Wednesday, June 03, 2009

Fanny G. Jaretón: una visión poética de su erotismo




Arte de René Lynch


Por CARLOS LOPEZ DZUR / Fundador de la revista Sequoyah

Los autores místicos, pese a su metaforismo erótico, administran el deseo / la líbido / dedicándola a Dios, al Esposo Celestial / así hay, por igual, la devoción canalizada hacia la Virgen de sus teologías. Pero «dar y recibir ese gozo» con el propio cuerpo, recibirlo de otro y plasmarlo, con la presencia pública de la performatividad, por lo común, es «negado por la cultura social o religiosa». [1] Sea por acción de Ia Inquisición o la censura gubernativa, fue sistemáticamente prohibido en el pasado. En la actualidad, se han mediatizado aquellas percepciones del tacto, la mirada y la visualidad, con que los artistas y los poetas originan el erotismo. O el cambio de un discurso sobre la intimidad prohibida y la necesidad de su saludable reconstrucción o recanalización liberadora. La poesía provenzal dio comienzo al cultivo literario de lo erótico. Hay recaídas, pero la influencia llega hasta nuestros días.

La poesía de Fanny G. Jaretón (residente en Córdoba, Argentina) tiene una calidad de erotismo mucho más concreta y sensual que la que caracteriza a los textos místicos de San Juan de la Cruz y «Las Moradas» de Santa Teresa de Ávila. Como autora es más consciente y crítica que Teresa de Avila y otros espíritus femeninos, también exponentes sensibles contra la represión social de la belleza, la libertad espiritual y la comprensión del cuerpo y su sexualidad. Desde que se iniciara en las letras, por el año 2000, FGJ ha valorado el poder femenino y la intención del varón por domesticarlo. Enjuicia la función de la hembritud, la fisonomía y los procesos biológicos como la menstruación y la maternidad. Con estas valoraciones sobre la «belleza Animal sobre su Montaña» [«Pordiosero y Rey»,
Sequoyah 2] crea un discurso erótico que reprueba la práctica prostituyente de la cosificación y la discontinuidad, que es la muerte mal entendida. La muerte más deplorable es la perpetuación en la angustia, la humillación y la desacralización, de alma y cuerpo. Siendo de este modo, FGJ rescata una idea que Platón dejara en Timeo al advertir que «es infortunado que la naturaleza sagrada del erotismo sea tan a menudo asociada a la pornografía y lascivia, deplorable confusión que oscurece el significado real de trabajos esotéricos relacionados a los misterios cósmicos del amor y el deseo».

La Dra. Mercedes Rowinsky-Geurts explica los problemas comunes de la literatura erótica en España y en Latino América, donde se han dado voces de «mujeres de la talla de Alejandra Pizarnik, Olga Orozco, Rosario Castellanos», que son pioneras del erotismo contemporáneo. En las actas del XXXIV Congreso de la Asociación de Hispanistas de Canadá,
.Entre mujeres: conversaciones íntimas sobre el erotismo en la poesía latinoamericana del siglo XX el consenso es que en España, como en América Latina, la literatura se transforma en «moralista por obligación y no por devoción». [2] Aún con las pretendidas transformaciones traídas por la modernidad social o política, hay cierto miedo a reconocer la legitimidad del pensamiento erótico. Cuando poetas como Ana María Rodas, Isabel de los Angeles Ruano y Carolina Pineda, abordan los temas del Deseo y la Realidad, a mitad de esta década, el hecho se toma como un aporte a recelar, se presentan sus libros como subversivos de la «izquierda erótica».

Fanny G. Jaretón, poeta argentina, vive y escribe de cara a una sociedad reprimida y de doble moral donde, pese a la tensión entre modelos femeninos viejos y nuevos, las mujeres / escritoras / «se ven obligadas a negociar continuamente con los elementos tradicionales de autorrepresentación femenina correspondientes». Se cede en la lucha por batallar o desafíar al patriarcado. Si bien ha nacido una nueva conciencia socio-erótica, algunas de las mujeres están más interesadas en una posición feminista, o declaraciones narcisistas, donde «la relación sexual con el otro, es el placer que le despierta el sentir su propio cuerpo, el sentirse completa y poderosa en sí misma sin necesidad del otro». [3]

Joaquín Caro Romero, quien escribiera la introducción y seleccionara los textos de la Antología de la poesía erótica española de nuestro tiempo [Paris, 1973] se alarma con el hecho de que en la antología preparada «no figura ninguna mujer. Nuestra lírica es tradicionalmente muy púdica», arguye, y evaluando a otras autoras latinoamericanas, algunas de las cuales fueron incluídas en la primera Antología de la poesía sexual latinoamericana, publicada por Alfredo Tapia Gómez (Buenos Aires, 1969), comenta que en España se ha carecido de «siquiera una Delmira Agustini, una Alfonsina Storni, que, con voz de vanguardia, denuncien lo que huele a podrido y provoquen la desintegración de la antigua moral». La idea de la tradición judío-cristiana que impera, impuesta a las mujeres, con la forma del Eterno Femenino, es la que Rosario Castellano tomó como ideal. La estudiosa Sally Robinson, en su Engendering the Subject. Gender and Self-Representation in Contemporary Women's Fiction [Albany: SUNY Press, 1991], resume la problemática esencial de lo erótico y la representación del Ego femenino como una de «contradicciones o deslices de Sujeto a Objeto», esto es, de cosificación. En el campo feminista, Gioconda Belli no se libra de ello. [4]


El objeto erótico de la poesía jaretoniana, si bien se sitúa como diría Georges Bataille, «más allá de lo real inmediato» [5] siendo que tiene como meta lo divino, procesa con su lenguaje una experiencia, donde el sujeto deseante y el Otro deseado / el Amante / El Prometido / no son desplazados. FGJ no articula sus hablantes líricos en poemas de frialdad aséptica. Escribe desde la ansiedad biológica, sin caer en lo turbio o lo morboso. Cree en la Belleza Animal; pero también en los Padres del Desierto y la Emunat Jajamim: «la fe en los sabios». Su voz no excluye al hombre. Propone una conciliación nueva en las trincheras del dualismo genérico porque la hembra también es Combatiente, aspirante a un marco que trascienda en la identidad. Valdría preguntarse sobre las honduras ideológico-sociales de su poesía; además de la recursividad metafórica y técnica que aporta. En lo más general de este aspecto formal, me parece que son interesantes sus intencionados hiatos y/o juntes silábicos para manipular la palabra de modo que ofrezca otros rumbos semánticos. Por ejemplo, podemos hallar divisiones y uniones sugerentes como: AM-Arte, E-leva-Sión, Amen-Aza, pro-boca, A-flora-Sión, mártir-moño, proparís, memalclavaste, profanaoratorio, cuervorey, CarloLus (z), etc.

El mundo al que FGJ da voces y lirismo esencial está lleno de «manifestaciones hedonistas» que han canturreado «la canción de la última nieva de primavera» [como escribe en «Tritirineo»]; pero, con tanto engaño, «el rubor natural de mi inocencia», si bien es embargado, no ha sido destruído. Hay virtud en el arribo de una mujer como ella, quien una vez ha sido la abierta es la dada. «Ya no hay miedo». Quien ha de llegar «abierta, como una boca húmeda de hambre», no es la Ovejita, sino la Gran Devoradora.

Alguna vez la mujer que esperaba el augurado «nuevo arquetipo de hombre» se sintió defraudada por los «cambios sociales» de los augureros. Para la batalla con los lobos, no dio aún la talla de una «pequeña combatiente» [«mujer maravilla», como es llamada en «Tritirineo»], sino que la victimizaron también los simuladores con los espejos, espacios sociales donde se cristalizan los payasos. El hablante jaratoniano admite que se engaña al prójimo cuando el payaso se ríe cuando lo pertinente es que llore y viceversa. El Espejo-Payaso es simulación, no sinceridad. Los «cristales del desamor» mientan una larga agonía de la Mujer Maravilla que pagaría el precio de esperar a El Prometido, «la cercanía del hombre inicial» {«Afectada»: Muestrario: Resumen nº 9576]. Cuando al fin ya no hay miedo, las manos de La Amante / la Novia / la Mujer Maravilla / palpan lo real, «con las manos que experimentan por primera vez». Se desoyen los espejos payasiles y engañadores. En este momento, la Mujer es como Judit, la heroína de Betulia e hija de Merari, cuyo triunfo sobre el Varón será paralizando al enemigo con la hermosura de su rostro (Judit 16: 8), no «por tajos de titanes ni soberbios gigantes». [ibid].

