¿Quién mató al Comendador?
¡Fuente Obejuna, señor!: Lope de Vega y Carpio
Fuente zorruna, ovejuna mejana,
isla en el río, dulce aldea,
el inquisidor llegó, dijo tu nombre,
Laurencia, te nombró, Juan Lloréns,
pidió tus credenciales, Junta
de los Trece zorros de Valencia,
preguntó por los pobres de Córdoba,
por las manos negras,
por los anarquistas
en Jerez de la Frontera.
¿Por qué no preguntaron
por los nobles engreídos,
fornicarios bellacones, por girones
del partido de la Beltraneja,
por Pedro Madruga, el chantajista,
por qué no por ladrones
y acumuladores, chupasangres?
Estéticas mostrencas y vitales / EMV / Indice
Riquelme
Tú no eres kantiana, Riquelme.
Eres una araña peluda, el beso
del guabá, fruta tronchada.
Proclamaste: la sustancia es sujeto
y el sujeto es sustancia
y se avalanzó contra tí,
llamándote posesa, matraco
del demonio, el juicio del poder
que cela su orden sacralizado
de infortunios.
Eres la zorra, adolescente hembra,
vírgen eras, curiosita, destemplada
como la bella sustancia
de la piedra preciosa que brillaba
y los muslos abiertos y la rosa.
Hablaste sobre las cosas en sí
(que son tu herencia hegeliana,
tu idealismo absoluto, el movimiento)
y eras demasiado graciosa
para que orejas de burro te oyeran
y los Midas de esos mundos cortesanos
de murria percibieran tu gloria.
Eras una ninfa que decora
los jardines de Wilfrido, en Barcelona,
pese a que por tí nacía
la leyenda feminista, tu canto,
y los juglares por tu causa, dijeron:
Vuelve a nacer, Hermosura,
vuelve a ser vengada, zorra-niña.
07-12-1990 / EMV / Indice
Cuidado con las nenas, mamá
Mama Juanita, se acabaron
los collares contra el coto.
Vieja Jonia, ya la voluntad
no tiene mayoría; desbravados
serán los animales cerriles
del conuco; prohibirán
nuestros cantos desde la piel;
nos cortarán las lenguas.
Mama Ocllo, no hiles más.
No siembres a la luz del Sol.
Maldita fue la yuca y la malanga.
No seas maestra del ternero.
Hablan con lengua de piratería.
Que el haragán, mamoso,
no agradece, es lo que dicen,
y con su dedo te acusan,
te venden en los días de tiniebla
y desamparo anglófilo y mentira.
Con el pene en arrecho,
el anacoreta más virtuoso
desgraciará a tus hijas
en los montes de tu celo
y tu alegría.
EMV / Indice
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