Mi ser-ahí casa tiene,
habita, cohabitamos
no necesariamente espirituales, místicos.
Estructuramos mundos,
múltiples entes
como si pudiéramos ovular
cientos de veces, cada instante,
y echar categorías a intramundanos telares
o a mundanidades que la experiencia
te coloca al paso cuando tú mismo
te has posicionado.
Y en las circumundanidades circulas
y te sorprendes cuando la calma
te jala hasta el olvido y una erranza
te recuerda que la propiedad
es la posibilidad misma del Dasein.
Indice / Heideggerianas
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