Si el yo es una determinación del Dasein,
entonces debe ser interpretada existencialmente:
Martin Heidegger
A mitad del camino de la vida,
hallé la erranza, selva oscura.
Una que pudo ser un monte de palabras,
una casa en el soluto de temporizaciones.
Bajé al desfiladero creyéndome
un viajero de Florencia y poco menos que dios.
En algún instante santo y pío,
soldado mortificado por las muchas miserias.
El lobo que en la estepa aúlla
e imagina su Ultratumba por capricho.
Añora el cielo purificador
y las danzas con Beatriz,
la ninfa del estero.
En algún paraíso la quise hallar,
añorándola también como los viejos zorros.
¿Dónde fui por quererla con incrédulas palabras?
Allá, donde aún se lamenta y se adeuda certidumbre,
donde el clamor se vuelve salvación y rito.
6-12-1978 / Indice / Heideggerianas
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