Tuesday, February 03, 2009

23. Cuando el Nosotros te llame / 24. Sísifo / 31. El viaje y el norte


Prepárate otra vez para cuando te llame.
Sabrás que soy Yo, sin que tengas el yo
con que te orientas; tu «Yo» será mi Nosotros
(ahora no sientes esa unidad inicial,
me has ignorado, me has menospreciado
con los Basta que no obedeces,
porque te gusta vivir por la poesía
de cosas terrenales, de tu rasera biología);
pero la hermosura visual
que más enalteces en el fondo es nada,
no es mi hermosura; la música que oyes
con las orejas de un burro es sonsonete,
el espectro de mi verdadera escala.

Nosotros te dará vibraciones,
en nosotros te besaré con labios
más deliciosos que los que te han mentido
cuando dicen te amo... Si tú supieras,
amigo mío, en que maravilloso mundo
Nosotros es quien despierta
a los que busco después que le doy
la tarea del Dolor.

24. Sísifo

Me imagino a Sísifo no porque ninguno
lo explique de modo que yo entienda;
no porque un cuadro lo ilustre dramáticamente
ni su figura haya quedado inmóvil en bronce,
o mármol. Sísifo es en mí
el héroe y como tal está en castigo,
héroe doliente en medio
de sus Divinos Tronos, o trincheras.

Soy yo el que sube la Cima de la Muerte
con esta roca venenosa, radiactiva de su Cáncer
y creo que cumplo la tarea, día a día
con sus noches y cataplum,
mi roca cae, con ella voy al suelo,
rodando desde alturas y traspatios
(superando peligros, abismos)
que no pensé que agallas y fuerzas
tuviese yo para avanzar hasta ellos.

Me imagino a ese Sísifo
(yo, con esta mochila enormemente ahíta
de miserias, rencores, cretinadas, caprichos,
terquedades; yo con esta mochila
que define al ego acumulante. El recogía basura
de su mundo, quería dar un servicio
este pobre ego / Sísifo mío
y llevar, teja abajo, o cielo arriba, el desperdicio
a donde Tú lo pidas, Deshollinador blakeano,
a donde ustedes lo pidan, mitólogos de la muerte.

El recogía basura que dañara su mundo.
Quería la Humanidad limpia, sin moho:
emociones purificadas quiso, aún las quiere
y por eso, sin amargura, otra vez está en la calle
en la tarea de recoger, de reciclar
(ese ego tentado de bondad quiso
dulzura y limpieza, lealtad, serenidad, unidad,
consensos en libertad, la esperanza,
la voluntad triunfante); el sí fue, o es terco
porque limpió la calle, barrió su zona con sigilo
y formó el cáncer como una bola
más grande que sus ojos
y se la llevó en la espalda cuando crecía
porque sus ojos siempre crecían con los días,
con el desvelo de servir y limpiar
y se llevó el cáncer, más grande ya
que sus dos ojos y más grandes ya
que el Ajna Chakram que es un ojo
que observa el sucio que se esconde
en lo oculto y no se confiesa.

Y el cáncer creció más grande
que el Ajna Chakra y que los ojos mágicos
de los profetas del Ser y todo lo metió
en esa mochila de podredumbre
que es la Roca dura sobre sus lomos heridos.

25.

... y para decir a Dios o a Satán,
allá abajo no queremos ésto,
desperdicios del taller de las angustias,
cascarones del Divino Big Bang
aquí traigo a reciclar los cánceres del mundo;
cáncer que allá, jalda abajo, no queremos;
cáncer que allá, jalda arriba, desterramos.

No traigo nada hoy.
Dios, no traigo nada.
Satán, no traigo nada.
Hoy no pude.

26.

Vamos camino a Occidente,
donde muere el Sol y sus eclipses,
sus fases interrumpidas por lunas de emociones,
sus fases de nubes bajas, su noche.

Ahora déjame ser tu Guía.
Tú muérete de la manera que te diga;
acuérdate que yo te pregunté por el Dolor
y tienes por respuesta: Que el dolor
es pura sociología, el dolor es miseria.
Parto sin auxilio, sin auxilio,
soledad, tristeza.

