Este amor no se predicó
en la vitrina del aviso.
No subió a la plaza por hallarse
el aplauso con sus congregaciones.
No se leyó de una ley ni fue ordenanza
de los juicios y costumbres
y éticas teológicas.
Este amor fue higuera
de sus propios cimientos,
hollejo de sus íntimos padeceres.
Se mordió la cola como una serpiente.
Este amor se estrelló
desde lo más iluminado:
la precomprensión
del ser que lo produjo.
5-13-1976 / Indice / Heideggerianas
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