no puede contra el hada
y apenas ha surgido un anfitrión en premura
que la quiera, momento dialéctico de cambio.

Escapó del palacio. La verdad
se largó a la lealtad con su trabajo.
Ya no sabe ninguno a quién se busca,
si a tí, verdad esquiva, o a tí,
criada necesaria de las certidumbres.

Del libro Canto al hermetismo

Homilía por el Alma perdida de América


Y los decepcionados, casi todos místicos
de armas tomadas, torturadores de sus carnes,
entes contemplativos, vecinos de las ratas oscuras
y rincones desiertos, miniaturistas de primorosa tierria,
dijeron al que batalla con su anhelo profundo:
¡Llámame a dar endechas, a cantar contigo!
Conozco ya la idea de tu mundo, ví a la inspiradora.

Es una carta-homilía. Un desmentido del Papa
al Presidente que la busca, al pueblo que la ha olvidado.
El espíritu de esta nación ha muerto.
Un atávico zapato no podrá resucitarla.
La Cenicienta ya no existe: la mató la caída
de los precios y la Gran Depresión del 1929;
la hirió, al comienzo, la revancha de Andrew Jackson
y el cierre de los bancos de 1819 y el sucesivo Pánico del ’37;
los rusos la asfixiaron después de la Guerra de Crimea;
el colapso de cientos de bancos rurales la asesinó
sobre montañas de avena; los sureños apenas
la convalecieron con el Reino de Algodón
y la economía del esclavismo.

¡Pero ya ha muerto! La hirió, también,
la Guerra Civil, los reajustes del comercio mundial,
el Pánico de 1873, los ciclos deflacionarios!

Y con copia a todos los mandatarios
y a liberales del mundo, la misiva circula,
de decenio a decenio.
Leáse en cualquier plana mayor
de los diarios influyentes de todo el hemisferio.
En la Huelga de Pullman se mata su presencia.
Con el oro de Morgan se ha comprado su féretro.

Sobre tí hablan, perdida Alma de América,
de tí, simbolicamente: Cenienta fugitiva y Amada.
Y lo que dicen conmueve, conturba, entristece.

22.


«Tu presencia no es en ningún misterio indecifrable.
Ni anomalía que exija la rata roja o la paloma blanca.
No es superstición ni es magia de ratas negras
lo que explica que tengas en la urna su zapatito olvidado,
su escapada, su prisa después que la abrazaste,
cinco minutos antes de la medianoche».


«¡Cerca de tí vivió siempre a quien endecho,
endéchala conmigo!»
… porque tú actualizaste
su imagen, la imaginaste no en la conciencia
del mundo, o el mundo en la concienia,
tú la inspiraste y quien no puede conocerla
no la hallará aunque viva en lo cercano
de tu casa; endéchala conmigo porque
el Dédalo de la subjetividad no la retiene.

«¡No puede retenerla o conquistarla
porque es revelación interior y, al mismo tiempo,
externa como esta sociedad desterradora
que quiere a Dios dependiente,
a la Naturaleza esclavizada,
a la historia y la raza cogidas por el cuello,
hipnotizadas en la barbarie de los días
y los azares subjetivos de las noches»…


23.


«Murió. Te dejó como recuerdo
un zapatito perdido, una tibieza dulce
de su cuerpo, un cristalino fervor de su mirada;
pero vivir enferma y el sueño es
sólo paliativo pasajero; no hay descanso
cuando ella se revela, ella que es real
como la muerte y el remedio del último reposo».


«¡Endéchala conmigo!» porque vivió
todo lo que pudo y era transparente
y pura como el cristal de sus zapatos;
no pudo contra el polvo que la llama,
no pudo contra el raterío que la circunda,
ratas negras de impureza,
cuervos que la atacan con graznidos.

«¡Ya no está aquí; se fue a las otredades
de otros campos magnéticos, más libres
que la presente intersección de todo!»

«Se fue tan injustamente despreciada.
Como un sueño hueco que se olvida».


De Canto al hermetismo

El canto de un pie



¿De quién será este zapatito,
de qué rosado y lindo pie?:

Rubén Darío


¿Quién será? ¿y por qué es ésto?
Un pie es mucho más que un pie.
Es base, sostén, dirección. apoyo.

Investíguese sin pie de paliza,
prioritariamente, por lo tanto,
quién fue aquella que se fue de palacio,
sin que le fuera informada a las Autoridades,
al potentado de América y el mundo,
sobre la dimensión espiritual de ese balance
y sobre ella, que se fue sin ningún consentimiento.

Y tan esencial soporte fue la niña…
hoy fue una zapatilla (el objeto perdido), pero:
¿qué tal si hubiese sido un dedo, una pierna,
unos ojos, un séptimo sentido, una información
clasificada, un genio mágico?
Es un secreto de Estado.

Estoy a cargo de este asunto delicado
y el Gobierno espera mi respuesta:
¿cuándo sacan el pie de las alforjas
(las dueñas de zapatillas), quiénes entre ellas
si un gañín las invita a la folla, se pondrán a gatas?
¿Han de ser cuatro pies, o con tres que resistan
el culimpinamiento y el bálano, o pie de burro?

Esta es una metasicología: el comienzo
de la dicha de un Estado. Vamos a investigar
meticulosamente y han llegado farsantes
a medirse el calzado; a mentir, a reclamarlo.

De Canto al hermetismo

El viejo sabio


Porque les dijo que se limpien el culo en los infiernos
y lo dejen a él en su lugar que habla de vida,
lo vino a conocer el poderoso, el rey enamorado,
el que promete las villas y castillas.
«¡Ay, Viejo Bueno, ciego sabio», mucho
que esperé tu asesoría, tu buen consejo,
y me dicen que callas, no me has ayudado!

Alegre hasta la jactancia, te invitaré
a que cantes y que me cuentes a quién admiras,
a quién amas, con quién comulgas,
con quiénes otros cantas y armas sus meditaciones.

¿A dónde dices que vas, cuál fue tu origen,
en quiénes has confiado tu futuro, quiénes
te acompañan, sabiendo tus afanes cotidianos?
¿Acaso es cierto que eres el tío de la mujer
que amo, la niña que olvidó su zapatilla?

¡Hábleme uno feliz, venga a mi lado
antes que sea tiempo de mortajas y duelan
de veras los huesos, o se nuble la luz y llueva fuego!…

¡Háblame, Viejo Ciego porque ésto será lo terrible!…
y mira cómo, por no hablar, ya te vienen matando…
Que no sea yo el que no te vea, diariamente,
ni te conozca en rigores, yo que te saludaría en la calle
te detendría en la plaza a conversar, que no sea yo
quien te vea morir por alguna de mis causas…

¡Esto es terrible para mí, Viejo Ciego!
Que la que vive cercana y presupongas
la realidad más bella, nunca te espere
y te planté un dolor como cornada
que no acabe, o parezca
que duela para siempre.

Del libro Canto al hermetismo

Maldita sea la muerte


¡Maldita sea la muerte y los que dicen
que los muertos cabalgan a prisa,
malditos los que afirman que la muerte
es el menor de todos los males!

Me han invitado a morir a destiempo
estos informantes del estrago,
estos seres de pies sucios, polvorientos,
y les maldigo, no puedo evitarlo.
¡Maldita sea su necrofilia innata!

Curan los males que no tienen remedio
con medicina amarga, con purgantes
de intenso desconsuelo y la vida sigue aquí,
para mí y todavía, y esta corte de voluptuosas zurrapas
y hediondo sedimento y estos malditos interrogatorios.

¡Que no sé pactar con la realidad como es!
…oigan que ha dicho quien invité a descubrir
cuán bellamente se habría abrazad o una niña,
como la Cenicienta, mi sobrina, a quien
tan bien conozco, cuánto hedonismo se habría
embellecido su palacio, si hubiera dicho:
me voy, pero regreso.

Más no fue así, ranas meonas,
torturadores de lo verdadero.
Se fue, se fue, y estuvo asqueada.

Lo que regresa es real, lo que se va
como mentira no vuelve; ¡cuánto quisiera
saberla como una perra viva, no ya dama,
bicha del Elche, algo vibrante, sin misterio.
Si ha muerto acaso, como alegan
es que soy yo cachorro exangüe, león muerto!

