El Verbo está en tí. Lo que en tí oye, ve
y obra, es el Verbo mismo, el fuego sagrado,
la palabra creadora: Osiris, en Poinmadres
Por verte, amada mía, hermana Cheybi, *
me acosté con dolor y miedo
después que abrí la Puerta del Espanto.
Bajé por una escalera de quejumbre,
casi un abismo en cuyo fondo hay serpientes.
Por el drama interior de mi vida,
traje las carencias, las conté una a una,
pieza por pieza con vergüenza.
Son largas miserias y ciclos de falsía
que Tiphón metió como gato por liebre
en mis alforjas, mis talegas, mis bolsillos.
Yo quise resucitar, te lo juro.
¿Quién quiere cargar con el fracaso
día tras día, quién se complace con el tedio,
quién de veras dirá que no hay algo adicional
que recompensa aún en los áridos desiertos
de vivencias, quién en la ciudad de penumbras
no te avizora como una luz, espejo de amor,
hermana, como Venus, hermana invisible
en las aldeas sin dicha?
Te necesité como una palabra
porque el poeta es un pordiosero
sin el genio de luna, sin la belleza
de sol... y nuevo sol es tu mirada
y nueva luna tu boca. Eres todo eso
(porque yo no tengo labios sin tu beso,
yo no tengo cuerpo sin tu abrazo).
Mi mirada andariega no es gozosa
y mi cuerpo está friolento, trémulo, agotado.
Tengo el hambre intensa de tu ser
y tu ser es mi ser. Y tu ausencia.
Por verte, amada, yo me dije 'enamorado'
frente al espejo opaco y engañoso
donde no estás ni estoy tampoco.
Me dije 'mentiroso', prófugo
de la inteligencia soberana,
porque eres velo que no rasgo,
imposible que no posibilito.
¡Cómo te he necesitado, aroma invisible
de la rosa, hermana de mis dedos
en lo infinito, cómo no rasgo el himen
de tus pétalos, ni fluyo a tí
con esperma de mis días!
¡Qué miserable que no sepa oir ni ver
ni dar un paso porque los huesos son flaqueza
y el alma terrestre, cautiverio!
Por verte es que el amor da esperanza
y la esperanza, último recurso, duele,
pero me arrastra al monte donde estás,
al escondite que se piensa siniestro,
infranqueable sarcófago entre las nieblas
del puerto o la sepultura de tu barca
suspendida en el tiempo.
Entonces fuí y he sido el importuno
que te llama, doble de tu sombra he sido
porque no hay luz posible si no me accedes
y me dices: «¡Sube, hermano mío!
Participa en este viaje de los días milenarios.
¡Qué bueno que llegaras! Te extraño».
Por amor, me llevaste al Pozo
donde late la verdad de fondo,
la hermandad primiginia.
Y ahora entiendo tu ternura que me obsede,
madre cósmica, esposa de perenne lamento.
Hoy soy el reo que tú rescatas,
viéndome en lo amable de tu abrazo.
Me cargas como al pequeño Osiris.
Delatas las razones ignotas y tempranas
por las que he vivido enamorado.
¡Buscándite, esperándote!
3-09-2004 / Del libro inédito Teth, mi serpiente»
La Naranja / Pocahontas
___
* Cheybi o Ku = entre los egipcios del Culto a Isis-Osiris, símbolo del Espíritu Divino, el Yo Celeste de los pastóforos, o guardianes del los símbolos sagrados.
En una de las pirámides egipicias, en una recámara donde se reunían los afiliados al culto de Isis-Osiris, se hallaba el Pozo de la Verda, al que se accedía por la «Puerta del Espanto. En las iniciaciones, se daba una representación sobre el misterio de la resurrección en vida; pero se preconizaba el hecho de que hay que para resucitar también se debe morir. En el ritual, el iniciado «moría» en una serie de sueños extáticos, inducido por ciertos aromas y alucinógenos, después de acostarse en un sarcófago. Una experiencia con la irrupción de Isis, la «hermana / esposa» invisible, pudiera haber sido el indicio de la «maestría» o el discipulado místico, a quienes se les llamaba «los resuscitados en vida».