Te palpo con las manos que experimentan por primera vez
y un quejido me devuelve la cercanía del hombre inicial.
Ya no hay miedo,
entono hasta el fondo el alcohol de tu madrugada,
beoda de malas intenciones
te disfrazo de lobo para que me engañes, al modo de Boscán;
que falsifiques la vieja historia, que me cuentes cada noche
de tus noches, entre tus piernas, como la ovejita que no soy.
Desde lejos y desde cerca mataré a los pensamientos
que te separen de mis entrañas.
Dedos, sudor, semen, atrapados por la gran devoradora.
Dedos, sudor, semen a tajo hundido en la garganta.
Dedos, sudor, semen hasta que entiendas
que mi obsesivo te siniestra hasta el final.

Un trozo del poema «Afectada», ya citado. nos evoca en cierto modo el arquetipo de Judit como La Gran Devoradora. En este caso, la prefigurada mujer no «llega» / cerrada / sino abierta contra un enemigo gratuito. No va a cortar su cabeza en cuanto lonco. Corta egos. Va a coparticipar en la Blanca Orgía, «con el delirio de tenerte o tenerte». Lo cerrado es lo que habla de contención / represión / muerte. Lo abierto habla de amor. Los dedos hablan del ansia de envolver y palpar. Las manos, recién posadas y abiertas para experimentar, simbolizan el amor acariciante; lo femenino apacible del Rayo Negativo del Sexo dentro del accionar dualístico. «De las potencialidades espirituales nace la espiral o movimiento de la vida y símbolo de la eterna progresión». [6]

Palpar significará la entrega participatoria, no meramente emocional y pasiva, del Amor. Este Ser Dado / Femenino / como Amor / es la Reina Malkuth (Mando). Este es el símbolo de la última de las emanaciones de la que hablara la Kabalah. No es la pobre viuda (Judit) ni el pájaro solitario / que no tendrá pareja jamás / pero que en su vida habrá el milagro de Fénix. Esta mujer divina, dibujada por FGJ, viene «desde lejos y desde cerca». Está en la Cercanía del Hombre Inicial al que Jaretón llamó en el texto «La muerte no existe», el Hombre Omnisciente. Este hombre no se mira en espejos payasilmente. El representa el Saber, energía positiva, masculina, «en perpetua solicitud que se mueve en línea recta». [Papon, ibid].

Es interesante lo que, a lo largo de la poesía de FGJ, se llama el «Ultimo Miedo» y siempre asociado a contrariedades, malas intenciones o potencialidades internas de los estados latentes o resabios evolutivos. Hay un elemento del misticismo cabalístico en el erotismo jaretoniano que explica este miedo y el por qué es necesario que sea, por la puerta del amor y de quien ha sufrido más, que venga la redención y la enseñanza. En la Vieja Historia del hombre, del Lobo que es Lobo para el hombre, el sexo es transpirado fuera del seno divino. Tan separadas están las esencias de los géneros, lo femenino y lo masculno, que «no hay amor, ni saber, no hay felicidad porque desconoce lo contrario, ni movimiento porque no sabe que es el reposo». [7]

Sin embargo, la Kabalah nos habla de la Cercanía de los Seres Puros o de los Maestros cuyas Almas contienen «cada una parte de la otra, y unidas forman el Yo atómico absoluto», designándose el «Tahar» / Ser Puro o Maestr(a). La unión entre hombre y mujer en la tierra es obra de ese Yo que imita la gloria visible del Shekinah, el padre deífico (el Creador) que es el Creador del Espíritu. Los espíritus intercambian constantemente cuerpo y sexos: el varón no se porta con la hembra ni como varón ni como hembra, sino que ambos son las dos cosas a la vez. El varón omnisciente del que FGJ habla es masculino y femenino a la vez. Mienta al andrógino divino acerca del cual hilvana sus poemas: «Beso donde una boca se come a la otra, ensimismadas por reconocer en sí su Ser andrógino» [Beso andrógino]. El contexto que explica el poema Afectada, como el momento de vivificación en que la mujer irrumpe entonada «hasta el fondo», como correctora de la crisis del Modelo Patriarcal que repetiría su «madrugada, beoda de malas intenciones», fue explicado por Papon del siguiente modo.

«El macho y la hembra existentes en la naturaleza son las representaciones del amor y del saber. La mujer es el centro del amor, la mansa, dócil y amable naturaleza que atempera al positivo espíritu de agresión del hombre. Es la naturaleza de la mujer está el cuidar y el afecto maternal. Físicamente es la porción más débil del alma dual, pero espiritualmente es mas fuerte que el hombre, el cual se convierte en un dócil medio en sus manos y es manejado por sus sutiles poderes y recursos. ¿Porqué? Pues el macho tiene que estar ligado a la hembra para tener el yo perpetuamente consigo (al parecer la hembra lo tiene). Ya puede ser el macho una lumbrera intelectual, que si le falta el consejo de la hembra no encuentra el camino de la vida verdadera. Un hombre sólo está completo cuando se une a una mujer de la tierra. Es decir, una doctrina machista surgida de la rancia moral judeocristiana».

«El amor es el espíritu vivificador del mundo, lo que mantiene unido al universo. La definición del perfecto amor hombre-mujer es el encuentro del amante y la amada, por el que la amada se transforma en amante. La conversión de un ser en otro. Por debajo del amor humano está el de los animales, los elementos, los cuerpos celestes…que se sienten atraídos unos por los otros (¿El amor es igual a la fuerza de la gravedad?). La voluntad del hombre es eléctrica, penetrante y destructora; la de la mujer es magnética, atractiva y formativa. Son los polos opuestos de las fuerzas creadoras de la naturaleza».
La cópula entre seres puros e iniciales, con consciencia cósmica, convierte el orgasmo en nirvana. En estos estados de consciencia hay una identificación con todas las cosas y una fusión con todo lo que existe. La Judith del Mando / la Gran Devoradora / completará la fusión entre lo divino y lo humano, en el sentido de lo descrito y ya citado del Timeo de Platón. La Mujer Abierta («te llego abierta») y Devoradora ya no viene a aprender o recibir lecciones de la Tierra. Al contrario, como Ser Dado / Puro / Tahar / para al hombre viene a «enseñar las verdades ocultas al mundo materialista». Viene a instruir al varón su última lección, «hasta que entiendas».

«El Amor, como rayo negativo o femenino, es apacible y trata siempre de envolver. El Saber es positivo, masculino, en perpetua solicitud y se mueve en línea recta. De esta acción dual de las potencialidades espirituales nace la espiral o movimiento de la vida y símbolo de la eterna progresión». [8]

El Sujeto deseante se mantiene a la espera de un ser dado y de una circunstancias favorables para abrir el misterio de la muerte, afirmando lo sagrado, que es inherente a «la continuidad del ser» y revelado durante al rito amatorio / consagratorio por la pareja.

Se puede calificar de erotismo sagrado la poesía de Fanny G. Jaretón, por cuanto hay una Eva trascendental dispuesta a describir, con multiplicidad de formas aleatorias, esmeradamente, al ser discontínuo que debe desaparecer [«La que lo presume»,
Sequoyah 11] y el destino del «Sueño perdido» que se ha de rescatar. La misión escritural de tal hablante, desde su confesión, es doblemente reconstructora. «Vuelvo la mirada atrás, no por irreverente / sino por la necesidad de construirme» [«Derej», Sequoyah 3]. Construyéndose como consciencia deseante y contínua, salvará al hombre que conocerá en el tiempo debido; o digamos, al Destino de Amor que se arriesga, mas no perdido aún, desfigurado por la discontinuidad. Al fin, tras la indistinción inicial, la unidad será posible. Surge el Amante / o la Amante / que satisface. Equivale a que el ser en su continudad atrae, se alquimiza y comparte una vida nueva, donde los temores más profundos y los deseos desarmonizadores son vencidos. En este momento, «La belleza Animal sobre su Montaña» [«Pordiosero y Rey», Sequoyah 2] se percibe. Esta montaña es visible como Sión cuando el hombre encarna «el fénix de su creación», invitando a su compañera «a volar junto a él donde la Vida sepulta a la muerte» [«Usted», Sequoyah 22].

