Soledad en el hallarse
Ninguno está curiosamente apeteciente de tus huesos!
Don Nadie se ha alejado del meollo de tus causas.
No hay el que te observe, sigiloso,
hasta escindirte puramente y con la muerte.
Nadie que examine con escuchar atento
lo que se halla hundido entre tus voces,
crecido por tus ecos.
En rigor, el hallarse familiar y familiarizado,
fulano ante fulano, es sólo organizarse
a espaldas vueltas de tu canto.
Es oírse menos, unos y otros,
en la sangre pulsante de clamores:
¡estás solo, rodeado de otros seres, meramente!
07-17-1974 / Indice / Heideggerianas
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