Sunday, August 31, 2008

La palabra malvestida


La palabra malvestida, descobijada y útil,
por las calles retuvo su interpretatividad.
Sus necesidades satisfizo a la luz del día
y tuvo un hijo, nonato, malnacido
y, en complicidad de largas noches, se pudrió.

El poeta, sin embargo, odió el pan endurecido,
y el alimento que supo a cicatrices.
Así que lavó la sarna en cada mañana
y se distanció de quien vivió en la sombra,
urdiendo temporizaciones.

El poeta se cosió una camisa de fuerza
porque dijeron que estaba loco
y su vida, chingada, con sus perros huesos
y se dijo que, en la marginalidad de la ballena,
vivió como gusano
y apestoso cocodrilo
y, por ser tan flaco lagartijo,
lo aplaudió la lástima.

El transitó voluntariamente
por abismos de solutos alborotados
y buscó de la percha ajena
la corbata color rosa
y se enfrentó al putísimo auditorio lastimero
y se ahorcó, amarrándose del tronco de la luna
con el cordel de deseo que tuvo a mano.

¡Qué bueno, qué ejemplar!
Ya no hiede ni es flaco ni incomoda
ni anda callejeramente en el conjunto.

09-01-1990 /
Indice / Heideggerianas

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