El estudioso Mario Satz en un comentario sobre San Juan de la Cruz, el mito del ave fénix, el valor de la sangre y la kábala explica que cuando el Fuego consume el Ave Fénix [en la metáfora de San Juan de la Cruz, el pájaro negro] «se determina al mismo tiempo su recreación». Antes que surjan las zugot, o parejas, la mujer árida es parte del erotismo de la experiencia negativa. El hablante de FGJ tiene una batalla que librar. Ella equivale al pájaro solitario de San Juan de la Cruz. Es el fénix como símbolo de una muerte alquímica. [9]

Hay otra lectura posible de los textos de FGJ. La sicológica: análisis de arquetipos.

Sin la asumpción de la sexualidad, no somos capaces de reconocer los aspectos que como personas nos enmascaran, limitan o pervierten al punto que cuando estamos despiertos, rehuímos sus planteos. Tarea de la Amante para que cuaje la experiencia, la revelación, según la poeta, es reestablecer la fe. Un sentimiento que no se deja asir tan fácilmente cuando se trata del hombre primordial oculto. Ella es: «Cazadora de estrellas, sabiendo los deseos de todos y cada uno, atiza con canciones susurradas la oración que la fe del hombre» [«La mujer», Sequoyah 3]; pero, quien más consciente está que un verdadero reposo y comunión, sin fe ni naturaleza eterna, no es posible. Es indispensable el «Sábado en el amor de naturaleza eterna». [«E-leva-sión», Sequoyah 27].

Esto de elevarse sobre Sión es un aprendizaje de mutuo anhelo y, por tanto, de enamoramiento. Muchas piezas poéticas del erotismo de FGJ son las dedicadas a describir su ternura, su vehemencia, su gráfico estrum. «Ese hombre que sos, está, / me lleva al hormigueo de la sangre, a la expulsión / del espíritu del pájaro, al miedo de desear / lo que no pueda tener. / Cada noche consecuente con mi incontinencia de vos» [«Detrás de estos ojos», Sequoyah 17]. La boca hambrienta es la atracción surgida de un pro-bocar provocativo, imagen que FGJ explota a lo largo de su poesía. Se requieren dos bocas hambrientas para dar la calidad elevadora de Amante y ganar vuelo, «alas para volar» en la transmutación de lo humano en divino. Es el Arbol de vida lo que tienta jugosamente a esas bocas hambrientas, induciendo a un Viaje. El viaje pactado. Leemos en Pacto:

«viajarnos lejos, muy dentro nuestro; / vivir despacio, rudimentarios de todo lo que sobra. / Para habitar el mundo no se necesita más que dos bocas hambrientas; / la tuya en la mía para decirnos, para besarnos, para morirnos / en nuestros dos, Uno, de poco a poco». [Pacto]

Ese viaje al Uno es lo que permite que aún materialmente, desde la tierra y lo básico de ser carne y hueso, vayamos con consciencia cósmica a lo nirvánico, lejos de lo que no ha nacido para ser «domesicable» o una pieza imbécil de «lo que se cree necesario». Jaretón llama a ésto en Pacto «volver a lo prehistórico». La aceptación erótica es incondicional, optimista y admirada, destinada a la Unidad en la Luz y FGJ la compara con la entrega de la Torah:

«Aceptarte así, como recibimos la torá, sin condiciones ni reservas,
así participando de tu destino caprichosamente, así en el sí porque sí
despellejarte de la carnis para llegar hasta tu optimismo,
allí muy dentro tuyo donde quiero morirme.
dejar de ser yo para que me hagas de tu especie
especia madura, anís y menta, amapola y kalanith.
Hombre, robusto y fuerte Carlolus para mi vitalidad
amante consecuente de todas mis banalidades,
de todos mis deseos» [«Am-Arte», Sequoyah 20]

Un ingrediente de la aceptación amorosa implica evocación, protección y redención, proceso al que FGJ se refiere cuando dice «el rescate en la evocación busca y llama a protección». En consecuencia, al explicar hacia dónde se encamina La devoradora / la Amada / la Novia / la que busca al prometido / para hacerse Uno con él, dice en el poema Donde mis pasos:

«Tengo en la empuñadura derecha el desprendido dolor / que me ha dado origen y en la izquierda / la promesa que Ruth le hizo al asignado [...] Tu pueblo será mi pueblo, tu Dios mi Dios. / Los inmigrantes pobladores / de los campos del maíz sostuvieron el arado / y el buey a mano alzada y en la otra el Torá donde el rezo no los abandonaba...» [ Donde mis pasos / 28 Feb 2005 ]

Obsérvese la comparación por FGJ de la entrega del erotismo con la entrega de la Torah. Y, además, la consciencia que Jaretón tiene de la problemática vieja y contemporánea de las inmigraciones y fronteras con su propia condición de judía. En efecto, su familia fue víctima del Holocausto y de Polonia, su abuelo viajó a la Argentina, perdiendo en el proceso la mitad de la parentela. La entrega de la Torah también está asociada a la Sed por Saber y del paso del Oír al Comunicar. La mención de la heroína judía Ruth, la Moabita, la Abuela de David, futuro rey de Israel, no es casual. Esta Ruth significa habría que verla como un arquetipo querido a Fanny y utilizado para el tema migratorio; Ruth emigra hacia Moab, con la expectativa de encontrar un mejor futuro. Sin embargo, Moab es una nación enemiga de Israel. Se ha comentado que Ruth representa que «la fe y el amor pueden abrirse paso a través de las murallas más impenetrables». Es quien está segura del Dios en que cree o los frutos que espera de él. «Y Ruth la Moabita dijo á Noemi: Ruégote que me dejes ir al campo, y cogeré espigas en pos de aquel á cuyos ojos hallare gracia. Y ella le respondió: Ve, hija mía» [Rut 2: 2].

Ruth es la mujer que, no sólo quiere hallar gracia ante los ojos de un merecedor, sino recoger espigas en pos. Ruth trabajará para el merecedor de su sueño o ideal, porque visualiza la bendición. Que lo haga en las Tierras / Espacios / del enemigo / no le impide la confianza de que terminará trabajando por Israel / la tierra de la Promesa. Supongamos que la Tierra de la Promesa es la tierra de la Delicia / del Amado / de lo que Ruth dará testimonio es de la fe y el amor abriéndose puertas. Ruth es una, como la poeta Jaretón se define, una exploradora síquica, loca mesiánica, que se ha lanzado a buscar al «hombre oculto primordial», al Amante Ideal, al labrado como «reshimu» o impresion, con el residuo de luz / o remante de esplendor, con que Dios grabó el plan del ideal divino del futuro hombre y mujer.

