Mi corazón es un sabañón
dentro del tronco del árbol de mis huesos.
Sepan, hijos de la lógica arcaica
que pasa por moderna,
herederos del lenguaje refinado,
científicos que aparcelan al soluto,
adviertan de una vez y por todas
que soy la yerba mala
que no crece en el limbo.
Ahí no crecemos, no.
Ni en las regularidades se detiene
el impulso salvaje que traemos.
Indice / Heideggerianas
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