Abrimos túneles en la carne
(únicos paraísos e infiernos
que podemos brindarte, Azul).
Todo el azul del cielo no puede ocultarse
bajo nubes terrenales de la muerte
como si fuese el asqueroso seno
de mares traicionados, la vida.
Es imposible envejecer
tan de golpe si no se prostituyen
por igual las horas de la aldea,
el rincón en la riba, el azul en pleno,
todo el azul que es guardado
en el hombre y sus anhelos.
Radunica, belleza robusta y travieza,
por 30 años al hombro cargo el cadáver
(que hoy me quita el libro de mis horas);
me pesa, me fatiga, no puedo
hacerlo vivir un poco más.
A orillas del río, ya dejé de ver mi fuerza
y no que esté desencantado con el campo.
Ni con la aldea que amo por sus silencios y colores.
Sucede que, entre aldeanos, veo a los tuberculosos,
tiritan al amparo de la leña y la chavisca.
Azul, esta tarde, me asfixias.
Me desangras. No volveré a mirarte
desde el cielo ni lo lagos, Radunica.
07-02-1980 / Estéticas mostrencas
Amonitas coloniales
a Juan de Sámano, ejecutor de La Poli Salavarrieta
y de su novio Alejo Sabaraín
Policarpa, víste tú al hombre
que combatió a Nariño,
le supíste su nombre y apellidos,
Virrey de Santa Fe, tú lo conoces,
prófugo en Panamá, bien que supíste
sus crueldades, su presencia
en el carruaje de dragones
después de su derrota en Boyacá
donde cayó su fama de jerarca.
Huyen, gente como él,
porque deben sus crímenes
y la infamia se averguenza
de la infamia, huyen estos hombres,
hijos del Erebo, paridos para venganza
y mayor Némesis, hijos de Nergal
y las cavernas, hijos del ser trunco
que en la Plaza brindara,
no holocausto grato, linda Poli,
sino niños inocentes a Moloch.
Son amonitas que se han comido
de miseria en los infiernos
como incensarios de la oblata
de lo injusto; tú los conoces,
maestra y heroína colombiana,
y los víste, galopantes, mistagógicos,
llevando a lo Oculto su porción,
macacoas como su miel.
Leña echan a sus erebos doctrinarios
y un haz de sambumbia y desecho,
a las dolamas y a las macacoas.
A sus nichos, oratorios en las sombras,
ofrendan cuerpos santos como el tuyo;
a seis héroes de la causa libertaria
los sumieron en la noche castrense,
en el fusilamiento, en paredones,
en mihrab de la escena del disparo.
Estéticas mostrencas
Estéticas de homicidio
Tú advertiste a esa caterva de asesinos,
y lo víste a él, cara a cara, Poli,
(Juan de Sámano es llamado);
sabes quiénes son los sargentos
que mataron a tu futuro esposo;
conoces sus carruajes dragontescos,
a matarifes que a tu complot
de libertad volvieron simulacro
de rareza y mirlos blancos;
tú sabes sobre el Vientre que traga
cadáveres y los conduce al Hades;
tú fuíste fusilada por el Virrey
de Sámano, tú sabes del silencio
que la muerte acumula
y de sordos oídos que son cómplices.
Tú sabes lo que Bogotá hizo
fe santa y muere y muere
en las manos de asesinos
como él, hijos del Nergal
y el Gran Imperio.
Estéticas mostrencas: Indice
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Las zonas del carácter: Indice / Como creador te celaré / Dueño de mi olfato / Busqueda / Detén tu mano, Abram / La estética del areito
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