La más común de las alusiones a las danzas y a los Sufis que encontramos en la poesía de FGJ es la danza de los velos. Estos velos son símbolos de los que Dios envuelve. «El envuelve su luz como una vestimenta»: Salmos 104: 2. La alusión de este salmo es el Mundo de las Vestimentas y el Mundo de la Luz. No se puede concebir el trueno, sino es precedido con un relámpago. La luz es el Llamado inicial, el arranque inspirador; la danza, el ritual erótico de la comunicación audible y visual de lo que hará. Este danzar / desvestirse / canto con la palabra / es el trabajo con Iajid, la omnipotencia absoluta divina de quien es sensible al llamado, obedeciendo a Iajid. El secreto de Ejad es hacer brillar su luz secreta para otroe, que invoca y oye. [10]

FGJ dice: «He explorado como una loca mesiánica esta Sed por Saber, y me hice del temascal del trueno, y he danzado con los sufíes» [¿Me preguntas quién soy?]. Trueno es una referencia al hablar sagrado, como el que se estila con la voz del apóstoles llamados Hijos del Trueno. La poeta concibe el habla poética como un ritmo que defiende la esencia de su danza y se arma para defender a quien combate e invoca. «Guardar mi mano, el puñal de la palabra / con que te invoco / la sal ritual y el vino / con que te tomo hasta el irse», dice en Dominarme, publicado en la revista virtual Palabras Salvajes. Ejad, al que en la poesía jaretoniana, se alude como el Uno, referencia a tres nombres hebreos, atribúdos a la Divinidad (Iachi, el único; Kadmón, el primordial y Ejad, el Uno), es una manera de presentar al Amo del Universo (Adon Olam) y el nivel de expresión de su Jesed inicial, cuando comienza «el proceso de crear».

Amarse está asociado a guardar la defensa de la tradición sagrada [Torah; Tradición]; pero, tradición en un sentido de etnicidad más arquetípica que política. Lo Sagrado / Universal / que va al origen [la costilla de Java] y al regreso / cercanía / con el Paraíso. Para visualizar este esquema, en el que FGJ expone su erotismo, son necesarios los textos ¿Me preguntas quién soy?, Presentación y Espacio. Estos puestos en la perspectiva que me dio una carta que la poeta me escribiera el 4 se marzo del 2005, es lo que me permita describir su erotismo como sagrado. En la carta dice:

Amarte así, en el abecedario sagrado, en el que el fue / sin nombre y vino a través de ti / para que yo pueda ser nombrada; ven, ven, ven, / susúrrale a mi memoria quién soy y de que costilla Java tomó vida en vos. [Carta del 4 se marzo del 2005, en Alas para volar]

La Cercanía al Hombre Inicial del Paraíso / o Edén / la precede la comprensión la develación del verdadero significado del espacio erótico, en una síntesis en que se intercambian las esencias de género. La hablante femenina de FGJ en este instante dirá «Menstrúo derramada sobre el plural de tu rostro, panaim, y entre luz y sombra develo la santa verdad. {Espacio, en Alas para volar]. Sucesivamente, en Presentación:

por donde te has metido perdiéndote para la comprensión y desde allí me alumbras, candelero de mis generaciones, eslabón donde quiero sostenerme, me invitas a las cuevas de Qumrán, y en el retorno yo te digo Hishá, soy venida o volcada del Hesh y, en ese fuego, quiero la retroalimentación con vos, de vos, en vos, alquimizarnos con la mirada ventrílocua, donde el Silencio nos hace a lo más sagrado, sólo mirarte, atravesar la penumbra, invidente, tacto en el ensamble donde a ahorcajadas me trepo por tu astucia.

Develar la Santa Verdad, en un sentido práctico, indica que hemos sido llamados al Movimiento, a la vida vibratoria, a la participación en la Luz. En el sentido innato divino se contempló la humanidad, con la dignidad dispuesta en el Brillo Superior como esencia de Dios. Si crear se relaciona con «la esencia de Dios» y «la esencia del Bien» es la divina, la que FGJ asocia al Silencio «que nos hace a lo más sagrado», el Jesed Inicial contiene o desata el Proceso de Crear. El Movimiento (Naanuim) nos verifica entitativamente en la vida material después de la Contracción Inicial de la Luz Infinita de la Divinidad y el llamado Mundo de las Vestimentas. Este mundo de velos oscure la santa verdad de que existe un hombre y mujer / potencialmente diferente al de hoy, cuya conducta anteriormente Fanny describió en Letrina. En la Cábala el Hombre Primordial Oculto es llamado Adam kadmaa stimaa y quien es capaz de absorber en sí, retroalimentarse, redimir a ese varón primordial, o ser dado, tan comúmente oculto, es la Novia / la Amante / la Deseada y se convierte en la Eva del regreso al paraíso.

En la Presentación de Jaretón, hay muchas claves y códigos que para muchos lectores que ignoran la Cábala pasan desapercibidos, haciendo la comprensión del poema más difícil. Indaguemos, por ejemplo, las referencias implícitas en los térmunos Hishá y Hesh. Empecemos con la alusión al fuego: Hesh, en hebreo, y estos fuegos se relacionar a un Ser, origen de la Luz Esencial que lo circunvalara todo antes del Tzimtzum, o contracción inicial o primer nivel de tal revelación de la luz interna de Dios. A Dios, en cuanto su capacidad innata hacia mismo no se le puede conocer porque es la paradoja de paradojas; pero, con el Amor se puede experimentar el gozo que, entre los cabalistas es llamado haashuim Atzmiim, «los deleites del Ser». La capacidad innata hacia Sí Mismo el Zohar, o Libro de Esplendores, la menciona como «Los Deleites del Rey en Si Mismo» [Shaashuei Hamalej Beatzbeamutó] en contraposicion con la luz que brilla hacia otro.

La segunda palabra en el texto: Hishá nos refiere a la sílaba repetida Sha / Shim / y ayim, / shisha / cuyo significado es blanco y cuyo valor en la Cábala es 370, que representa el numero de luces que se irradian del semblante de Dios. «Cuando brillan hacia afuera y luego vuelven a la conciencia del Semblante Divino, nace un shaashua, un deleite» [11].

El resultado de este volcamiento en Hesh y el retroalimentamiento con el Amante, es la alquimia y el Conocimiento. La mezcla del Amor y el Saber. Los exilados del Paraíso regresan a él:

«Baruj a Shem el cruce de vértebras / por donde vengo a recogerte, prepárate, / regresamos de nuestro exilio al Paraíso / y esta vez sin pecado, abrigados / con las pieles de nuestro encantamiento, / desnudo de trabas y desenfados... / [«¿Me preguntas quién soy?», en Alas para volar]

El erotismo es sagrado cuando, entre sus propósitos, se incluye una catharsis y una revelación. Se compara el exilio del Paraíso con un encantamiento, donde la piel fue lo embrujado, o trabado. Hay entonces que volver otra vez a la desnudez edénica. El cruce de vértebras puede ser una alusión a la crisis de identidad porla incomprensión de la androginia espiritual en lo evolutivo. El mensaje acumulativo de esta poética jaretoniana, su revelación «ante la unidad del mundo», es que la mujer puede ser consolante. Un instrumento que destituya todo lo que la anula miserablemente. Ella puede borrar «toda configuración humana» que le haya sido importuna.

Hay una revelación entre consuelo, revelación y reconfiguración, y parir la Palabra. Si la Palabra / la Poesía / es un proceso interno por la adquisición de la Torah y la Apertura / «llegar abierta», a la comprensión de la Tradición, mucha de la poesía que Jaretón escriba será la descripción de ese proceso. El mundo vulgar duele como una asfixia cuando falta esta Palabra y el ejercicio de su escritura. Es no sólo cuestión de ética, sino de vida. FGJ ha escrito, como lema de sus websites, ya que es su modo habitual de comunicarse, a diario en adición a lo que se recoge de su obra en antologías desde el año 2002 en diferentes antologías, e. g., sus poemas en Sensibilidades III y IV; De puño y Letra, antología poética de la Editorial Brujas (2002); V Antología el Andén de los juglares (2004); Taller del Escriba, auspiciada por agencia Córdoba Cultura (2005), «escribo para no morir».