¡Qué poco sabes del Dolor en mayúscula,
qué poco sobre cómo se estremece el Cosmos
y en el fondo del Origen, el Dolor perturba
y multiplica ondas y gravita! Dulce dolor
que escinde, rompe y rasga, para que exista
Todo, todo en equilibrio,
bueno o malo.

Quieres tu historia todavía, pero,
sin atemporalidad, la historia no tiene luz
ni trascendencia. Es lo que siempre repudias:
golpe bajo, traiciones, ignorancia, violencia,
y ¿cómo pides Luz, hijo de Men,
y de las aguas turbulentas, si no aceptas
de mi Sol, el canto del Dolor con que abro
puertas... En portales de Oriente,
yo controlo el Nosotros, te quito ese cuerpo
de penas, que no es tuyo ni es mío;
en Oriente es donde yo deseco el Arbol
de frutos estériles, sacrifico lo que no deseamos,
detengo el tiempo para que ya no lo veas,
detengo la premura y el ajoro,
doy el Reposo que espera,
el descanso que asienta,
el placer de la Esposa,
tú, conmigo, en éxtasis.

27.

¿Qué quieres hacer de tí, hombre
de mi santa paradoja, que no dejas ir
tu existencia a donde yo la convoco?
La llamo hasta el Nosotros
de la Luz que duerme,
la convoco al Péndulo quieto, silencioso,
atemporalizado, donde ilumino
a quien quiere regresar cuando lo beso.
Tú, forzador del Deseo, ultrajador
de tus horas, sacríficate,
pon tus manos en el asador
porque Nosotros te llama,
pon la soga alrededor de tu cuello
porque debes quedar tieso delante
de los ojos verdaderos de Nosotros,
pon cuchillo a tus venas y derrama
la audacia de tus fermentos,
porque la sangre verdadera fluye
hacia Occidente y va al río mayor
donde se invierte la ruta del que navega
contra la corriente; ven a descansar
con los que se han ahorcado,
ven con Judas, a quien la brisa mueve
desde la rama alta del Cambio,
ven arrepentido como todos los que mueren
por amor y su propia mano les dio el Occidente.
Ven al Arbol de la vida verdadera,
porque tú crees en perfeccionar la historia
sin Mí y yo soy tu Nosotros y conmigo
es que debes regresar al seno acuático
de la Madre-Tierra, al lecho puro
de la Esposa que te doy.

28.

Mira qué es historia verdadera:
Muerte; Nosotros, a tu puerta, nosotros
[los divinos Inmortales] y yo...
con una Rosa Blanca;
yo, feliz de recibirte cuando vayas a Occidente,
donde no se te exige nada.
Ni ese morral con soles penuriosos
(que traes como una ofrenda)...

¿Por qué? ... si Nuestros soles no son polvo
de tu mundo, cristalización de erranzas.
No me traigas basura, Carlos.
Cosas de tu morral no sirven aquí,
son del espacio de la Maya; tristeza, luto,
descomposición, corrupción; los cánceres
que se encierren y dialoguen con su polvo;
pero no aquí, ni por tu medio ni por ninguno
acá no llegan, acá se les obstruye...

No que sea insolente ni malagradecida...
Cuanto traes con tan pesado
esfuerzo sisifesco, tu Roca a la espalda,
tu ofrenda en morral de dolores,
se tira... cataplum. Se te pone una piedra
al pie de tu pisada, y se te dice: «Basta».
No recojas más lamentos
u hojas secas de las eras.
No escribas más.
No llores más por el cochino mundo.
No subas por esa cuesta de Oriente...

¿Es que no has sentido las patadas?
La roca que se desliza al fondo de la cima
cuando crees tú que ya la aseguraste
a mis puertas, cae... despierta y entiéndelo,
mortal, asomáte al final necesario.
No tienes que traer nada.
La muerte es gratis.
Mi presencia es segura.

¿No ves disueltas, esparcidas en éter,
en rastro de aerolitos, cadáveres de emoción
que nos llevaste? Sísifo, cáncer en roca,
es condena que se impone a sí mismo;
no ecos nuestros ni ecos de un eco de otro eco.

29.

