Thursday, February 05, 2009

17. Amonestación a Gilles de Rais



No te puso él, el Sol que prepara
en ringleras la vida, a ramal y media manta.
No te dio miseria ni retablillo para recogieras
pajas de las eras. Te dio olivares de Samaní
y en las mañanas de Tiferet,
salud, alegría de la vida.

Te llamó a armonía, a balance,
a su gran visión y como amabas
a Catherine de Thouar, no te dijo
ráptala, sino ve por ella y profetízale
un amor inmenso.

En casa de rey te puso
con Carlos VII y Mariscal de Francia
fuiste porque el Sol que prepara
las ringleras de la vida, quería
que alcanzaras el Secreto,
el que los Magos alcanzan en su luz
cuando dicen la Tierra es sagrada.

Y ella murió y te dolía
que no la amaste con la intensidad
que habías prometido.

En su lugar, preferíste la Fortuna,
no la que es por el Sol de Tiferet,
sino la que lleva a tuche y del alma
hace un jorro, no hija de Sacerdote.
De tu Ego hicíste un simulacro,
nigromante. Entraste a laberintos de perdición
y aún decías: «Amo la música, los placeres,
la Tierra sagrada, y defiendo la Libertad».

Te apartaste del Cerebro Oculto
y del útero que brinda alegría
y cuyo fruto es bueno.
Echaste mano de un retablillo
y recogías lujuria.

Mas quien te creó lanzó un gancho
de su amor y te puso como lugarteniente
de la Madre de Francia.
Ella por la Libertad dio la vida y habló de Vav,
la conexión del Altísimo, que es el sol
que prepara las ringleras de la vida
y el primer Estado confecciona
para la trascendencia.

El te puso en las tiendas del Arco
y víste la hermosura de la Doncella de Orleáns
y fuíste su lugarteniente... ¿Será cierto
que amas lo sublime? porque Juana lo es.

En medio de la guerra, la viste.
Gancho de redención tiró él
cuando dolido estabas por la muerte
de Thouar... «¡Qué hermosa es la campesina!»,
decías, aunque ella vestía de varón.
Como Diana es, como Démeter
que juega en los trigales.
Y su boca era un rayo contra el error
y las prisiones. Juana fue la historia
en su afán de romper la esclavitud
y el yugo de las imposiciones extranjeras.

Entonces, aquel que da las rupturas necesarias
y gira la Rueda del Destino, movió
las fuerzas con energía que no esperabas
y preguntó: «¿Por qué te decidirás, Gilles de Rais?»
... si fama y riqueza no necesitas, ¿qué?
Quien prepara en ringleras la vida,
te dejó que sirvieras banquetes,
cenas para los poderosos,
que dieras bailes
para que exhibieras tu garbo,
tu elocuencia.

En la suntuosidad hicíste casa hasta el despilfarro
y hablaste de pasión y de sabiduría... y él lo permitió
porque a ramal y media asta no te quiso
con tal de que protegieras a Juana,
la doncella de Orleáns y dijera al Delfin:
Hija de Sacerdote es, alma bella,
digna de las naciones, princesa es
de la Libertad; pero, a ella la atrajo
la boca de su Dios, el poder-ser de la Muerte
y los ángeles que le hablaban la llamaron
a sus mundos, el que es Porvernir
de recompensa. En cambio, tú dijíste:
«Quiero la vida, aquí y ahora. El mundo
es placentero y lo será aunque ella falte.
Con mis libros, con la música,
con galas de todo lo que es hermoso,
yo buscaré mi placer y desafiaré a quienes
han dado muerte a esa niña, mi adorable Juana».

A ella la prendieron en la hoguera
después de humillaciones y presidios.
De ella se burlaron y cometieron en su cuerpo
infamias, porque dijo que es virgen
y que, por su boca, Dios declara Libertad.
«Odio a los que te quitaron la vida,Juana,
doncella mía, yo te vengaré».

Y el que a él no puso a recoger pajas
de las eras, el que en palacio de Carlos VII
sirvió y con espada alcanzó fama y rango,
anduvo como perdido y la angustia
hizo su ego monstruoso.
En recámaras de su palacio
hizo profanaciones, bebía sangre,
y entraba a barrios de miseria
para buscar niños hambrientos
y elegía a los que, pese a su palidez
y flacura, pareciesen sombras de Juana,
la doncella que amó, trasunto de su hermosura,
Juana viripotente, enérgica,
Juana de nalgas calipigias y senos duros
(a los que ningún varón, so riesgo de la muerte,
besó); pero Juana no existía más,
Juana, puñado de polvo y ceniza...

Indice: El libro de la amistad

18. Profecía a los infanticidas

Y tú que tomaste el dolor demasiado en serio
y con la paz de espíritu hicíste añicos...
mataste, Gilles de Rais, mis palomas
y mis niños santos, infanticida.
Tu mundo asesinó a la Madre Fértil,
pero tú asesinas a la generación
de mis semillas sobre la tierra.
Traicionas a quien no dejó que tomaras
retablillo y fueses el obrero que limpia
las eras. No quise que te entendieras con dolor
y buscaste la paja y a la semilla quemaste.