La autora, quien también ha estado activa en Ferias de Libros [2002, 2003, 2004, 2005, 2007]' y talleres literarios, piensa que la Torah le ha permitido entender su «desencaje», como dice en Auromaquía [véase Sequoyah 7]; la ha preparado, «no la que soy sino la que en estos próximos momentos voy a ser». La poesía es praxis. El futuro que vale no es entelequia ni condescendencia con las letrinas del «servicio público». Uno de los poemas más duros al señalar las banalidades del mundo y «las vulgaridades que tensan la cuerda donde nadie salvará 'En la hora señalada' que el bueno venza sobre el malo» [Presentación] es precisamente Letrina, donde acusa que la mayor parte de los hombres tienen los mismos códigos como si los cortara la misma tijera. Acumulan los mismos desechos culturales en ellos mismos para quedárselos o imponerlos a otros: «En eso quedás, eso sos, / y te resistes a cambiar de taza, de urinario y de vida». Mas, como hemos dicho, donde Fanny G. Jaretón quiere sus pasos es En la Hora Señalada del Amado, en su cercanía, y entonces, se dispone ante el «árbol del Saber», a «conocer y trepar al árbol de los muertos». [«Donde mis pasos»]

Paradógicamente, ese árbol que contiene los secretos de la Vida y la Muerte es el desafío. Es el de la tarea. Trepará a él porque es su prueba solitaria y crucial. Dirá, con gracioso onomatopeya, «aire... me falta sin voz cuando me quedo sin vos». Literalmente, los árboles son los pulmones del planeta. Conocer al hombre, con todas sus facetas, es la tarea de la estudiante de la Torah. Mario Satz describe a la Torah y la Kábala como «El árbol de los filosófos», interesados en la vida, como síntesis orgánica en Malkuth y del erotismo de corazones. Nos recuerda que Filón de Alejandría, filósofo del siglo II, pensaba que el Arbol de la Vida estaba en el corazón del hombre y la mujer. Este es el hombre que los hablantes de FGJ llaman «desde el suspiro que da muerte» [«Y si»]. Jaretón alude al árbol como la esencia misma de su evitud, su evanescencia, así como externamente el árbol es, al decir de Satz, «el gran articulador de estratos y niveles, el modelo más acabado de síntesis orgánica». [12]

La Devoradora es la Lilith quien llegó a conocer al Adán y sus muchos rostros generacionales hasta el hoy. Portadora de la «Evanescencia de mí, carcajada de lo perentorio», en el presente esta Reina de Mando, Ruth heroica, crítica mesiánica, conoce el «ritmo natural de esta escritura», está «abierta al extremo de ingle». Es todavía una sombra encarnada de la Hembra Celeste, pero, en la tierra, es la que puede parir el Poema. «Toso y esfuerzo la dilatación donde parirte Poema, desde este dolor tan natural donde madre me haces, donde hija me tienes, donde muerte me sepultas para nacerme tantas veces» [Evanescencia] El gran poema de la vida es la redención. Parir la redención equivale a convencer al amante, al deseado, que e«la raíz de lo puro, es el Ser, es lo Inmortal. Todos los mundos se asientan en ella, y nadie puede pasar más allá. Esa es la verdad» [Satz) y esta verdad es un Poema, se construye con diálogo entre amantes, que es el mismo diálogo entre el Amor y el Saber (Conocimiento). En Upanishads se agrega que: «El Señor de la Muerte habla del árbol cósmico que arraiga en el Ser, el Alma cosmica: 'Esa es la higuera eterna, que tiene sus raíces en lo alto y sus ramas en lo bajo». En rigor, lo que ésto último añade es que el Paridor del Poema puede ser hombre o mujer. En términos prácticos, entre las parejas, el mensajero que devora lo impuro, o la mensajera que lo hace, es quien primeramente haya arribado a La Hora Señalada, o la Cercanía de Ser omsciente, la consciencia cósmica, y pueda oficiar como el andrógino.

«De todas maneras, no escribo para ser comprendida, sé de antemano que nunca lo he sido» [Presentación, en Alas para volar]. La poeta vive para una msión más alta, serse La Devoradora en La Hora Señalada y ésto implica huirse de la Letrina / «donde los hombres / descorchan sus esfínteres / y se mean y cagan / como una básica necesidad, / de forma vil, sin ni siquiera alzar la tapa / ni tirar de la cadena». El sexo profano puede ser visto como parte de esa letrina, pero, también puede ser transmutado. Desde la perspectiva del erotismo de FGJ que más que feminismo erótico, hemos llamado humanismo erótico, en la noche de revelaciones, vence el explorador síquico, esto es, aquel que ha conocido la pluralidad de Panin, el Rostro, que implica la noción del ser andrógino. [13]

El erotismo de FGJ se condiciona a la experiencia, de lo que llamara «una noche de revelaciones, hundida en tu bajo vientre», «venirme venida en vos», apriorística condición del «haber encontrado la mezcla del consuelo en nuestras Kardias». «Entonces la mujer al fin, descubre su regazo de leche y miel para que descanses en su nutriente resguardo de encantadora» [«La mujer», Sequoyah 3].

Una parte de la construcción espiritual de La Encantadora nutricia, la dueña del «vientre del vocabulario» donde su fecundidad se coparticipa al varón y dándole «carácter de creador. Paridor. Caballito de mar», está descrita por FGJ con un lenguaje testamentario y conciliador. La mujer que ama recibe, pacta desde una comprensión más sabia y optimista. La experiencia de la indistinción, respecto al ser discontínuo de la opresión, o domesticación por el machismo, es referida como una condición que pausara el encuentro armonioso, comparable con los años de sed y vagar en el desierto. La poesía jaretoniano es explícita al describir las tensiones entre los modelos de lo viejo y lo nuevo. Recuerda los libros sagrados en cuanto a demarcar etapas.

Hacéme un nuevo pacto en vos.
Soy esta comprensión diferente
que viene a recibirte.
La pausa es la condición que llega a domesticarme.
Tantos años de desierto en la sed
por saberte. Por saberte navegué cuánto mundo.
Era el destino que creí sueño perdido.
Pero me amarras con tu lazo de cognición.
Sepamos entonces. [«Derej»,
3]

Estos años en el desierto («en la sed por saberte») son tiempos de desesperanza que FGJ contrapone al presente cuando es posible el alzamiento del Prometido. Es el tiempo de «las mujeres áridas» que «robaron el regocijo» al hombre [«La que lo presume»,
Sequoyah 11], posponiendo el encuentro con El Prometido. El hombre y la mujer son víctimas por iguales. «Somos víctimas de víctima. / Trapecio horroroso donde no hay perdón». [«Epidermis», Sequoyah 14]. El Tiempo del Prometido viene como resultado de la derrota del Ultimo Miedo.

Vino en los tiempos finales de mis tiempos
alzándose como El Prometido.
Vino y me dejó beber de su fe
de su dolor opaco
del nudo que estranguló al miedo último.
[«La muerte no existe»,
Sequoyah 15]

FGJ describe a las Mujeres áridas y su condición en la escena social de la sed y la inadecuación para el amor. Indica que están «Buceando en las alcantarillas (de) los miedos» [«Del recorrido por los saltos al árbol de la tentación», Sequoyah 15] y que han sido cómplices de las discontinuidades y engaños del varón que las ata a sus perversidades». [«Voyeur»,
Sequoyah 16]. Han sido concebidas como trampas vivientes, su desnudez vergonzosa, criaturas en deshonra que no merecen el perdón [«Primitiva», Sequoyah 28], «la discriminación que me manchó, Hija y víctima». [«Será esta la muerte», Sequoyah 15}. «Somos víctimas de víctimas. / Trapecio horroroso donde no hay perdón». [«Epidermis», Sequoyah 14]. El hombre en los tiempos de esa aridez es «por haber coronado al cuerpo», traicionado «a lo que brilla» [El poder del peneamiento clitoriano, Sequoyah 17]; se erige a si mismo como un absoluto. Su úlrimo miedo puede ser un miedo misógino al Yo precario de la mujer. Miedo a que ella siga teniendo las artes para seducirlo. «Ignora que su tamaño admite / la forma de Dios en mi cuerpo. / Estallo con carcajada de cascabel / tentándolo una vez y otra». [«Atentación», Sequoyah 2].