No te creeré, no… Que no vengan
los decepcionadores, refranistas del luto,
taimados acaboses, sinestésicos aménes;
que no se asomen a confirmar la tortura
y la mentira con que me han herido.

La Cenicienta vive. Mi sobrina está bien.
No quiero aquí señal de Thot ni a guías
al sendero del sepulcro. Ni plegarias
a inmorales ni a semidioses ni a resurrectos.

Mi realidad aún vive.
Los malos agoreros son ustedes
porque no les he dicho dónde vive.

Del libro Canto al hermentismo

Consejos castrenses


Los sofistas sí que dan buenos consejos,
ha dicho con su ironía el papilla de marras.
Tu vida es primero.
Tu responsabilidad es sobrevivirte
no importa cómo ni ante quienes, el precio
.

Los sofistas, con argucias, instruyen
a los militares y los exterminadores.
Ustedes no son asesinos.
Su violencia es justicia.
El peligro y el azar, sus enemigos.
A la seguridad de sí mismos
podrán llamarla el orden conquistado
.

Destruir es asunto de inteligencia
y cada zona de exterminio es predefinible,
justo antes del crimen, como los objetivos.

Los sofistas son retóricos consumados
y maestros bien pagados. Y observa
lo que, desde la Restauración de 1660,
dijo Hobbes, pensionado de Carlos II:
el hombre es un ser apetente y perverso,
antisocial, bien que se vale matar
al que es salvaje, lobo fiero contra el otro.

En estado natural, se contendrá al salvaje,
por su peligro, o sus inclinaciones.
Defínase pues un Estado, una clase elitaria.
Alguien tiene que encargarse de matarlos.

Del libro Canto al hermetismo

El soldado sobreviviente


Dijo que fue su decisión no verse castigado,
subyugado, torturado, mal herido o, en fin,
eliminado y él escogió sobrevivirse,
verse vivo. Admitió la moral de otros a su lado.

¡Y los seudos maestros dijeron: Bien hecho!
Y lo consolaron: vida por vida, tu vida.
¿No es cierto? Al fin y al cabo, lo instruyeron:
Tienes suerte. Te eligieron. Te premiaron.
Has vencido la muerte sin saberlo
y hallaste gracia a los ojos de quien
pudo ejecutar tu asesinato.


A ninguno habían perdonado en la villa.
¡A él… por ser fuerte, ágil de piernas y de brazos!
Era joven. Reclutable. El sí podía ser soldado.

De Canto al hermetismo

El chantaje


Survival is man’s fundamental physical need.
An self-esteem is man’s fundamental pyschological need:
Frank R. Wallace


No hay místico pecado original.
Lo que existe es un delito vilmente perpetrado,
tolerado obscenamente y repetido.

¡Callar los homicidios que comete el que manda
es vivir mitad muerto, sin estima!
No dejar que sobreviva aquel que necesita
y se esfuerza en hacerlo es alto precio.

Es un chantaje: sobrevivir sin volverse,
por gratitud o complicidad, otro asesino.
Está citado el Papa, ex-viejo sacerdote
excomulgado, que se pontificó como sumo
en libros que lee al ciego, sus Encíclicas.

No hay místico pecado original;
sólo unas ganas de satisfacer la presencia
del aniquilador y olvidar lo que pide
si acaso a tu vida perdonó y extendió amparo.

Que lo ayudes en sus represiones.
Que perfecciones sus técnicas de ultraje.
Que encobardezcas la consciencia
con el rito de la sangre y el oprobio.

Será un sobreviviente si neutraliza la memoria
de lo visto y satisfecho y complacido,
se vuelve cómplice y perjuro.

Del libro en preparación Canto al hermetismo

Los sofistas



Sócrates, rodeado de filósofos de la tiranía sofista

Vemos las cosas no como son,
sino como nosotros somos:

H. M. Tomlison


Los sofistas no creen en la inocencia.
No hay bondad absoluta. La iglesia miente.
Puede que ésta asesine mucho más que el Estado.
Ha dejado de sentirse dichoso todo hombre.

En cada rincón, el Leviatán se levanta
sin preguntar el cómo de las cosas
ni el por qué ni para qué. La vida es una escuela
de violencia y acoso y el Destino, un buitre depredante.

Cada vez es más difícil convivir: los sofistas
lo arguyen. La tribu no cantará con sus vecinos
y sus tambores serán como avisos
de guerras permanentes.

Dios tiene hijos sacrílegos y todos llevan leña
al monte y con sus leñas levantan las piras de la muerte
y harán títeres del Destino a cada ser humano.

No dés un higo, mortal, por ningún humanismo.
Nada vale, más vale el frenesí que muerde
y la rondilla de cualquier vagabundo
y Judit que corta las cabezas y utiliza la hermosura
que ciega a los borrachos y los necios, cualquiera
sea su poder y el colmo de sus temeridades.
Más vale un crimen artero
que un utilitarismo avergonzado.

Cuídate del privilegio de las revelaciones
y del código ingenuo del éxtasis. En dominio
de sacerdocios y de clases, los puñales están
bajo la mesa, tras el beso judaico, tras las manos
que se limpian en lavacros; en toda parte un crimen
y un cohecho, y una maldición y un enemigo.

No te confíes en nadie,
menos en labios paternalistas, menos
en saberes reservados, arcanos aparentemente
puros, inicuos, exclusivos y privados.

Esos homicidios duelen más que el barullo
de la masa. Los detractores desfloran
con el sutil estigma de su engaño y su recalcitrante ira
absolutiza el desprecio. El que esté a las duras,
aguarde las maduras. Sufra, jódase,
muerda la incertidumbre antes que el provecho.

… porque el pueblo es ilógico, no entiende la calidad
de aquello esplendoroso, lo elitario. Es un rebaño
de rudas reses de ecoforia frente
a los representantes de lo privilegiado.

Del libro inédito Canto a los herméticos

Solipsistas


Los herméticos no se despreocupan con ninguno.
Se desconsuelan, no descansan. Dicen ser,
unión, bondad, certidumbre, y no saben qué
dicen… Son solipsistas en su vaniloquio.

Cómplices de algo singular y limitado,
pero batallan por añadir lo trascendente.
De lo que no tiene origen quieren parte
o de lo es origen de todo se agencian
el extracto, lo roban y repiten, vocingleros.

Viven en los limbos, presos en palabras vacías,
en misterios impenetrables y, en cuanto tales,
engañan y se ausentan de la fuente
de las cosas, reserva de todos los placeres.
Lo que ignoran es tan simple:
el supremo valor del universo
es la consciencia individual.

Del libro en preparación Canto al hermetismo

Fray Bartolomé

A Fray Bartolomé Las Casas (1474-1566)

Porque la muerte es la transición que vibra
en andanzas, en jaldas de caminares, cuesta arriba,
llegó el historiador, el prelado y el artista
de una paz extraña. El buscó que haya obra,
que se levante un mundo,
que lo sagrado se abra
y el proyecto se edifique en gloria.

El insinuaba la colonización sin armas,
el trabajo de la fe en recto espiritu social.
Eregir es consagrar cuanto se conoce,
dotar en el sentido de que una esencialidad
que sí, se quiere pura, esplendorosa,
dará las directrices.

Desde 1514, él lo quería y lo soñaba
y se fue a Cumaná, organizó su colonia de labradores,
el primer proyecto de la fe y el trabajo, de la compasión
y el futuro, pero, ay tristeza, fracasó.
Venezuela, el fracaso.
Hay muertes económicas, hay muertes homicidas,
hay muertes como aquella de 1521,
utópica en el fondo, muerte gozosa para el vil
a causa del desprestigio organizado.

«Cumaná me has matado». La matanza
fue ejecutada contra sus colonos en faenas;
sembradores de ilusiones,
labriegos a la tierra convocados
y, finalmente, pasados por espada
de crucificadores.

Entonces, él se hizo dominico.
Un año después de que dijeron lo que hoy:
«Es utópico, majadero, mentiroso, soñador
del lado equivocado».
Obispo de Chiapas (1544-47),
fue entonces y su nombre, Bartolomé.

