Monday, December 15, 2008
Clomipraminoide
En lecho de verbos truncos amanece mi día.
Los nervios se lo comen.
La ansiedad lo lastima.
Es que soy un diablo
temeroso de mi sombra,
a la que llamo Clomi
y un payaso de la noche, Pramina.
La guerra destruyó mis lóbulos frontales
(aunque tomara mil siglos el propósito,
atrios y rincones, evolución inútil).
Han tirado las puertas de mi cálido escondite
y la vulva es enjambre de vulpejas.
Yo pienso que el mundo desde entonces
es horrendo como ofrenda de sangre.
Por más víctimas regresa ese Lobo tremebundo
y su recelo de sal y encono no olvido;
sobra por su falta de dulzura.
Por eso clamo, clomipraminoide.
Mino en la madrugada el puerto sucio.
Con las balas que hacen prang discuto el día.
Salgo del sosiego y no me acuesto.
Me dejaron molesto y caprichudo como gato
que lame y muerde, onicofágico, sus pezuñas,
y huesos y el rabo y las collejas.
¡Y hasta que Clomi se irrumpa, providente,
no hallo paz! No. No puedo.
12-04-1992 / Las zonas del carácter: Indice
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