Te abaten a lamidas con sus lenguas de humo.
Creen haberte creído y no te creen.
Creen haberte escuchado y no te escuchan.
Creen que te ven sin que a sus ojos te muestres.
Eres la habitualidad que se acumula, perceptuante.
La tranquila seguridad de sus enjambres
donde crees hallarte entre inquilinos
ciegos y afectuosos, no es tu casa; es sólo un puente
de lo organizativo y lo intramundanizante.
En rigor, la familiaridad es una mentira.
Eres libre para decir no me toques
y, aún así, te manosean a gusto.
Indice / Heideggerianas
No comments:
Post a Comment