Intemerata
La razón no sabe lo que hace.
No, ya no sabe.
En algún momento salió de su casa de palabras.
Confiada de que no hay ente que rehuya conciliarse:
todo puede ser entendido
con la recíproca interacción de la dulzura.
A su paso le salieron los sentidos,
rudos a veces, pero nobles.
La razón a todos traicionó.
Sí, ¡fue ella! después de llenar con ilusiones.
La razón se ha vuelto intemerata,
corrupta como vieja deshonrada y recelosa.
Se atreve a todo por llegar a lo sumo.
5-13-1976 / Indice / Heideggerianas
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