La enseñanza sobre el Pozo de la Verdad está también en los escritos hebreos como el «Pozo del Viviente que me ve».
y obra, es el Verbo mismo, el fuego sagrado,
la palabra creadora: Osiris, en Poinmadres
Por verte, amada mía, hermana Cheybi, *
me acosté con dolor y miedo
después que abrí la Puerta del Espanto.
Bajé por una escalera de quejumbre,
casi un abismo en cuyo fondo hay serpientes.
Por el drama interior de mi vida,
traje las carencias, las conté una a una,
pieza por pieza con vergüenza.
Son largas miserias y ciclos de falsía
que Tiphón metió como gato por liebre
en mis alforjas, mis talegas, mis bolsillos.
Yo quise resucitar, te lo juro.
¿Quién quiere cargar con el fracaso
día tras día, quién se complace con el tedio,
quién de veras dirá que no hay algo adicional
que recompensa aún en los áridos desiertos
de vivencias, quién en la ciudad de penumbras
no te avizora como una luz, espejo de amor,
hermana, como Venus, hermana invisible
en las aldeas sin dicha?
Te necesité como una palabra
porque el poeta es un pordiosero
sin el genio de luna, sin la belleza
de sol... y nuevo sol es tu mirada
y nueva luna tu boca. Eres todo eso
(porque yo no tengo labios sin tu beso,
yo no tengo cuerpo sin tu abrazo).
Mi mirada andariega no es gozosa
y mi cuerpo está friolento, trémulo, agotado.
Tengo el hambre intensa de tu ser
y tu ser es mi ser. Y tu ausencia.
Por verte, amada, yo me dije 'enamorado'
frente al espejo opaco y engañoso
donde no estás ni estoy tampoco.
Me dije 'mentiroso', prófugo
de la inteligencia soberana,
porque eres velo que no rasgo,
imposible que no posibilito.
¡Cómo te he necesitado, aroma invisible
de la rosa, hermana de mis dedos
en lo infinito, cómo no rasgo el himen
de tus pétalos, ni fluyo a tí
con esperma de mis días!
¡Qué miserable que no sepa oir ni ver
ni dar un paso porque los huesos son flaqueza
y el alma terrestre, cautiverio!
Por verte es que el amor da esperanza
y la esperanza, último recurso, duele,
pero me arrastra al monte donde estás,
al escondite que se piensa siniestro,
infranqueable sarcófago entre las nieblas
del puerto o la sepultura de tu barca
suspendida en el tiempo.
Entonces fuí y he sido el importuno
que te llama, doble de tu sombra he sido
porque no hay luz posible si no me accedes
y me dices: «¡Sube, hermano mío!
Participa en este viaje de los días milenarios.
¡Qué bueno que llegaras! Te extraño».
Por amor, me llevaste al Pozo
donde late la verdad de fondo,
la hermandad primiginia.
Y ahora entiendo tu ternura que me obsede,
madre cósmica, esposa de perenne lamento.
Hoy soy el reo que tú rescatas,
viéndome en lo amable de tu abrazo.
Me cargas como al pequeño Osiris.
Delatas las razones ignotas y tempranas
por las que he vivido enamorado.
¡Buscándite, esperándote!
3-09-2004 / Del libro inédito Teth, mi serpiente»
La Naranja / Pocahontas
___
* Cheybi o Ku = entre los egipcios del Culto a Isis-Osiris, símbolo del Espíritu Divino, el Yo Celeste de los pastóforos, o guardianes del los símbolos sagrados.
En una de las pirámides egipicias, en una recámara donde se reunían los afiliados al culto de Isis-Osiris, se hallaba el Pozo de la Verda, al que se accedía por la «Puerta del Espanto. En las iniciaciones, se daba una representación sobre el misterio de la resurrección en vida; pero se preconizaba el hecho de que hay que para resucitar también se debe morir. En el ritual, el iniciado «moría» en una serie de sueños extáticos, inducido por ciertos aromas y alucinógenos, después de acostarse en un sarcófago. Una experiencia con la irrupción de Isis, la «hermana / esposa» invisible, pudiera haber sido el indicio de la «maestría» o el discipulado místico, a quienes se les llamaba «los resuscitados en vida».
La enseñanza sobre el Pozo de la Verdad está también en los escritos hebreos como el «Pozo del Viviente que me ve».
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