Como primer prelado de América se le conoce
y fue nombrado en medio de matanzas, envidias y rencores.
Amaba al indio, al negro que heredaría el mismo
mal servicio y mal trato. Ay tristeza, tendría
que ser-obra de la obra de sus iniciales rectitudes.

Para que evitarse los equívocos al erigir un templo,
al rehacer el proyecto como tierra redenta y nuevo reino,
dijo que hasta en la fatalidad de la ausencia de dios,
el mundore genera el mundo. Obtuvo la cédula que prohibió
la esclavitud, al siervo en trabajo brutal y obligatorio.
Fue en Perú, tras su viaje (en 1530) a la Metrópolis.

Ya todos en América, de Nueva España al Caribe,
lo supimos. Las Casas no se duerme en los laureles.
Viejo trabaja, viejo vive, para ser la obra
de levantar un mundo, un eterno recuerdo.


6-6-1983
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Así será consuelo


¡Que te vea, sí,
que pueda verte quiero
si vas a ser consuelo!
No voz del ser que duerme
ajeno a percepción y sensualismo.

Tlanihuic, de teja abajo,
mis pies de matorral están cansados.
Luz y sombras se alternan.
Quiero más que vientos atrabancados.
El que existe que no esconda su voz
ni juegue a la entelequia.

¡Que se vuelva oxidasa citocrómica
y solidifique su arcoiris
sobre mis matorrales!
Así será consuelo.
No Dios ni neuma
ni sé yo qué carajo.


2-18-1981 | De El hombre extendido | Antología / Carlos López Dzur

Lamiae


El futuro ya llegó. Inmutable, cotidiano,
según la propaganda. Un presente de
espectadores anónimos, apáticos, demasiado
extenuados y miedosos, como woopies
oye las proclamas: Lamia es el hoy, orín
del futuro apedreado, vaho de la ira
con que del tiempo cae, malherido y placentario.

Nació a destiempo, madre humillada
de la noche y la venganza. Llegó sin avisar,
futuro prematuro en tierra de violencia:
lamiae con leche amarga y tristeza,
reina de su melancolía. Raza devorada
y devorante, era monstruosa. Demonia.

La reina llegó, infanticida y caníbal,
con fama bruja y xenofóbica. Es serpiente
y Maya del territorio oscuro de caverna.

2.


¡Tanto vivir para verla como al pánico mismo!
El futuro que devora a los niños y se enloquece
con el poder del homicidio, o los celos que asfixian!
La reina llegó. Mara / Maya / Lamia y su presente,
que es tan provocador como nadie lo espera.
Ninguno se afanará por construir las perspectivas.

Posibles contenciones a su ira.
Al contrario, van a pervertirla más, a perpetuarla.
Van a reirse de las cuitas del futuro,
van a globalizar su desvergüenza, su mal sino.
Nació sietemesina.

La vieja reina de las loas, amada Gran Fortuna
del Futuro, tocó fondo, cayó como piñata
y vino por venganza a pedir cuentas.
Sólo que hay peores asesinos, generaciones
que la odian; al parecer, sin motivo.

Sólo la temen los cansados,
los que ya no pueden hacer otra cosa que verla
por la tele, oírla en radio, leerse magazines.

Ya perdió el Rostrum en el Foro de Roma;
ya perdió el espacio, el pasado en el ayer
y la misión con que a sus hijos deseara.
Se quedó tan sola, la reina, emisaria del futuro,
sin la racha que tuvo de esplendores.
Hoy es la época de barbarie que vivimos
porque el futuro es ella, soledad y amargura,
desencanto y venganza, nihilismo y apatía.

3.


¡Esta maldita barbarie!
¡Este discurso triunfante de puerta que se cierra
de un portazo y sangra las narices del que llega!
No hay tiempo que anule el presente
en que se vive en función de lo inmediato.
No hay paciencia que aguante un giro
en la rutina cotidiana. Ya se dio todo.
Murió la dialéctica con síndrome de asfixia.
Murió hasta el propio Dios con su santoral
de varones y beatas, amparados entes, vestidos
del narcisismo de ángeles que nos amaron
tan incondicionalmente hasta que un día,
por amor traicionero y mendaz,
perjuramos con un vínculo enajenante y homicida
que nos ha vuelto sal en medio de las cosas
y ciudades, en cercanía de esa Lamia
que se quedó sin foro y no obtuvo otro púlpito
que el odio y el temor de generaciones posteriores.

4.


El futuro ya llegó y con Lamia trajo lo que trajo:
(1) las economías transnacionales
(2) la producción industrial de la cultura
(3) el ser idiota, despolitizado
(4) el rebaño que selecciona al Pastor por multitud
de slogans ganaderos y (5) la penetración cultural
ya consumada y la demagogia, su praxis
y el sofismo, su sabiduría... Y, es cierto, la barbarie
está más clara y evidente que jamás lo estuvo.
Argos es el gigante Cielo de esta noche.
Abulia inmisericorde. Hermes lo duerme
con los acordes de la flauta del presente.
Hera le arranca los ojos / las estrellas / y lo exilia
en la cola del Pavo Real de los pasados.
Lamia trepida resquicios sin hallar su consuelo.
El futuro se reventó en la Nada y ya no existe.


* * *

El trabajador enajenado


El quiso forjar una obra, tener una tarea
y para hacerla tenía sus ojos.
Decía, con ellos, el mundo existe,
territorio me fue dado, o estuvo ahí,
siempre, y yo lo acepté y lo quise.
En cuanto tal, sería mi tierra-patria-horizonte.
Ahora pregunta qué tiene, o qué forjo
(el hombre que quiso hacer una tarea
y decirse trabajador y honrado).
Aún sigue teniendo sus oídos,
con los que escucha diversidad de cosas,
incluyendo el viento, el trueno, o el lloro
de su parturienta, o risas y pataratas infantiles.
Oye que el ser no existe, o es incomunicable.
Ya no se atreve decir Soy ni en soledad.
La duda lo carcome; tampoco ha de decirlo en público.

Todo lo pensable no es tan bueno
que se diga, la imaginación se ha vuelto un entredicho.
Lo pensable tendría que ser y lo que es
no puede ser inverosímil. La primera ley
ya pide que su tarea no sea absurda.
No se invente o construya, por ejemplo,
un caballo con alas. O una libertad
fuera del mundo. Que no la tenga en sí
ni como pensamiento.

El quiso hacer una obra y tenía sus manos
para edificarla; pero su trabajo ya no es suyo.
Es trabajo forzado. No es la voluntad con qué pensó
en hacerlo, desde que vino otro y lo convenció
que el trabajo es externo. Suya no son siquiera
esas manos, esa tierra que pisa, ese taller
que lo cobija para que satisfaga al patrón
que pide: «Ház mis cosas; yo te pago».

El quiso hacer una tarea para sí
y con ella decirse un creador, útil y honesto.
Hoy le informan que no puede
aunque tenga aún los ojos para ver las herramientas,
oídos para que, por voz, se le instruya,
manos para que se ejercite;
pero lo han convencido, además, de que él
no tiene ser, sólo funciones animales,
no espíritu. No hay que trabajar por la Verdad
ni por el Ser, ni las Grandes Cosas propias
(la personalidad que lleva dentro).

El que quiera trabajar por el Ser
se funda en lo impensable, el No-Ser.
Entonces muere. De nada le servirá
la vida de sus manos, la idiosincracia,
el ánimo. El buen deseo. La voluntad iniciadora.
Si no quiere sentirse como un animal,
trabaje de acuerdo al reglamento convincente:
la palabra no es pensar, ni es la idea ni el objeto
ni el conocimiento del producto.

2.


Alguien quiere tu trabajo. Se fijó en tus manos grandes,
duras, próvidas. El las vio con unos ojos que no son soñadores.
Son como deben ser, calculadores. El concibió el proyecto
y dijo que la verdad es la presencia de tus manos
y su opinión y su parecer. No el tuyo. Hoy no eres
siquiera indispensable. Muchas manos hay
como las tuyas y, sin tus ojos, hombre pobre,
sin tus ojos que sueñan y producen pajaritos preñados.