La mujer que no avergüenza sus miedos, que no despierta «al fin llena de sueños» no es erótica. No es capaz de abrir los ojos al varón para mostrar un camino redencional. No es la «zorrita que le tira del lente». La mujer valedera como «Combatiente» o «Eva trascendental» es una entre esos «animales con astucia», donde «se guarda la esencia». Y ella compara este hablante con una leona y al amante deseado con un caballo: «Por eso es que rujo tu nombre salvaje. / Ese caballo que me cabalga en libertad inviolado». El amante idóneo es descrito con mucha riqueza y humor en la poesía de FGJ. Así, por ejemplo, hallamos expresiones como éstas: «vos capitán Urraca», «Vos mago mío», «Dramático mío, astuto con alas» [«Ataní», Sequoyah 20] «Vos con diente de perro que ladra y me muerde y me orina para marcar / la propiedad privada» [«Ataní», ibid] y «Vos o el ángel bandido que vino a embriagarme con las inoportunidades». También la amante zorruna, expertamente erótica, recibe el rango de Artista / Matrona: «Dicen que su oficio de puta lo desempeña por amor al arte. / Ella se llama Amada. / A mi me gusta el arte en toda su expresión». [«Epidermis»,
Sequoyah 14]

Otro aspecto por el que la poesía de FGJ se cimenta sobre el erotismo sagrado son las mismas simbologías judaicas. Ella acude a códigos de la Torah y la Kabalah para sustanciar la experiencia revelada de este «Saber», «saberte», que mienta la búsqueda y descripción del Amante. O la espera del Ser dado para circunstancias favorables. Para dar cuenta del esta búsqueda, su poesía se convierte en el dispositivo desde el cual escribirá sobre «lo que no se puede decir, ámbar de emociones». Su hablante erótica comienza una tarea reconstructora y pregunta: «¿No ves que necesito imperiosamente encontrarme?» Encontrarse obliga a concretizar, allí donde existe el temor y el límite emocional «de lo que no se puede decir», o pocos quieren entender. La búsqueda del Amor es la apertura para romper las abstracciones, el miedo a la discontinuidad de la muerte y volar como un Fénix de la Creación.

En su erotismo sagrado, FGJ es consciente, intuitivamente consciente, de «esa cadena que me ata al Origen de las cosas» [«Primitiva»,
Sequoyah 28]. El origen de las cosas incluye a Dios como creador; pero también las leyes evolucionarias, la adaptación social y los desafíos / tentaciones / de la vida y la muerte. El Amor que los hablantes de FGJ buscan, tan apasionadamente descritos en su sexualidad fáctica, distingue entre «lo absurdo» que es «hacer el amor» como un mero «frote de cuerpos», y el amor donde salta como fuego «la chispa Divina»; este amor, más allá de la «abstracción pesada, pesada que pocos entienden» es «la catarata embriagante de fuerzas superiores lloviéndonos en el Amor», dice ella en un interesante ensayo [«El poder del peneamiento clitoriano», Sequoyah 17]

La Amante que se prefigura en sus escritos es una «pequeña combatiente» y su trabajo se realiza en el alma de su pretendido. Su meta es ser escuchada y para ello no hablará sumisamente. La combatiente quiere golpear, derribar, retumbar' llegar sin avisar ni tocar puertas [«La que lo presume»,
Sequoyah 11]. A quien conocerá no es al más tonto ni se lo trata en cualquier lugar. Puertas quiere que «se abran al más omnisciente»; porque ella está dispuesta a sacrificios y esfuerzos aún, como parte del paisaje evolucionario, «donde el no ser cohabita en la cópula de cualquier salvaje». En uno de los trozos de su prosa poética, describe su recorrido o las tarea que tiene la Amante. «Hay que caminar, girar, danzar dejar arrastrarse por la palabra, mecerlas y tener mucho cuidado porque el que habla dice y el que dice» [Del recorrido por los saltos al árbol de la tentación», Sequoyah 15]. La intensidad de esas tareas de amor la compara con «Delfos (yendo) contra el mismo cielo», o con una «Potra Indomable» que se enfrenta a los deberes de la Serpiente kundanílica en el Eden, «enterrar la palabra de fuego», agotarse «en la carcajada promiscua sin pedir perdón». [«Edenes», Sequoyah 3] «Explorar toda su fantasía entre mis piernas», porque una revelación ha sido comunicada: el Cielo es la síntesis de dos principios Fuego y Agua. En hebreo, Shamaim es la palabra para Cielo y las dos raíces del vocablo son fuego y agua. Con estos elementos también están descritas la condición de lo Activo y lo Pasivo.

La concretitud y plasticidad del lenguaje erótico permite que leamos el rechazo de FGJ a la abstracción. La voz receptiva del Agua, humedad femenina, es la que dice: «No provoqués la desnaturalización / de nuestro Árbol de Vida que a la Vida da. / No te elevés sobre lo abstracto. / Permite que nos materialicemos en la carne» [«El Tronco y su Flor-A-Sión», Sequoyah 22] La abstracción vuelve posibilidad especulatica lo que se puede saber y, aras de hecho y no tanteo, la hablante de FGJ requiere: «ya no quiero adivinarte / quiero saberte» [«Am-Arte», Sequoyah 20] En la búsqueda del Amante masculino, la amada llega ávida: «Te llego ávida buscando sangre y aliento en el fuego / de la alquimia donde me reestableces: carne virgen / como antes pura que marca al fin / en este nuevo tiempo el camino donde regresarnos al Origen».

Entre los códigos más ricos que se manejan en el erotismo sagrado de FGJ están el Fuego y el Origen. En la Kabalah, el fuego es referido como el Pilar Derecho. El profeta Ezequiel lo refiere como la «gloria del Señor» (Ez. 1: 27) o el Triunfo del que pasa por el Portal de Hineni, tras trabajar con los elementos de la Naturaleza, que incluye la Tierra. Este erotismo terrenal es el momento en que a la palabra le nace cuerpo: «Aprendamos del alefh-bet de tu boca. / Cuerpo en la palabra. / El gufh y el shoresh. / Enigmas donde restablecerte». [«Derej»,
Sequoyah 3] Pero, por igual, esta madurez en que uno en la pareja, sea el varón o la hembra, se compromete a dar una enseñanza, el arte de la Amada, «clamar por la boca del amor» [«¡De pie!»: Sequoyah 11], es el « consuelo que (me) lleva al retorno», ds lo que opermitre ir «resucitando en el amor trascendido / la manifestación del Milagro» [«La muerte no existe», Sequoyah 15]. Cuando se observa el fin de la discontinuidad del Ser, lo que no se dejaba asir por absoluto se culmina como amor.

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Notas Bibliográficas

[1] Joaquín Caro Romero, Antología de la poesía erótica española de nuestro tiempo [Paris, 1973] Cf. María C. Albin, El erotismo sagrado en la poesía de Teresa de Avila [Crítica hispánica, Vol. 29, Nº 1-2, 2007, pags. 31-45] y Moshé Idel, Cábala y Eros [Editorial: Siruela Año: 2009] 412 ps. Traducción del italiano (a partir de la versión de Elisabetta Zevi) de Pablo García Acosta. Me parece importante que en la España del siglo XIII en las provincias españolas: primero en Cataluña y después en Castilla, sean los judíos los que introduzcan la temática del Eros y la sexualidad, en los reinos humano y divino. El Catedrático de Cábala y Pensamiento Judío de la Universidad Hebrea de Jerusalén Moshé Idel explica que el tema y el papel más activo de los elementos femeninos en la discusión emerge de una manera bastante espectacular, con repercusión entre el público cristiano y judío en el Renacimientom después de la expulsión de los judíos de la península Ibérica. Entre el temario que cabalistas serfardíes y judíos como Moisés León traen a la palestra destacan, «no sólo la procreación, sino también la inducción del hieros gamos superno entre las potencias divinas por medio de la actividad sexual humana», «interpretaciones del andrógino en el misticismo judío», «categorías de concubina divina, etno-erotismo y cosmo-erotismo en textos cabalísticos», «el esquema corporal de la pareja y el rol de la mujer en el modelo teúrgico-extático de la Cábala, correspondencias de la unión sexual en los mundos celestiales y su ritualización terrenal según la Cábala luriánica».

