Monday, August 25, 2008
La mala suerte
a los puritanos del Gran Despertar
1. El mandato
El les dio el trébol de cuatro hojas
y una pata de conejo. Les dijo afortunados.
The Great Awakening's wave.
«Vayan a amar, criaturas entusiastas,
con su dios adentro, con espíritu y fe».
Quien les envía es autoridad suprema,
unidad de amor, sincronicidad / espacio-tiempo.
El es genética divina, poro en los lunares de la cara,
suerte en el cuerpo, sexo y santidad,
herradura inmantada, puritano,
que atrae todo lo bueno.
2. Los enviados y las bendiciones
Quien les envía es uno y cada siete de la kábala
y la gloria circunstancial y el saludable hueso.
A lo aleatorio de las plagas, él manda
las vaquitas de San Antonio, insecticidas naturales,
mariquitas, depredadores que se coman las pulgas,
los piojos y jejenes, los pulgones.
Tú no hagas nada, Dios te dice.
Pon tu trompa hacia arriba como elefante afortunado.
Dios bendecirá tu cosecha.
Protejerá tus graneros.
Tú toca madera y pón en un nido de placeres
cada huevo porque tu Dios te da
con que cruces los dedos, con que toques madero.
Pero, no te olvides de cuál fue el mandato
para el Gran Despertar: el espíritu y fe.
El dijo: «Ama. Que el amor multiplica
y bendice. Llévete este amor a las fronteras,
cruza los mares atlánticos, navega
y ama; ama y olvídate del resto».
3. La desobediencia
Entonces, no pensaste que tu Dios es razonable.
Que en su probabilidad incide aún mucho más
que las relaciones causales confirmadas.
Dios necesita tu ayuda de vaquero,
tu rifle sobre el hombro.
El desconfía de tus buenas intenciones.
y te mira como un tonto que duerme.
Tú ya duermes y él no te despierta
Con preconceptos has cimentado el olvido.
Fue cuando comenzaste a quemar
las villas y tomar a los cautivos.
A ninguno amaste; a todos disparaste
el rifle enorme, ensordeciente.
Controlarías así los destinos de tu propia vida.
Dejaste de pensar que tu Dios es providencia
y autoridad suprema, puritano.
Que él predestina y se inventa la suerte
cuando da las mariquitas en el valle
y de cada una de ellas
hace al enemigo para el ácaro.
4. El olvido y la reversión
Tú ofrendaste el olvido con la sangre de tus actos.
Ahora pides presagios, hechizos, ritos
para la suerte, todo... menos la voluntad del ser
que te dio el mandamiento: «Ama, véte
a mis jardines terrenales, fructificad la tierra».
Ahora tienes pensamientos ilusorios y sangrientos
y nada sabes acerca de la fortuna consecuente,
nada sibre la suerte como esencia,
nada del espíritu que salta sobre millones
de probabilidades sin requerir
de relaciones causales confirmadas.
Ahora, puritano, dios mismo te abandonó
al infierno de tus dudas. Vas a vivir por las falacias
de una lógica post hoc,
«yo soy el peregrino bueno»
y con mi esfuerzo prospero, arranco al enemigo,
yerba mala, y Dios no me agradece que lo haga
y, en el segundo Despertar,
él me combate y muero...
Del libro inédito Canto al hermetismo
Rodolfo Acuña / Pocahontas: la Madre de la Nación (USA) / Los Carbonarios / El corazón del monstruo
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