Hoy se te ofrece un contrato. «Tómalo o déjalo».
Quien te lo ofrece no tiene prisa de alimento
como tú. El ya triunfó con la técnica que es suya.
El es como Gorgias. Tu verdad no le importa.
Tu dignidad no la mide por tus sueños,
sino por tu derrota. Tu impotencia.
Y él adivina en que devendrás si rechazas
la retórica macabra que tiene su contrato.
Harás como todos los que no tienen el poder
ni la riqueza ni las herramientas ni el Estado.
Comerás fetiches en la mañana, fetiches
en la noche y, entretanto, al mediodía...
mierda y miseria, hombre pobre.


3.


El quiso forjar una obra, tener una tarea
y para hacerla tenía la voluntad, hallar en qué ocuparse,
vencer el ocio, no querer escindirse en preguntar
en nombre de Quién o quiénes sudar por el pan diario.
El era un ser honesto, no mataría para darse alimento,
él quería ser humano, no una bestia,
y su miseria era real; él no quería fantasmas
con los cuáles debatir aquella verdad de sus orígenes;
tengo hambre y la familia entera de mí espera
alimento y Gorgias dijo: «No hay Ser y si lo hay,
de cierto que es incognoscible e incomunicable».

Por eso estuvo allí, tan triste
(el hombre que quiso hacer una tarea
y decirse trabajador y honrado).
Mas ya no estaba soñando suavemente
que él transforma el mundo cuando, en realidad,
es el horizonte de congoja, la sociedad de otros,
la que lo transforma y domina.

El ya no quiere un Ser inefable, prodigioso.
Ya se dice arrojado; él no hizo el mundo,
pero Dios tampoco parece que se acuerda.
En fetichismos divinales sólo se expresa su impotencia.
Y en el ocultamiento de su miseria, no se consuela
porque la entiende en el estómago y en el taller
que no produce para sí, sino para el que explota.

*

Sequoyah /
Sequoyah 2 /

Sunday, November 18, 2007

Mi pesadilla


Ve, destruye a los pobladores de Amalec,
y házles las guerra hasta que les acabes:

1 Samuel 15:18

Y Saúl derrotó a los amalecitas desde Havila
hasta llegar a Shut, que está al Oriente de Egipto.
Y tomó vivo a Agag, rey de Amalec, pero a todo el pueblo
mató a filo de espada:
1 Samuel 15: 7-8

...pero, ¿cómo ha de ser que duerma yo
si los nangos, forasteros necios y aguerridos,
se asoman por mis ventanas como mozalbetes
mocarros, vanidosos de bronca,
y maldicen mis dioses y sistemas;
se burlan del cayado que con mi paso
se arma y quiere afirmarte
y ser caribe, como aquellos ancestros
que me díste con el ejemplo de Saúl
y Samuel, el juez, que cortó la cabeza
de Agag, el perdonado…

¿Qué? ¿No sabes que donde estoy
(como David cuando fuera perseguido
por Saúl en la tierra de Nod)
más de 20,000 inocentes cada año
son traídos con engaño para explotación,
son forzados a trabajo, a sexualidad ilícita,
en la Tierra del Sueño Pesadillesco Americano?

¡Al narcotráfico involucran,
a darse dicha falsa con el dólar,
a instigar la metagnomía,
a burlar la visión intuitiva
del Altísimo con el escapismo,
el juego, el fraude, el consumo!

¿Qué? ¿No sabes de los nuevos mercaderes
de paraíso, que blasfeman los regocijos
de tu pacto, tu ley universal,
tus reales formas de misericordia?

Gato por liebre dan al perjurar
en el lenguaje de los dólares:
In God we trust, en Dios la democracia y el delito.

¿Qué? ¿No sabes qué difícil es decir
como David: Dios que me ha librado
de las garras del león y de las garras del oso,
él también me librará de la mano de este filisteo?

Saturday, November 17, 2007

La síntesis dialéctica



La insurrección compone muchas
de nuestras sinfonías:
Néstor Barreto,
en Legión: Poema pánico


Y a ese niño lo llamé Zaín, mi Espada.
Y lo desnudé para que fuera al encuentro
de la Amada, frente al Arbol de Cinco Frutos,
Mis Sentidos, semejante en gloria a los suyos.

En el árbol hallarás a mi Amada que se enrosca
como se dijera: Mi fuerza son impulsos primordiales
de Compañía, unidad de los polos opuestos.

Mi Serpiente copula en Shejinah como Zaín
ha de hacerlo en mis jardines terrenales.
Un regente de Mercurio lo observa, un ángel
de Gémenis flota, espión, en el aire.

En los Enamorados bendigo mi pacto, la Unidad
por los siglos de los siglos y hago que desaparezca
todo encubrimiento y vestimenta indeseable.

Como a niños, Soy yo quien los visto y los desnudo.
Equilibro sus consciencias cuando les atraigo
y les doy por disyuntiva: Armonía o Desamparo.

2.


Todos los pares de opuestos, por antagónicos
que parezcan, son complementarios


Desnuda todo pensamiento ante Mí,
en particular, la opinión de que alguno es, en la pareja,
mejor al otro. En subconsciencia de luna y mujer,
dí la impulsión al moviento, amor al placer, a la vida natural.
A los pares opuestos destiné a complementarse.

En carne troqué el polvo, en onticidad fueron
Mis Hijos de Adama primero que en espíritu,
y la ideación fue mi regocijo.

Zaín, habla cariñosamente a la mujer que está
ante el árbol de Mis Cinco Frutos: mírala porque
en subconsciencia se esconde, se activa y urde.

Sin embargo, nada hay más hermoso que ella.
Su voz ya, de por sí, es dulce; sus pies, sus dedos
y su tacto, más ligeros, más suaves, más acariciadores…

Antes que, con Espada de juez, discrimines, entiende
que con sus cinco frutos te probaré. Con sus cinco sentidos,
complementaré sus actos. Juzgaré sus pensamientos.

De modo que rodéala y háblale con cariño;
oye y mira, Amante, porque ella es parte
de mis paisajes y multiplicidades formales.

Oyela, Zaín porque aún lo que mis pájaros cantan
es deleitoso. Bésala porque su boca es sabrosa
como todos sus frutos… ¿no dije al «pueblo mío,
ve y oye»; acaso no dí fleromonas,
atracción química, a las simples criaturas?

Aún a ti, pueblo mío, doté de olfato
para que tu ofrenda sobreabunde de olor grato,
¿Acaso no llama con su olor la abeja reina a su macho?

En la subsconciencia de hembra, la desnudez
no será vanidad, así saltará la cuica y verás
sus posaderas, sonrisa en labios. En desnudez,
conocerás la espada con que discriminas,
Zaín, tu autoconsciencia, Zaín. Recuerda pues,
ante mis ojos, también estás desnudo.

3-06-1994 / De Teth mi serpiente

Ella / Isla / la Amada


Sospeché la geografía de ese cuerpo hermoso.
La isla nacería, su décima esfera de Caribe,
sus chispas de tikkum entre las olas,
extensión de su materia y monte santo
en el centro de Luquillo.

Nacería, Ella / Isla
entre pepinos y lícuos culebrinas
a las afueras del Valle del Yagüeca,
entre añascos y lares-libertarios.

La novia vive, dije,
predicha en la corona de Keter,
el punto primordial, lo oculto de lo oculto,
y por nueve caminos la busqué
hasta que dijo: «Existo».


Tierra mía


Matría, patria, te buscan los amalecitas.
Enemigos míos son. Condenan tu hembritud.
Se transforman en ácaros, en pulgas
que te comen el útero, que buscan el cobre
en el fondo de tus minas y cordilleras.
Quieren prostituirte y hacerte cascarón
y tikkum, residuo de mundos
de vasijas rotas y vestíbulos demónicos.

A tus enlaces los llamaste santos,
pero con doctrinas de la muerte
te dan besos de Judas. Te afligen.
Te venden en la esquina de piratas.
Te incendian en Arecibo, en San Juan,
en San Germán, en Añasco.

Te bombardean con doctrinas falsas
para que se destruya el Estado Nacional
y soberano de tu Altar en la Tierra.

Amada mía, estás llena de ladrones,
ganapanes que por monedas
te machetean el alma
y te vuelven la crédula de las proclamas
de Miles y siervos de los Imperios coloniales.