[2] Mercedes Rowinsky-Geurts, Entre mujeres: conversaciones íntimas sobre el erotismo en la poesía latinoamericana del siglo XX, Congreso de la Asociación de Hispanistas de Canadá, Ver En conversaciones epistolares con Fanny G. Jaretón es obvio que esta autora está consciente de que «aun en estos tiempos, donde mi escritura es rechazada o da comezón o escozor o molestia; sí, yo comprendo que algo pasa con la ecléctica escritura; pero no todos están preparados para el show a 220» [Carta personal de FGJ: Junio 6, 2009}

[3] Sofía Kearns, Una ruta hacia la conciencia feminista: la poesía de Gioconda Belli. En contraposición al feminismo erótico homosexual o excluyente de la Otredad heterosexual, la poesía de FGJ marca su diferencia. Cree sí en una Nueva ERA-ERO en estos tiempos «de los nuevos principios del principio del Principio». Su poesía hilvana una «Vuelta al Ori-gen» y para explicar el concepto acude a dividir silábicamente la palabra Origen de modo que sea claro que el origen, artística y poéticamente dicho tiene que ver con el placer. Se refiere al «placer en las figuras del arte del Origami y el arte de hacer fguras con papel («orikatas»). Más fundamentalmente, comunica que «hace más o menos unos 20 años», visualizó «el Conocimiento de este Hombre del arquetipo nuevo», al que no se descubre libre de dificultades. «Nunca me imaginé tanto dolor que debía atravesar para llegar al Placer y aceptación y acierto en él». Sin duda, habla sobre el Amante / Esposo / los Seres Brillantes («Hashmalim») y el «Tahar» de su poesía.

También es obvio que Jaretón no piensa al Andrógino como un homosexual o una lesbiana. «Considero que el lesbianismo o la homosexualidad es una enfermedad, una deformación del ser porque no ha podido visualizar el camino de la androgenitura»; de igual modo, escribe que «el erotismo exacerbado también es una enfermedad» [Carta de Fanny G. Jaretón: Junio 6, 2009]. Donde FGJ identifica al Ser, mediante el cual se adviene como pueblo o sociedad, es en el origen mismo del Verbo. «Hube de Ser y vino, radiante conmensurada, sublime»; «era cosa sagrada, recibir del Todo a la palabra, y entonces nos hicimos pueblo» [A modo de biografía: publicada en Alas para volar]. Este ser mencionado es la Niña angélica / Ser brillante / que defiende en sí, desde su biología, pero que «no soy yo la que habla, que es el alma que quiere y puja con las herramientas que el cuerpo presta para declararse viva». (ibid). FGJ suele escribir en forma catártica. Esto es, con un «escribir desordenado como me sale-desde mi Tobabou, para llegar al Hor». (sic.)

[4] Sally Robinson, Engendering the Subject. Gender and Self-Representation in Contemporary Women's Fiction [Albany: SUNY Press, 1991]. La poeta y novelista Belli es quizás la más aclamada de las feministas eróticas en habla española y libros suyos como El pais bajo mi piel : memorias de amor y guerra (2001), su novela la El pergamino de la seducción (2006) y el reciente El infinito en la palma de la mano (2008) han si traducidos al inglés por Kristina Cordero y Lisa Dillman. Ante y pese a los marcos bellianos de autorepresentación femenina, muchos muy plausibles, de la nicaraguense, Fanny G. Jaretón se observa como portavoz de algo nuevo: una «concepción Angelical de Jungla», de acercamiento a los Hombres Iniciales y de regreso al Ori-Gen y data la raíz de esta consciencia de la Nueva Era-Ero(s) a su encuentro con un shamán en Perú y lo aprendido con él. El Shamán peruano «nos llevó a algunos pocos a la Montaña y allí, entre un frío que nos cortaba la vida, al límite de los límites y en el ritual sagrado del ayahuasca, y la ceremonia de la contemplación, y fumar tabaco en chala, y… esos mandalas dibujados con piedras, plumas y elementos, me habló sobre la niña (que) traía un mensaje auspicioso. Era muy alegre, cantarina, segura, estaba recubierta de luz, oro, su voz sonaba metálica, así como doble encasillamiento, con un eco de más allá del Más Allá».

Fanny se identifica con esa niña. Es la niña de su Llamado a la Poesía y a lo que la aparta de todo sufrimiento indeseado para que pueda concebir la vida como deleite. «Sé que todo lo que produce infelicidad no es el camino correcto», escribe ella. Esta es una premisa para justipreciar su voz erótica. El erotismo se hace para recobrar el placer, el sueño perdido del Placer.

[5] Georges Bataille, El erotismo (Tusquets Editores, Barcelona / 2000)

[6] R. Donald Papon, Enciclopedia del saber antiguo y prohibido [Alianza Editorial. Madrid: 1993]

[7] Ibid. La idea del reposo / como alegría y deleite / se expone en textos como «Porfía», «Te espero» y «Somos». Quien reposa, en verdad, es sólo aquel que tiene el poder de transmitir una «vida lejos del dolor»; o el que comulga «con el amor que nada tiene que ver y tiene que ver con el sexo, el sexo del saxo donde me sabes a música de boca de bronce». Con el gozo de la Torah, se van comprendiendo los tres niveles generales de la esencia divina: Iajid, Ejad y Kadmón. El reposo puede manifestarse como una experiencia nirvánica, en cuanto como escribe en Somos, una vez que se halla al Amado, al objeto de las devociones, es difícil que se les obstruya. He aquí una pregunta retírica: «Dos orgasmos perpetuos. ¿Cómo podremos separarnos?»

La poeta se encuentra liberada de padecimientos o dolores de crecimiento de su infancia, etapas que a su tiempo se juzgaron sicológicamente como «ser de inmadurez, de no querer hacerme hacer cargo, de la dependencia»; en ninguna se las cuales puede originarse un gozo permanente de la vida. Es la experiencia negativa antes de la revelación que le sería confiada: primero, conocer su propia Niña Interior / ángel, / guardiana / quien combatirá a su vez otras «niñas, la del temor, la abandónica, la huérfana», de modo que la justicia piadosa comienza en sí. Completada la fase, FGJ se valora: «Puedo decirte aquí que soy la mujer más dulce, de mayor frescura, de identidad muy que por demás femenina que puedas haber conocido en esta tierra y que jamás tuve dudas sobre mi identidad sexual femenina-la primera- Pero todo esto que te digo me hace pensar que vine con este mensaje, este descubrimiento, desde más Allá».

La Vieja Historia / en el vigente Modelo Patriarcal / es la misma experiencia negativa, individual y sicológica de la poeta, pero en el reverso de lo íntimo-subjetivo, el marco social. Es aquí, fuera de la consciencia personal de la poeta, donde se oferta el erotismo excerbado y donde estarían sus causas: «tremendas carencias» de afecto «o haber sido producto de violaciones o aberraciones de mayor género».

[8] Ibid.

[9] María C. Albin, op. cit. El poema Pacto de Fanny Jaretón es la evidencia de la participación de ella en una doctrina cabalística mencionada como «El inicio del decreto del Rey» en la etapa de Ana Emloj / término que expresa el pensamiento y deseo grabado en el Brillo Superior: crear un hombre superior, al Otro, al Rey de Abajo. Jaretón batalla, como «pequeña Combatiente» por hallar, en las penumbras de esta vida, al Hombre Oculto Primordial, al que festeja con música y danza, no con holocaustos sangrientos. «No es con sangre hoy / el holocausto que te ofrecemos / es con la alabanza con que te tañen mis caderas / es con el júbilo de mi pandero demencial /que te festejo» [Al Mesías]. El combatir es su cotidiana creatividad y su invocar a Heshem. La meta es hallar, en medio de la «selva de lo bestiario», «mi rey». Su planteo es que él no desfallezca: «Que enjuague tu desfallecimiento; / pido a los ángeles que intercedan por tu memoria recuperes el aroma a yerba buena», escribe en el texto sin título en su blogosfera Alas para volar. En el texto E-Leva-Sión hay una referencia al Sábado / tradicional día de reposo que, necesariamente, no hay que interpretar desde la poética erótica como la el misvot doctrinal ortodoxo de Guardar el Sábado. Aquí, más bien, se vigila el Camino del Arbol de la Vida (Génesis 3:24) y la Sabiduría (Proverbios 3:18). Matz, en una bella interpretación del Arbol y los posibles vínculos con el reposo meditativo, dice que al meditar sea en sábado o cualquier día que elijamos, regresamos «de lo exotérmico a lo endotérmico sometiendo durante ciertos períodos la libertad animal a la paz vegetal, la inquietud dinámica espacial a la serenidad estática de un tiempo que busca detenerse o, por lo menos, atenuar la velocidad de su curso. No pudiendo ser enteramente árbol el ser humano sueña que, por las hojas de sus verdes actos, puede crecer hasta el más alto cielo de su comprensión». Siendo así, reposar es crear.

