Nada es lo que, de pronto, no se puede conocer.
El organizador, quien es aquel muy lleno de entusiasmo,
a Fini investiga. Doña Fini batalla con la Nada.
La niega con sus actos. La oscurece. La opaca.
Su gran secreto es Lana. La la la na... A sus hijas de oro
ha bautizado, como mantras, Las Naninas.
El organizador, aquel que ama la vida,
dice que Doña Fini es la esperanza del sustento.
Otros seres dan Nada por todo.
Ella da Todo por nada, porque la Nada
no existe en realidad. Es una sombra del Todo.
Las hijas de Fini son más que finitudes.
Son desafiantes y endógenas, mensajeras
de interpersonalismo. Son inteligencias hormonales
que se ubican, coquetas, anhelantes, ante seres amorosos
que las quieren y saben quiénes y a dónde van,
que no es otro lugar sino a sus casas, recintos
siete mil veces llamativos, como jardines dorados
por tanta flor de oro, don eficiente y preciso.
El organizador se ha enamorado de una de ellas.
Quiere a La Nanina Mayor, a Toña, la Oxitosa,
la niña enamorada que llaman la que dopa,
la mina de Fini, la Gran Madre, la FEA,
la linda anfetamina que da Todo por nada
porque el Todo existe por amor.
03-02-2002 / Del libro Tantralia
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La feniletilamina (FEA), como también finilananina, es una anfetamina que segrega el cuerpo humano, es una de las principales sustancias implicadas en el enamoramiento. Este compuesto activa la secreción de dopamina, un neurotransmisor implicado en las sensaciones de deseo y que nos hace repetir lo que nos proporciona placer, y de oxitocina, ésta implicada, entre otras funciones, en el deseo sexual.
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