Sobre Teth / Aracelia Maldonado-Greene / Teth

El Todo-Nada


Todo proviene de la Nada, del dónde oculto, Ain. Ninguna cosa ha podido dejar al Ain Soph. El principio de tu existencia es Ain, Kéter… Debes saber de dónde provienes y a dónde vas: Tratado de Avot


Estoy comparando la bondad de conceptos cuya existencia a menudo me cuestiono con una paranoia que me impide ser justo del Todo y una euforia que me impide del Todo ser malo: Néstor Barreto (poeta puertorriqueño),
en: Legión: Poema Pánico (2001)


Quien es lo Sin-Fin, el Todo-Nada,
el principio de toda inteligencia en lo inmanifestado,
no te dirá Aléjate, tampoco dirá:
Acércate
antes del parto del Reshimu.

A la Llama interna, Shin dijo vén.
Y en la unidad de lo Eterno está el carbón,
la esencia de lo cambiante.

Al Cambio (Shinui), lo inalterable de Havaiá,
con voz de espíritu, para el neshamá humano
se dijo acercáte, y tén entonces los ojos puros
como Abraham, Isaak y Jacob,
porque 400 mundos de placer divino
disfrutarán en Mi Porvenir y 613 fuerzas
puse en cada Rostro, el tuyo en particular.

23-04-1994

2.


Cuatrocientos metauniversos, moradas selectas
conceptualizan la realidad de mi Corona.
Enigmas son de mi Gozo. Con espíritu de Schiloh,
Elohim ha seleccionado al morador.

Lo separa de la esfera de la Multitud,
de la onticidad de los útiles.
De las pasiones de los vivos.
El ser divinizado escapará de las aguas.
Elohim mismo es el pescador.

El que corta el prepucio de maldad
estraga la materia plástica y, por igual,
la bondad. Ain Sop el mundo es
para que tu ser sea puro entre lo puro
y vayas al viaje, a lo Sin Fin, y no sea
otra tu distracción, sólo la unidad y el servicio
en la resplandeciente Luz.

3.


Pragmáticamente hablando, la poesía es uno
de los pocos recursos que tenemos para rescatar
la individidualidad que se hunde en el fango
del materialismo:
Extor Henrique Martínez

The poetry of earth is never dead…
John Keats


Al glorioso Sol de la Tierra, camino hacia Maljut,
con su luz manifiesta, lo ví. El niño desnudo
sobre un caballo blanco galopaba.

Miles de flores rojas quedaban a su paso.
Incontable humanidad esperaba por él,
el portador más simple de inocencia.

Con la imagen del Niño discerní sabiduría,
restauración. Naturaleza y Arte proviniendo,
no de exaltada animalidad, sino de espíritu
y centralidad autoconsciente de Energía.

Aún así, al verlo sentí miedo.
Tarde o temprano, hay de querer matarlo
y ojalá se sepa / o pueda defender.

3-06-1994

4.


Porque él no es una efímera victoria de lo bestializado,
por el decurso mútiple de la Eternidad. fue procesado.
Su corazón percibe el Tiempo, ese tiempo inmóvil,
que no le dio mañas de reloj de horitas fijas ni los artilugios
que desesperan. El dijo: Existo porque quiero.
Y no es accidente del fracaso ni el dolor lo afana
Su tiempo es perfecto y como hojas de un libro
se comprimen y lee como de infinitos planos paralelos.

A donde quiere él va. En cada época se presenta.
Su cuerpo elige, su habitáculo, modelo de realidad,
entiende con su sabiduría. Es un viajero que
al padre externo, darwiniano, va por vida secuenciada;
pero aún es más. Mentalmente, conoce el universo
y el origen, sabe lo que tiene su extremidad
en el futuro y escarba en tiempos negativos
y aterriza en realidades fluídas, trascendentes.

8-06-1994

Entrevista en torno a Teth / por Aracelia Maldonado-Greene / Teth

Meditación sobre Artemis




Artemis, diosa lunar

La única musa que conozco es la intuición:
Extor Henrique Martínez

A mi hija Gabriela y al arquetipo de Artemis…


… en las llanuras esteposas, en selvas donde ninguno
cultiva, yo ví las niñas desnudas y remotas,
ví las ninfas que danzan alrededor de manantiales.

… yo no sé si había dioses, o ángeles o potestades
extrahumanas, metafísicas. En los campos de Chesed,
o en las montañas indómitas, aquí en mi mundo, aprendí
que la Luna las esconde con su misericordia
y todas ellan son íntegras, perpetuadamente puras
y sin tacha. ¡Y nos recuerdan! No sé cómo, pero nos recuerdan…

Alguno habría, no sé en cuál cueva, escondido en la Tierra,
que codició esta intuición. Por soledad, se inventó
la musa cazadora y la llevó a Micenas y las tierras de Minos.

Y un día la vio, como Acteón, bañándose la mugre
de las nalgas, y se pajeó con ella y se jactó:
«Por mí se quita la túnica, la follona, grande es
su jaibería, la golfa tiene huaca hecha de ardores».

… yo no sé si habría dioses ni ángeles ni entes metafísicos.
Ni sé de cierto si hay virginidades perpetuas, o purezas intactas.
Menos me consta que Artemis sea una hermana de Apolo.
O una hija de Zeus. O un ente alumbrado desde vientre
de mujer, o sólo un arquetipo; pero, ¡qué feliz soy!

La ví con una túnica azafrán de bordes rojos.
Como soñaba, se sentó sobre mis muslos y la túnica
se esparció entre mis rodillas y ví su sexo rubio
como su cabellera y sus muslos, manchados de hojarasca
y cieno, aruñadas como por garras de perro.

«¿Por qué vienes tan sucia de la calle,
por qué te dejas arañar de ese modo por los perros?»
Le llamé Gabriela, hija mía y me dijo:
No soy Gabriela aún.

Vengo de la Tierra de los Cíclopes,
por caminos ya por tí olvidados.
Vengo de cazar ciervas y recoger mis aderezos
de cacecería entre los perros, vengo
del lugar donde abundan los linces, vengo
porque me siento hermosa y amada por tus manos.

A mis pies, también ví una cabeza de ciervo.
Un remante del cuerpo de Acteón,
hijo de Aristeo.

12-03-1996

La voz del bohique



Un poeta no es tan apolítico como se cree:
Extor Henrique Martínez


El que no da promesas, pero cuyo silencio
va habla al Loquo del Turey y al Lukiyú de espesos montes
de espíritu informa del pan de casabe que jamás se pudre.
Sobre un sol reflexiona, y no de oro
como el que transforma, en apariencias,
mucho más amarillas las orillas de sus ríos.

De un pájaro carpintero
que desde el subconsciente de los árboles
fertiliza a las diosas, con alimento de luna,
sus noticias da y elucida.

Escucho a mi bohique porque su voz interior
nunca lisonjea. No miente por un poco más de tonsura
en los repartos. No se acaramela cuando no es
el ermitaño del camino o metido está en las cuevas
de Jovovaba. El sumo sacerdote, piel de tepeguaje
y ausubo con tintura de achiote, conversa
con nitainos del Deseo y príncipes del Conocimiento.
A todos convoca: Escucha, pueblo mío.

Rosas rojas a los pies puso el siervo deseante.
Lirios blancos quien en intuición se instruye
en los areitos. El que habla un báculo de hueso,
su maestro, alza hasta los cielos del Oriente.
Para los que aman al sol abre su boca.

La mano izquierda de aquel que nos bendice
medita acerca de los asuntos cotidianos. Su izquierda
apunta la cruda realidad de su suelo. Y él no
se place en idilios ni elude que en la Tierra
se combate con enemigos, traidores,
fuerzas temibles e invasiones.

12-03-1996 / Teth mi serpiente

Teth Aracelia Maldonado-Greene /Teth mi serpiente

El destello de Biná


… al destello de Binah y al Rayo de la Mañana,
que corresponde al atributo de Jesod, Bondad

Desde lo más oscuro, hallé Tu Consuelo.
Ví a la mujer que me visita, ví al varón
que me irrumpe en los sentidos.
Ví la Presencia en el mundo material
cuando distribuyó sus emociones.

