a Mariana Rubio Mestre de Rodón (n. circa 1826)En los días en que nacíste,
los días fallidos de Pepe Botella,
Napoleón puso en libertad a Fernando,
ese santo petardo que en Valencay
preso estuvo de sí mismo,
pues uno es que no sirve para nada,
uno es que se lanzó a darse
un abrazo con espectros,
ondinas en las charcas de Cefiso,
a darse banquete con su ego,
con su narcisismo.
Y llegó tu Rey, porque le llamaste
tu rey Fernando VII, y crecíste oyendo
su nombre y a quienes le maldijeron
porque, en los tiempos en que llegaste
de Venezuela al Pepino, alguien, unos pocos,
sabrían lo que es un rey verdadero
y cómo, por falta de vergüenza y osadía,
empero fabricaron una casa,
Casa para el Rey que no merece.
Mariana, tu rey es charlatán, represor,
don contreras… y su corte está compuesta
de seres sin honorabilidades,
parásitos, enemigos del trabajo productivo,
malos entendedores, granujas, sanguijuelas.
Y llegó tu rey en los días del Comandante Riego
y de las tropas destinadas a América.
Pide otra cosa, princesita de mi casa.
No un rey mediocre como ése.
Indice: Epica
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El fantasma de un rey traidor
El no tenía palabra.
Mueve las quijadas significando
Sí y No, como un sofista que predica
dos verdades. Tu padre, quien te dijo estas cosas,
dio vivas por aquel que proclamara
la Constitución de 1812, y a los rivales
del proyecto liberal, llamó demonios negros,
memorias del motín de Aranjuez
contra Godoy y las tropas de Murat
en suelo patrio y, en Bayona,
memorias de traiciones.
Y llegó tu Rey, que juró la Constititución
que amó tu padre, tu rey que no sería
ya más el suyo, Fernando el contaminado,
el que es un mentiroso,
mal que no tiene cura, séptimo cuervo
entre absolutistas, parásitos y traidores…
Indice: Epica
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El Guayabal en llamas
Háblame sin temor. Desde la cuna,
el libro del dolor sé de memoria:
Ramón María Torres (poeta pepiniano)
Mariana mía, has estado tan triste.
Y tu corazón es El Guayabal en llamas.
Y tu edad, una chispa luminosa
que el 31 de marzo, a las 4:00 de la tarde,
se enciende con tormento.
Sentidós casas de los fundadores,
herederos, inicial progenie de Pepino,
se poblaron de escombros y cenizas.
Los que llegaron en los días
de los condes de Floridablanca, Aranda
y la Reina María Luisa de Parma,
te espíaron desde sesenta y dos chozas
de mi gran mirada, y se preguntan:
«¿Qué hizo Fernando el rey, Mariana Rubio,
del que mucho lees y el mundo odia
desde Cuba a Caracas?»
«¿Por qué amas al rey equivocado,
cruel con todos por falta de chiquillos?
¿Quién hay que grite por amor a sus oídos?
¿Qué hicíste tú que, ya vieja, al enterarte
de veras porque inmigran
los Rubio, Mestre y Rodones?
Indice: Epica
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San Sebastián del Pepino / Anacleto: Cuatro Esquinas / Victor Primo el Caballero / A Moncho Lira / Indice: Teth mi serpiente
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