Friday, August 01, 2008

Uno se da sepelios y miserias




Es uno quien se da sepelios. Uno el que mienta
la miseria y la cocina en vida desdichada.
Uno es uno con sus lamentos, uno,
el negligente que no sabe a dónde va.

Es la impaciencia, lo sé. Es falta de humildad.
Agradecido debo estar porque sustentas.
Concedíste la sed, a la que llamo mi pobreza,
tu ausencia, mi dolor. Incertidumbre del pan.

Quedo en hastío, siendo tú fiel. Yo equivoco la palabra.
Erro el oír, aún dudo lo que das. Te olvido. Te combato.
Apresúrate entonces. Házme oír. Alegra mi voz.
Lava mis ojos porque he llorado y no quiero.

No existe muerte para quien cree en tí.
Sólo existe servicio cuando hay humildad.
El sepelio me atrapó. Encegueció mi vida.
Armándome va con ataduras.

Vuelve pues. Házme morir de libertad.
A mi sepulcro de huesos salúdalo con luz.
Limpia los abrojos. Despierta mi espíritu con sol.

Asígname otra vez la madrugada.
Que tu servicio de bondad sea mi fe.
Sin amor, soy un muerto. Sin tarea no te sirvo.

El lamento arideció mi rostro. La miseria desmintió
el testimonio que tuve bajo tu dirección.
Enriquéceme con justicia otra vez. Amén.


1-08-2005 / Del libro Teth, mi serpiente

MundoPoesía

1 comment:

Beatriz Ojeda said...

Vuelve pues. Házme morir de libertad.
A mi sepulcro de huesos salúdalo con luz.
Limpia los abrojos. Despierta mi espíritu con sol.

Carlos, me ha emocionado tanto este poema!
"Hazme morir de libertad..."
Es eso lo que se siente cuando se refleja el alma en la luz.
He quedado prendada de este poema.
Gracias por escribirlo.
Hay tanto para leer aquí!
Volveré
Besos
Beatriz