Realzo lo presente por lo mismo
desde la Morada Oscura, precomprendí
el destello y ahora digo que vivo entre fulgores.

Desde hoy las cuevas de Malkut no son por siempre.
No existe la oscuridad en permanencia.
No hicíste al mono sapiens para eternas monerías
ni el cerdo de Báquira se morirá en el cieno
ni la araña con su escupido tejerá su mortaja.
El pez dejará los mares, así como el anfibio.

Realzo lo presente por los mismo.
Me pasaré a tus órbitas como un salto
de electrón, libre de las espermas protónicas.
Tu luz he santificado, Chokmah.
De tu Verdad hice esencia.
Tu Presencia entró en medio de lo ente.
Y mi visitante fue el entendimiento.

22-05-1996 / Teth mi serpiente

Sobre Teth / Aracelia Maldonado-Greene /Teth

La diosa fértil



I never can feel certain of any truth
but from a clear perception of its beauty:

John Keats

Quería una matriz, la Niña a quien llamaste Victoriosa.
La que se enamoró de Tiphareth en los caminos
de la sexta esfera; útero donde vivan los soles
y los rostros pequeños de los pájaros
y el corazón sintiente de las bestias.

Quería su útero la mujer desnuda, aquella
cuyo sola riqueza fue lo femenino,
excedente de emoción bajo la Luna
y el instinto que, desde el trono de lo oscuro,
la matriz arquetípica de Biná, alguna luz
Te absorbió, Padre del Hombre, sabio
de Tikkum y las restauraciones.

¿Cómo no se conmovería Tu espíritu,
verbo de luz diferenciada, autor de Todo-Nada,
Padre Omnipotente, si díste el color de la sangre
y en la vida te places. Eres la Vida misma.

22-05-1996

Del libro Teth mi serpiente

La verdad desnuda


Saber significa haber visto, en el sentido más amplio de ver, que quiere decir captar lo presente como tal... poner(lo) en lo no-oculto: Martin Heidegger


Eva, se acabó el duérmete, nene.
Van a madrugarnos para el Trabajo Duro.
En las sienes será sobado el pan con sudor.
A descubrir la vergüenza y chotearla
debajo de la parra somos llamados.

Seremos despertados a la labor,
con olvido eficaz de lo que ha sido
parasitario, privilegio, latencia.

¡Viva el ser-en la responsabilidad:
ya no somos niños en la Gracia!
¡Sea el libre albedrío, sub-divo
y divino, en la Isla / la mejana
/ la Amada y su pareja en el tiempo!

¡Descúbrase presente como tal
el obrero, hijifique a los artesanos
del futuro, más sedientos de gloria
que de créditos en la gratuitad
del paraíso, la abulia, lo inefable!

Se acabaron los cargos escondidos
en la cuenta de banco, en la tarjeta
de crédito, en los pagos al ser,
su casa, sus consumos,
ya nos cantan la neta.
Somos lo que somos en Malkut.

2.


Nos llamaron a esta verdad del saber,
a la crítica necesaria, sin engaño,
a la Nada y la No-Verdad
del que es Daath y no quiere mentirnos,
encubrirnos, ocultarnos.
La realidad existe.

¡Basta gusano de Jacob!

3.


La inocencia de pareja se nos fue para el carajo.
Vas a parir los neosimios de brazos cortos,
con la cabeza ancha para el conocimiento
y sus pingas pueden que sean brutales
y un hermano se levante contra el otro
y se funde la sangre de caínes.

En mundo y tierra ya estamos
con la esencia como único alimento.
Somos cuasi rivales del combate primiginio,
inevitable, porque un centro abierto
está pidiendo la disputa y el Edén
se transformó en lo óntico.

¿Y nosotros? ¿cómo saldremos
de esta lucha? No preguntes, Eva,
porque antes tendremos que viajar
hasta el Reposo dentro de nosotros mismos.

4.


¡Mírate desnuda, mírame
que, por eterno, definí las verdades
del ente familiar, seguro, sin necesidad
de otra cosa que la fiabilidad y extrañeza.

Hoy enfrento a ese enemigo del color
cetrino y fresa de tu rosa
y la manzana de tus ambiciones.

El antagonismo de la presencia
es el camino. ¡Huyamos!
mientras se pueda esconderse
entre los siglos y se entrevea
lo singular que oculta el todo
y lo mísero que tapa
la abundancia en el Maljut.

Del libro Teth

El gobernante entristecido


«¿Por qué no lo entienden?», lamentó el gobernante.
Entró una gran tristeza en Capitol Hills.
La realidad llegó y se retuvo con la forma
de un zapato, ¿pero dónde está su dueña?
¿Dónde la verdad que se lo calce?
¿Dónde el cristal se volverá mi espejo?
¿Por qué no la han hallado?
¿Cuál es mi culpa?
¿Por qué se ha ido?

¡Qué negligentes son, miles de truhanes?
¿Qué, no saben cumplir con lo que pido?
¡Es sólo que miren a los pies!
El talón que nos duele.
Bajen los ojos donde existe el mundo.
De la mujer examinen las uñas y los dedos,
el calcañar, la huella que deja su pisada,
el ritmo que la desliza en los caminos.

No. No. No estoy pidiendo el infinito.
Ni que resuelvan un misterio sin cimientos.
¡Yo sólo pido un pie para un calzado,
un sujeto que en la Tierra se habita!
Una niña que se fue con su alegría
y no la compartió conmigo.

El ingeniero / Los herméticos / Norteamérica y la anonimia

La Cenicienta en el baile de galas / 2


Paradójicamente no la conocía nadie.
Su nombre no está en las agendas
ni en los directorios telefónicos
de gobierno ni grupos de timócratas.

Ella es lo más anónimo que existe por de pronto.
Ella lava los pisos de casa y lava y seca
platos y come en un rincón de su cuartucho
y las otras, a más su madrastra,
la callan como a una criada
y la desprecia como a perro pulgoso
aunque, en el interior, se muerdan
por envidia y salten
las vallas de sus temeridades.

Ninguno pensó en la Gran Fiesta que ella
vendría de módulos analógicos, de un mapa
del corazón geográfico de América o el Mundo,
con todos sus nobles apetitos.

Ninguno la visualizó enteramente
con sus conexiones de consciencia libre,
abundantemente generosa.
La observaron con rudimentarios ojos.
La medio-oyeron con orejas tan deficitarias.
La leyeron de códigos cuneiformes y jeroglíficos
que informan sin contextos eficientes, de modo
que pudo ser cualquiera, alguna que no tenga
paisaje ni posición, ni alcurnia ni perro que le ladre.

El lenguaje que habla no existe.
El potencial que tenga su persona es un borrón
y una mancha de tinta, o de excremento,
en un papel tirado a la basura.
En geometrías planas, abstractas, casi arcana,
si algo la alude será lo que diga moralmente
¡ella no existe! ¡no es posible!
espiritualmente, está tan mal leída,
no tiene las precisiones necesarias.
26.

¡Pero estuvo allí! Y no es ganado humano.
Y, de veras, me extrañó que allí llegara.
Entró y causó asombro.
Tenía un cuerpó que julepeó expectivas.
Una elegancia juvenil, madurez afectiva.

Quien quisiese apremiarla con preguntas
y pasarse de listo con su encanto
se fue al bombo: durante el banquete
todo transcurrió como hola, buenas noches,
y comieron y brindaron ceremoniosamente.
Después, por causa del baile, las penumbras,
jaranas y licores, el humor y la ebriedad
de la bolinga, hizo toques de diana, levantó
a los dueños de puñales, vistió despacio
a los que tienen prisa de ir a comer en las ollas
de Egipto y adular y ultimar los cuerpos más jóvenes
con su magreo, animales fosores, hipócritas,
neuróticos, inmorales, sofistas sin la chispa divina
de razón que ella conoce y la viste gracia.

Posiblemente, insolícitos fantasmas se acercaron
a ella, Cenicienta. Le ofrecieron los sorbos
de su testosterona, semen de sus licores,
mariguana, metanfetamina, anestesias
con promesas y placeres prohibidos,
frenesí de segunda mano, alturas de poder
y de cresomanía, todo con tan poco contacto
de los ojos, que ella se fue, corrió a su casa
bajo un cielo turquí, con los ojos llorosos.

