a César Vallejo
Hemos estado hambrientos, pordioseros,
desesperados en el fondo del bostezo.
Avergonzados, sospechosos,
sin saber si estar agradecidos
de que la geografía nos diera alguna vez
su dignidad de espacio manso, volumen
en la esfera de lo vivo.
Uno al otro, nos miramos mansamente
dibujados en sociedad, sin firmamento,
como dos colegados, truncamente burlados
por el infinito, en la miseria de ser-ahí,
tan angustiosos que la rebeldía se apaga
y la llama remanente por más desventura llega.
La muerte abre su boca y nos espera
y aún ni queremos ser
ni queremos haber-sido.
11-9-1996 / Indice / Heideggerianas
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