Monday, August 25, 2008

Meditación sobre Ana (1)



A la primera activista de los derechos de la mujer,
a primera acusada en una corte de Massachussetts,
juzgada por sedición, exilada y difamada en una sociedad
dominada por los hombres y el apetito de la guerra,
a
Ana Marbury Hutchinson


¿Qué sería del mundo, cómo su triste porvenir,
si no nacieran mujeres como tú, Ana?
¿Qué sería de la memoria, la historia,
el quehacer, el derecho, si no hubiera
una anita / una Anota / vigorosa, elocuente,
anarca, individualista, valiente, azotadora,
como el vientre que en dolor, pare y pare,
una y otra vez, la vida? ... ¡la vida!

¡Vamos, me refiero a la vida espiritual,
a la mujer que observa, a las que oyen
con cuidado profundo, mas carecen
de la voz para expresarse...

Dílo, claro, tú no has tenido miedo jamás.
El Gobernador Winthrop es como los incompetentes
(obispos y ministros de la Iglesia de Inglaterra
por la que tu padre sufrió muchos arrestos)
y se llenó de amargura durante
un año en la celda, en la umbría cárcel...
y hoy, por desgracia, Ana, te toca.

Una corte general que debiera respetarte
por sencilla, amorosa, solidaria,
tolerante, elocuente, educada,
en Massachussetts reunió a los perros:
una jauría de 49 poderosos machistas veteranos,
ilustrados en las artes de censura,
en las ciencias de la ventajería y juntos,
estrepitosamente, han ladrado que te vayas.

La ley a las mujeres las doma con silencio.
Obedece, calla, tranquila...
y hay algunas, como tú, que se adhieren
a la fe y una gracia de Dios que da permiso
a que hagas, a que digas, a vivir,
a desafiar el mundo si te place,
a subvertir el orden, si lo quieres.

Dios da permiso y agallas, ¿verdad?
Tú eres de ésas. Desde niña lo sabes.
Tú sí que aprendíste a parir como coneja
niños como palabras y palabras como niñas.

Cualquiera puede comunicarse
directamente con Aquel que nos ama
y no quiere otra cosa, sino el amor reciprocado.

Ana, eleva más la voz y repite estos sermones
que está tu audiencia en prendida
y la guías del éxtasis a las babas.
Las mujeres te adoran. Dijeron
que a donde vayas, todas se van contigo...

El ministro es uno más. Sin ayuda de él,
mujer, reza y pide, así como lavas pañales,
y no te ayuda un hombre, así como curas heridas
y sufres... Todo lo que Dios comunique,
tuyo es como un don, mujer, así lo
ha querido Dios para mí, Ana Hutchinson.

Todo lo habrías esperado menos ésto.
Que te llamen hereje y mala madre.
Has criado 15 críos y mírate,
otra vez esperando...
Que te juzguen por decir lo que sientes.
Que te digan el 22 marzo 1638:
As a woman, you're not fit for our society.
Háznos el favor: Véte, véte...
ésto sí ni lo esperabas.

De Canto al hermetismo

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