Canto al hermetismo

La Cenicienta en el baile de galas


Tiró la diadema de la noche tras la ventana
por donde vio una luna vieja y solitaria.
Sus recuerdos del baile y de la cena de galas
los botó por otro resquicio de la noche fría.

No sé cómo Cenicienta soportó tanto.
Llegó a su casa a quitarse su vestido.
Lanzó el zapato de cristal
al rincón de las escobas,
a una restinga debajo del lavabo.
Se desvestía a solas meditando
sobre el tizne del lujo con que esas horas
en palacio la contaminaron.

«No es ésto lo que quise», repitió y empezó
a desnudarse y palpó las mojadas pantaletas
que habían sido asaltadas por las fieras
y miradas lascivas; los herméticos
fisgonearon su carne. Ojos encelados,
furtivos, en vela, que se la estaban comiendo.

Ahora, desnuda, se miraba de otro modo.
Estaba a solas con su hermosura
y su alma, serena, transparente.
Para dormir, tranquila y esperar
la jornada de oficios de mañana,
se metió bajo la ducha.
Quiso estar limpia,
meticulosamente limpia.

20.


Usted le ofreció la Gran Orgía,
la danza macabra, hexámetros alucinatorios
del hemisferio derechista. Estuvo exterminándola
medizante un rap / ragUetoneo perjuro
y el corifeo especulado, ritmo amorfo,
vals sin síntaxis, bolero sin metáfora,
sin sutileza introspectiva.

Usted le dio como pista el territorio más externo.
Una objetiva mímesis y ella estuvo allí, aturdida,
cachondándose con su propio remezón de nalgas.
Por momentos, creyó que bailaba para sí,
no para ninguno, porque recogía el misterio
de manzanas de jardines encantados y ninguno
extendió su mano para recibir lo que daba.

Sola, en medio de un bullicio de gayola,
ansiosa como si esperara un peligro.
Sus nervios, excedidos en una ecolalia
sorda, autónoma, y una percepción de verdor
que es un rojo de la protanopía y los relámpagos
de luz de mil bombillos, como ojos de avispas
cibenéticas y gatos viejos que bailan
con bolleras y lesbianoides tusas.
21.

Usted la invitó, yo no sé cómo, o la hizo
invitada especial a la Gran Noche,
las noches de las pompas festivas
y las puñetitas de los sinarcas y toparcas
y los que hablan a todo lo que raja
dizque como homenaje a los talentos
y las personalidades…¿por qué?

… porque ella lee mucho
y es alumna talentosa, porque es alegre y canta,
tiene el ritmo melodioso de las ninfas,
la pasión receptiva, la ambición de un ave
de alto vuelo que huye de los requilorios
salvajes y homicidas, en lo bajo de la tierra
o en los rumbos engañosos del aire.

… porque ella viene de la tierra del trabajo
y la pueden llamar minoritaria, etnia impura,
anglo-hispana, hija del futuro contingente…
Y, de veras, me extrañó que allí llegara,
vestida como una princesa, ella, la humilde
como una pobre gata, hoy radiante,
más elegante que sus hermanastras,
su opuesto… oportunistas, vanidosas,
diablesas de la pequeña burguesía
y el arrebato, el descarrío del mal aviso
y la mentecatería…

Y, de veras, me extrañó que allí llegara…

22.


Se sintió descoyuntada y sacudida como Aquiles
cuando Tetis lo agitó en las aguas de Stix,
hundiéndolo para que se hiciera
imposiblemente invulnerable al maleficio,
al atropello, a la muerte, pero allí,
donde el espacio fueron la palma de las manos
de su madre, allí estaba la herencia subyacente
de su caos: el talón seco, sin protecciones.

A Cenicienta, también se le sacudió
en lo bajo de las aguas con una mano
que habría roto sus tobillos por entero,
pero sólo sostuvo el fin de maldecirla
y ahogarla, y no una madre como la de Aquiles.
Ella era otra. Fue de otro tipo la mano
Que sacudió a mi sobrina.

Una bruja, infanticida, la hundió en Stix,
la misma que a mis ojos ha cegado:
una encarnación de envidia y paranoia
con un deseo de apropiación intenso
y largo como sus propias orejas de asno.

El zapatito olvidado


«Tu presencia no es en ningún misterio indecifrable.
Ni anomalía que exija la rata roja o la paloma blanca.
No es superstición ni es magia de ratas negras
lo que explica que tengas en la urna
su zapatito olvidado, su escapada,
su prisa después que la abrazaste,
cinco minutos antes de la medianoche».

«¡Cerca de tí vivió siempre a quien endecho,
endéchala conmigo! … porque tú actualizaste
su imagen, la imaginaste no en la conciencia
del mundo, o el mundo en la concienia,
tú la inspiraste y quien no puede conocerla
no la hallará aunque viva en lo cercano
de tu casa; endéchala conmigo porque
el Dédalo de la subjetividad no la retiene».

«¡No puede retenerla o conquistarla
porque es revelación interior y, al mismo tiempo,
externa como esta sociedad desterradora
que quiere a Dios dependiente,
a la Naturaleza esclavizada,
a la historia y la raza cogidas por el cuello,
hipnotizadas en la barbarie de los días
y los azares subjetivos de las noches»…

Creyeron verla


Creyeron verla. Eran sólo persuadores
llevando consignas, dirigistas de otros mitos
y depósitos, yendo a sociedades cerradas
que no ya fácilmente creyeron lo postrero.

Son amargos incrédulos, reacios a oler
de cerca a los que optan y deciden
sin nunca consultarlos; ahora que vienen,
dizque con acción transformadora, declaran
que sobre el pie se elevan las rodillas
y se surte una noción de marcha,
no de combate, un afán armonizado
del trabajo libre y grato.

Ahora, los que llegan bendicen a mineros,
a sus mujeres, a sus mulas, a sus villorios
que viven en la fatiga y el estruendo
y cavan túneles de ambición, rutas
a una riqueza que del azar no depende.
El cimiento son vetas de oro.
Seguro que nunca les faltarán los compradores.
¡Pero no serán ustedes, por de pronto!
«¡Váyanse!», les piden a los tercos.

Eran invasores motivados a entrar en territorios
que antes fueran invadidos, áreas de flechas
y rifles, cañonazos, encono; rumbos aún
no descubiertos por negros en cadenas,
rutas tal vez desconocidas por esclavos cimarrones.

Regresan e invaden para hacerlos objetos
de su acción y sus planes ficticios; darles
sus prescripciones. Educarán al ignorante,
ahora en finanzas, en los precios del oro
en el mercado. Los mineros, les dicen:
¡No seas tú quien me eduque!
¡No le llamamos! ¡Que no vuelvan
a educarnos, invasores!


18.


Se llaman libertadores otra vez por el pretexto
de que vieron un ideal que induce a la alegría
y descabeza el odio, o el temor, o las arduas tareas
de problematizaciones. Quien tenga más levantará
la cabeza. No les dirán Pienso por Tí.
Esta vez dirán Pensamos. No les dirán
Lo tomas o lo dejas; será otra fórmula:
Te ofrezco tanto, en pago inmediato
de monedas constantes y sonantes.

Creyeron verla. Eran domesticadores
cuya práctica antes fue adoctrinar a seres para otros,
iniciar las relaciones antagónicas, matar
con cuchillo de palo; llegaron a los territorios
no tan desconocidos, donde habían sembrado
el miedo y prepararon el encuentro de los irreconciliables;
pero esta vez será con artilugios diferentes.

Dijeron que vieron el espíritu de la América hermosa
y en algún lugar está, en medio de estas expansiones.
Es como el oro que las minas del Oeste.

Por eso vienen. Creyeron verla en las carretas
y las mulas; la princesa deseada dialogará
en medio del polvo, cantaró y ríe cuando la pólvora
estalla y en ríos de dinamita, los cerros se disuelven.

Creyeron verla y ahora, valiosos y grandes
describen sus ojos, no como dos pedruzcos
selváticos; hoy son ojos inmensos y rocosos.
Largos y rubios serán sus cabellos, como lana dorada,
sobre la tez y los hombros. Dijeron que la vieron
cuando vuela, como un viejo fantasma
y se objetiva en medio de faenas y aventuras
como el ente más rico del trabajo.

Y esa cara tiznada de ceniza es la niña buscada,
la dama del futuro, envidia de banqueros
y oligarcas. Creyeron verla y van a hablar con ella
de inversiones y riquezas y de justas ganancias.
Creyeron verla. La Cenicienta, como una mina, existe.

América la Nueva

Todo nuevo saber, al instalarse, mira
hacia el que vendrá a sustituirlo:

Pablo Freire


Quien sea América la hermosa, la deseada
e indispensable para el mito de futuro,
ha de ser trabajadora. Ninguno que la vea
absolutizará en su psiquis su ignorancia
ni podrá tener en menos sus harapos.

Ella ha cambiado. Ha escuchado suficiente.
Otros la esperan como una doncella perpetua.
Mas ya no existen los saberes absolutos
ni ella se aliena en el reposo sempiterno.

Está bien que la busquen. Ella lo dijo:
«América la Nueva: ese es mi secreto,
el calzado de mis transformaciones».


Mas no se vale la desconfianza y el repudio
con que antes la miró quien no se acercó
lo suficiente ni investigó su fuerza,
su poder transformador, o su conocimiento.

Si ningún esfuerzo hizo por encontrarla
aquel que hoy la reclama, no la verá.
No puedo verla, por más que se lamente
la praxis de aislamiento. La distancia afectiva.

Ella no necesita que ningún necio la vea.
Quien la vio, aunque parezca paradoja,
dicen que es un ciego, ente que predica
la dialéctica y que arguye que el cambio
es el corazón sustancial de la constancia.

Alega que la vio en permanente movimiento
y que ella es la que busca y se muestra y hace
y rehace todo lo que examina por entero.

Siempre apetece un saber nuevo.
Como un camaleón muda la piel,
muda lo viejo, se transforma y con ella
se transforma la realidad en pleno.

América la Hermosa no es Doxa.
No es magia. No es letargo.
No es capricho ni meramente aventura.
Nadie le impone nada porque no es dócil.

Está impaciente en cada instante viejo.
Y el Ser Dominador se quedará esperándola.
Nunca vendrá a calzarse en su pie la zapatilla
el pasado idolátrico e impuro.

Canto al hermetismo

La frase timorata


Pero yo, ciego en apariencia,
con ojos visionarios estuve al oído,
no en sordas penumbras de hermetismo,
cuando Jefferson redactaba el documento,
la Declaración de Independencia.
Yo le hablé sobre los negros y su esclavitud infame
y, a contragusto mío, triunfó la frase timorata,
insuficiente: igualdad de todos ante la ley.

E insistí yo: Mr. Jefferson,
anota que los negros sean parte
de esa igualdad de todos, dílo claro.

Escribe que no exista esclavitud ni latifundios
que se levanten a expensas
del derecho del indio y del esclavo
porque hay quienes tienen ojos y no ven;
hay quien los oye llorar y maldecir por causa
de su yugo y el recuerdo de que llegan en cadenas,
arrancados de sus patrias ancestrales,
y teniendo oídos no oyen y, si es que tienen alma
o consciencia, no se compadecen.

Dí claramente que la América soñada
es revolucionaria, anticolonial, antifeudal,
inclusiva, sin discriminaciones. Haz que exista
el negro, ese fantasma del trabajo, házlo libre.

Dílo claro, mata ese hermetismo, tentación
de enemigos y piedra de tropiezo para el Gran Proyecto:
Cien mil negros ya son revolucionarios y se han unido
al Comandante Washinton; tén ojos para escribir
han de ser libres, tén la boca para llamarlos hermanos;
voluntad para darles las gracias porque van junto
a nosotros, en batallones libertarios; son cien mil
hijos de la nueva patria, la Nación, América la hermosa.

Establece que los indígenas que en el Sur de Carolina
desafiaron a británicos, con ejemplos singulares
de su rebeldía, serán nuestros primeros ciudadanos.
Y, contragusto mío, los excluyeron.

Canto al hermetismo

Eugenesia


«¿Para qué sirve un ciego?», me preguntan
quienes degradan al hombre sin necesidad
de atormentarlo, o sacarle los ojos, y acumulan palabras retóricas, herméticas,
delirantes, mentirosas y cobardes;
preferibles es que sean mudos,
¿no, Mr. Jefferson?

si ya las pupilas no son útiles.

Para mucho más que los que tienen ojos y no ven;
Para mucho más que los que tienen lengua

¿Para qué sirve el granjero que depende del más fuerte
que cosecha la riqueza porque él no dobla el lomo?
¿Para que sirve el hombre, cuya única tarea es sacar
de su bolsillo 150 dólares y comprar un esclavo?
¿Qué tal si un árbol cae y lo tulle de piernas,
que tal si un animal lo ataca y le come los brazos,
para qué sirve tal hombre, si es esclavo?

Usted que piensa en estas cosas, Mr. Jefferson,
¿será ante la ley igual el feo que la damita hermosa,
serán los retardados, bien mirados, protegidos,
o serán useless citizens, tratados como cargas impropias
al Estado? ¿Quién hay que hable, con mesura,
sobre las fuerzas productivas y planeación racional
cuando advenga la vejez, la discapacidad,
la artritis, la demencia, la parálisis?

El racismo está pidiendo las soluciones eugenésicas.
El gobierno evade los costos de estos programas
que hacen la compasión asunto público.
Se ha reclamado el fin de las plataformas
de beneficencia, welfarismo.

¿Quién se dará cuenta si soy sordo o ciego
si hay quien teniendo ojos no ve
y, aún con oídos, no escucha
y teniendo lengua y entendimiento,
no discierne ni se expresa?

La Cenicienta idealizada


Ella es el ideal buscado.
Un poco del amor que Ella sostuvo
yo lo cultivé por años. Aún lo cultivo.

Yo la ví en su danza
en las riberas de su Fuente y me sentí
como un sagrado Pan, enamorado.

Ella es la puerta en el templo abierto
de la Arcadia en bancarrota; ella es
la América soñada, América la Hermosa
cuyo sostén a las suertes se ha venido
jugando, repartiendo como un trapo
su bandera, su esencia
desgarrándose el manto de su causa
por madrastras lujuriosas,
posmodernas, con corazón de riña,
y brujas de nacionalismos esotéricos.

El alma de América


Justa será mi recompensa a quien venza
a los roedores y, al final, traiga a mi novia,
que es el Alma de América.

A puerta cerrada, busquen la verdad
pues verdad es de todos los que la vieron
y en mi espacio se citaron en su día.

Aquí estaban las más bellas mujeres:
Estrellas de Hollywood y no tomaron nota
de la que se parezca a ella, una con sus méritos,
porque meditaban tan sólo en cómo perseguir
las subversiones de los Hollywood Ten;
aquí, en el salón oval, Truman pensaba
cómo desarrollar la Bomba H
y financiar con más dinero el Comité legislativo
de Un-American Activities, aquí, bajo las piernas
de cientos agentes desplegados, expertos
en qué sé yo qué seguridades, se largó
la modelo más bella, el alma danzarina,
la juventud que conmueve, la estética nacional,
la dulzura del arte, la ternura encarnada
en medio de la Tierra Nueva…

Examinen ese pie que en secreto cautivara
más que las plegarias recitadas en las plazas,
o las esquinas de los jactanciosos.

Digan que la calidad de la sobrevivencia
(alma de Washington y mi cuerpo jeffersoniano)
depende de encontrarla. En ella fundaré
mi causa, alcanzándola tendré la autoestima.
Renacería la belleza, nuestro mito.

Su efecto en mí dará razón de mis prosperidades.
Todo lo que hoy tengo, América, te lo compartiré.
Besaré la boca de un alma pura,
tu Conciencia Americana.

Perdonaré tu pecado, esclavizador,
las guerras que te divieron, pondré fin
a la Mordaza o la resistencia a los reclutamientos
a la Primera Guerra, o la Administración de Wilson.

Canto al hermetismo