[10] Cf. Moshé Idel, Studies in Ecstatic Kabbalah, (Albany, NY, State University of New York Press, 1988) y Cabalá y erotismo (Milano, 1993). La creencia de FGJ en el Arbol de la Vida (Etz ha-jaim) y el alimentarse con sus fruto implica que la noción de un «despertar de abajo» (itoriuta deletata), asociado al «despertar de arriba» (itoriuta deleila), puede originar éxtasis, con o sin sexo. En el lenguaje erótico, la palabra éxtasis puede referirse a la santidad, o a un gozo sublime, no necesariamente físico. Sin embargo, la poesía jaretoniana es una celebración del nacer biológico. Contrario a las religiones que no festejan la carnalidad, el erotismo lo hace. «Pensar el cuerpo es, para la Kábala, indivisible de pensar en los nombres de sus órganos y miembros. Así, efectivamente y en ombligo, tabur subyace tob, el bien. Reflejo notable de que para la cosmología bíblica nacer, venir al mundo, es un hecho positivo, al revés que en el pensamiento clásico griego que desconfía de la ensomatosis o encarnación».

El estudio de la Cábala implica el reconocimiento de que los ángeles son «poderes divinos cristalizados en las letras de alfabeto». En los artículos de Mario Satz, incluyendo El árbol de la vida y el árbol de los filósofos, Los rostros, El papel de la imaginación en la vida espiritual, se explica los presupuestos filosóficos de la idea. Segun la Kabalah, los creadores del Universo son los elohim, que corresponden al Logos de Platon; los Elohim son diez y están relacionados con las sefirot o esferas de la conciencia de Dios. En el proceso creativo, tal como lo interpreta la Cábala, cuando el espíritu humano desea «hacerse activo y creador» lo consigue mediante diez emanaciones de la inteligencia divina, creadoras del Espíritu, mediadoras entre la Divinidad y el hombre, ente / «caricatura», dice Fanny Jaretón, que hoy ha naufragado en la bestialidad, la confusión y los temperamentos, inestables e hipersensibles (Ver La Sabiduría de la Cabalá, Lección 7. Pero Fanny cree en los Seres Brillantes («Hashmalim»). Invoca los ángeles para que ayuden a discenir la persona o ser primordial que está en su potencial y en el de su amado. El Arbol de la Vida (del que FGJ habla en [Y si, en Muestrarios], metáfora esencial, como la palmera, símbolo de la columna vertebral del hombre, de su Pilar Esencial, «alude a los misteriosos 32 senderos de la sabiduría, delicadamente ocultos, que confluyen hacia el corazón» [M. Satz, en El árbol de la vida y el árbol de los filósofos] Los 32 senderos de esta Sabiduría ayudan a descubrir al Ser Primordial que ha sido semiocultado en los diez anillos, los sefirots del Arbol.

El Dr. Idal nos habla del Shisha knafaim le-Ejad, una idea presente en la poesía jaretoniana e implícita en la mención Hishá en Presentación. «Cada ángel tenía seis alas, los mediadores». La visión de esos ángeles, en la experiencia de Fanny, tal como ella la cuenta, es a través de las niñas que se articulan o proyectan por su medio. «Yo transité varias niñas, la del temor, la abandónica, la huérfana, pero luego que tuve una fuerte experiencia con un chamán del Perú...En este tiempo, cuando la revelación vendrá por boca de los niños, ... la niña que me acompaña es otra y no quiero ni voy a permitir que me quiten, me maten ese Ser que siempre mira absorta, con ingenuidad, con curiosidad, con fascinación, con inquietud y con muchísima alegría al mundo tratando de Des-cubrir para descubrirse» [Carta]. A esta parte angélica, elevada por humildad / alejarse del protagonismo de ser la primera, de su personalidad y atributo natural, Fanny la llama «Dafna». Y explicita: Y algo de eso, de humildad, hay en no querer publicar, ni pararme en los estrados y pienso por ahí que tal vez por eso y el agregado, fui nombrada dafna, con la Delet, quien sabe abrir la puerta y sabe que es lo que está haciendo con ese abrir la puerta. Es que se me permitió desarrollar esta suerte de escritura... Nunca me he podido apartar de mi ser niña. Las psicólogas y el medio hablaban de mi ser de inmadurez, de no querer hacerme hacer cargo, de la dependencia y yo me enfurecía. íNo es éso! Es otra cosa».

[11] La noción del Deleite es importante en la poesía de FGJ. En su trabajo Los cuatro elementos, el rostro y el carácter del kabalista Satz, explica códigos que hallaremos como referencias de deleite. El fuego, metáfora tan especialmente atesorada por la poeta, es símbolo del Rostro más alto de lo Divino. No es sólo Sol central, representa idealismo y empresa. Razón, saber, espíritu. En su contraposición, el Rostro más ancho de la Divinidad es el Agua, la sensibilidad, el alma sentimental y la imaginación («dimión», en hebreo). Sobre el Agua del Alma, pasa un puente que los cabalistas llaman Dikna, en la sicología junguiana, el puente entre el inconciente y el conciente del alma. Para los cabalistas, al darse la visión de la vida espiritual, sus gozos y beneficios, su multiforme sabiduría, se acude a las metáforas del Arbol de la Vida y la Muerte, o del Ser y el Conocimiento; los Rostros o Luz del Semblante de la Divinidad, conocida como las 370 Luces. «En la luz del rostro del Rey está la vida». Los cabalistas enseñan que «la parte octava y decimotercera de Dikna son conocidas como el mazal o fuente del influjo Divino superior y el inferior. El secreto de Dikna es el puente entre el estado aún infinito de las luces de Arij Anpín y el estado relativamente finito de las luces y los recipientes de los partzufim subsecuentes del mundo de Atzilut. (cf. La Dikna o barba de Arij Anpín). Cada pelo de la barba en la Luz del Semblante de Arij representa un poder de tzimtzum individual para contraer.

[12] Mario Satz, «Los cuatro elementos, el rostro y el carácter», loc. cit.

[13] Mario Satz, ibid.. Contrario a las discusiones posibles en el seno del feminismo, donde impera la noción de erotomanías lésbicas y/o el narcisismo homosexual de hembra o varón, la auto-ironía, la auto-enajenación o el cuerpo autoinmolado para no inscribirse como objeto erótico del deseo masculino [Joaquín Caro Romero, Antología de la poesía erótica española de nuestro tiempo, loc. cit.], la propuestra de la poesía jaretoniana, es la androginia divina. Esta androginia es una visión relaciona a la luz, el Semblante de la Luz / Rostro de Dios / y Maljut. Mario Satz explica que en hebreo bíblico «y por extensión también en el moderno, panim, rostro, es una palabra plural, lo bastante ancha y móvil como para incluir todas las expresiones, mutaciones, desplantes y énfasis que una cara humana puede asumir durante todos los días de su vida». Y, sucesivamente, la noción de Rostro es asociada al «Maljut del mundo de Atzilut» y su ascenso hasta el nivel de Arij Anpin, quien dispensa su luz a través de sus 13 clases de misericordia. «El partzuf externo de keter (la Corona del Padre), correspondiente al poder supra conciente de la voluntad en el alma. El Partzuf (Arij Anpin o Jojmá) es el Pilar de la Misericordia».

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2 comments:

Daniela Villarreal Rubio said...

Encantada de haber leído, ahora voy a ser fiel seguidora de tu blog.

Saludos, amigo Carlos.

Gustavo Tisocco said...

Felicidades Jaretón amiga mía.
Un abrazo gus.