Y tú, que dijíste Venganza, el más serio
y luctuoso de los dolores y tú,
que dijiste Depresión para autoderrotarte,
mariscal del pesimismo, y Yo, que perdono
hasta los buitres del miedo: ¿qué haré contigo
si no eres valiente y al Giro de la Rueda
maldices? ... no miras atrás si paciencia
exhorto cuando digo: «Espera y calla»
que no hay oportunidad al azar.
Giro para traer la Mano que atrapa,
retiro el rigor, y la mano se detiene y salva.

Yo sólo pido eso. Espera la Mano
que atrapa y detiene el giro del infortunio
porque la Mano de mi ángel
siempre envío al Monte de Moriah
y el hacha de sacrificio se bendice en la ofrenda
de Isaak... ¿por qué la Mano rechazaste,
tú, a quien dí la visión de Francia?
¿Qué has hecho que dices que no hay
libertad en tu mundo?

La Libertad es el afecto de quien dice
No al egoísmo, libertad es que la consciencia
en lo físico no quede fragmentada
y van 200 niños a los que niegas su kelim,
caníbal? ¿Dónde dejaste, a quien díste
las virtudes de tu alma? porque yo te mostré
la hija del Sacerdote, la bruja de las edades,
y te dije tan claro su nombre y te dejé
frente a su tienda, en medio de ejércitos
de libertad y resistencia... te dije su nombre:
Juana de Arco, la alegría de Francia,
la inspiración futura y eterna
para tu inocencia...

... pero he aquí, que en la hora
en que giro la historia y pruebo en el éter
a los que alegaron: «Somos leales»,
y debajo de los cobijos hablaron,
no hay Shiflut, humildad,
no hay sinceridad,
no hay misericordia,
no hay verdad,
no hay amor,
no hay fe,
entonces, zaramullo,
para nada me sirve tu Alma,
porque la escondes en Tinieblas
y te comes la carne de mis semillas
y violas la santidad, asesino.

19. Mandato para los alfareros de Tiqquim



a Nilita Vientós Gastón (1903-1989)

Levántate, José Benigno,
ve a buscar la arcilla de Calabazas,
al sur de Cidral y Piedras Blancas.

Madruga, Antonia Gastón,
madre bendita, y llena jarras
con aguas del Culebrinas,
flujos del Norte de Guacio,
que voy a cocer una vasija:
honra para tu pueblo.

Mi luz la sacaré ex-nihilo de mi aliento vibratorio
de Tiqquim; pero alguien tendrá que ir a recoger
el barro, alguien que sepa de arcilla
y tenga una fragua en Pepino.

A los ríos yo los llamo Consciencia
y los universalizo sobre el Bazo
de los montes, los fluyo
sobre los cuatro elementos
de mi cruz en los mundos; hoy elegí
tu barrio, José Benigno, sal de la sombra,
y aguas del Culebrinas, peces dulces
y amargos, peces de Marah.

Más allá de las luchas en que has estado,
más allá de los triunfos sagastinos,
más allá de arrecifes coloniales,
voy a sembrar una luz en la arcilla.
Y mujer fértil hallé en Ana.
Y de la ostra de su útero fecundo,
se escuchará una perla,
su llanto de soprano.

Vaso de honra, tesoro, dejaré
en sus manos, alfareros.
Han de llamarla Nilita.

La tarea se ha dado, Ana Gastón.
Hazle en el plexo esplénico el Bazo
de su arrecife, házle una kelim de arcilla,
calabaza del alma; yo la transformo
en perla, yo llenaré su corazón
de oro con mi brajá, doy la bendición
del amor trascendente: la hago Honra
y Tesoro, mujer que defienda
a tu pueblo y sea profeta
de hombres libres y buenos.

Coopera, Vientós Lamourt.
Este es el verdadero triunfo:
que nazca con la arcilla que me traes,
que filtro hepático para purificarla
proveas, ángel del hígado,
que el río de Ana lama la perla,
se descanse en mi espacio,
y las Palmas de mis nubes
la protejan cuando comience el parto.
Tráela al Olam Hatikún: voy a llenarla
de mi ley para que mi lenguaje sea
libre y ejemplar, pueblo por pueblo.
Que sea ella quien corrija las naciones,
que parte de mi corona sea,
mi vasija amada en el Caribe,
con arcilla amasada por mis alfareros,
por el Culebrinas abrazada
entre los pepinianos.


Indice: El libro de la amistad
___


Indice: El libro de la amistad / Mandatos para los alfareros de Tiqquim Tareas de quienes gira la rueda del destino / Profecía de los pueblos hostiles / Bendición de los hijos de Abram El viaje y el norte / El hombre arrepentido / De los que esperan en vano / Fe / Emuná / Profecía en torno a Pigmalión / De los que aman el cuerpo / Los pueblos hostiles / El que no deseaba la muerte /

No comments: