Sunday, August 24, 2008

Manifiesto del Gran Brujo ajusticiador



Escuche usted, presidente Grant,
ni su Ley Marcial detendrá el movimiento.
Que haya suspendido el habeaus corpus
nos tiene sin cuidado. Que el ejército del Norte
se aposte en cada estado del Sur confederado
no flaquea las rodillas de estas gentes.
Ellas, las del Klan, están conmigo. Gran ajusticiador.
Yo, el Brujo.

Bien que sé por quién trabaja, sé lo que esconde
y quita de nosotros, los sureños: el orgullo.
Que con el mismo monto de una moneda
se pagará por un negro y por un blanco...
No serán así, lo digo. Yo, el Brujo.

Esto declara el Manifiesto que da
Nathan Bedford Forrest,
el de la túnica blanca y el capirote rojo
de la Sangre Suprema, limpia, pura...
el que hostiga al fiscalizador, nuestro verdugo.
El que usted destituye para que vengan
los que sobre nosotros escupen
en nombre del trato equitativo, soy.
Yo, el Brujo.

Escuche, presidente,
tengo medio millón de fantasmas en los montes.
Todos con sus caras pálidas y su ira.
Gente que avanza en silencio
en montura de caballos cuyos cascos,
con trapos recubiertos y calcetines mullidos,
parecen que vienen de la Nada.
[Pero la Nada es el Sur vencido,
el orgullo profundo, el mentís a su victoria].

Titanes, Cíclopes, Vampiros, caballeros
de la Camelia Blanca, diez genios con Dragón
y ocho Hidras y seis Furias y cuatro Duendes
conmigo vienen. Este es el Manifiesto del Gran Brujo.
Desde el Imperio Invisible, cabalgo
y dejo mi mensaje, Nathan no dará tregua,
no hay derrota que valga, comenzaré de nuevo.
Un Gran Brujo organiza el oficio
que han llamado las hordas bandoleras,
la anarquía, el terror, el saqueo,
sed de venganza.

Escuche usted, Mr. Grant:
(1) Nadie juzgará con benevolencia al que ultraja
a la mujer decente, nadie libera al negro que la manche
porque en la noche lo colgaremos de los árboles;
(2) nadie nos quitará la razón de existir ni utilizar
estos vistosos uniformes con que, valientemente,
hicimos guerra. Somos los supremáticos.
(3) El negro no es valioso sin el precio que le damos.
Ni el judío ni el católico callarán a Lutero o Calvino.
Ni el que viene del Norte ni el que viene
intrusamente de inmigrante...
(4) Nadie nos doblegará, venimos del Imperio
de los nunca cautivos ni vencibles.
Somos mejores antes y después de la violencia.

Desde el Imperio Invisible, Nasville, 1873

Del libro Canto al hermetismo

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El Gran Brujo del Imperio Invisible fue el nombre utilizado por Nathan B. Forrest, fundador del Ku klux Klan. El poema alude a una carta enviada al Presidente de los EE.UU., negándose a desarticular el grupo y justificando los crímenes que hizo contra negros, judíos y católicos, después de la Guerra Civil. Forrest era un caudillo militar que se negaba al anonimato después de la guerra y hombre que amaba la publicidad y la notoriedad.

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