¿Has visto que alguno no muera?
Donde la historia de tu eternidad haré
hay Amor Puro; yo y tú no existen.
Somos Nosotros, sin división,
pétalos de una misma rosa blanca.
Cuando aceptas mi rosa, doy un beso
en tu Espíritu y tú despiertas
sin la historia del cáncer humano
y el músculo dolido, tú aceptas en rigor
mis verdaderos Cinco Sentidos
y entras otra vez por Oriente,
con el verdadero Sol que sale,
el que yo doy desde mi útero oculto
en el espacio, delante de la Misericordia
y la Severidad... ¿Has visto que alguno
no muera en el mundo del polvo
y el cáncer, en el mundo histórico-pequeño
donde hablas de Hegel y Marx,
de Schiller y Heidegger?

Pues aquí, hijo de Men y de las aguas turbulentas,
hijo de la Tierra del DesMadre, el Sol que sale
no produce desiertos ni cánceres
para la historia y la piel y bajo el Sol está
el río del Devenir y quien lo navega
va a la Eternidad... En el devenir espectral
de tus ríos, Mara, la amargura, ds como una pandilla
y la Mara Maya va a la Nada, a la cristalización
del espejismo... aquí, donde yo te convoco,
el Mar es el símbolo de la Eternidad
y las orillas, donde te espero,
bordes de la falda dulce de mi piel.

30.

Cuando ya estés conmigo porque en rumbo
de Occidente has caminado, comenzaremos
en verdad la Obra; tú hablarás por Nosotros,
tú ya no serás el yo, hablarás de esencias eternas
[Cambio, Movimiento, Transformación],
destruir será crear porque el Dolor es éso,
movimiento eterno destructor
para que recaudes amor puro,
no la cristalización de la impureza en el polvo,
no la cristalización de la desdicha en el cáncer.

Cuando ya estés conmigo comprenderas
que sin la Muerte no puede haber
nada nuevo en el mundo.


* Si logro sobrevivir, seguiré reciclando.
Echando el dolor del mundo en mi morral de fuego
y llevando este canto, pesada roca, a Dios,
a Ella, a Quien me diga: «Nosotros. Basta».


31. El viaje y el norte

Deja en el Norte oscuro tu lástima,
tus penares sociales, tus pasiones de bestia,
no arreglarás el mundo, tu corazón es prioritario.
Arréglate tú. Deja la amarga dulzura diabética
en el rincón; la piel doliente del cáncer
que se disuelva en fuego; no la traigas metida
en un morral y me la saques en cara.
Al estrés mátalo a palos en tu propio descanso;
en tus ratos libres, echa a las alcantarilla
tus lamentos y tira la líbido de tus placeres frívolos
al tubo, no sufras por ninguna mujer,
no codicies lo que te alimenta ni crece
para tu dicha; no confundas egoísmo con la fatua bondad,
con hipócrita desprecio por tí; deja que los peces furtivos
que fluyan a la mar y no bebas aguas de Mara,
aunque tenga sed; en el Gran Océano la Maya
sabe lo que pudre, o a lo que transforma en nueva vida.
Tú no seas juez de la Muerte, a quien sí sabe
la justicia de morir, de transformar, de crear
sobre el cadáver de tu pena y otras penas
y las perturbaciones cósmicas de tu mundo
y otros mundos; tú sé un viajero,
mi más dulce pescador; tú mira la noche
en el Norte porque allí envió la Estrella
para que vengas a Oriente, donde nace la Luz.

32.

¿A quién quisiste que triunfara sobre ti?
¿A quien te dice, como yo, que tu historia es efímera
y tu mundo también, a quien te dice: «Tu cáncer
como todo se acaba», tu caos en algún punto
engendrará su orden y el orden engendra el caos?
¿A quién quisiste que triunfara sobre tí,
a quien te dijo: «Nosotros», o a quien priorizó el Yo
y siempre Yo, tú dividido en Yo, tú sin Unidad en Mí?

¿Quién te sacó de la moderación que he amado en ti?
¿Quién el que dice que auto-restringirse es
que me olvides y desobedezcas cuando te digo:
«Basta»; quién te dio el puñal con que piensas
en herir y matar la gangrena con tus manos?
¿Quién que te pide que des puños a la pared
y coces al aguijón? ... y todo por un poquito de dolor
que no resistes, por quedar, por viejos hábitos,
creyéndote el más fuerte, tu propio redentor?

Tú, espectro de redentor de mundo,
socialista y anárquico,
bondadoso en camisa de once varas
y harapos de chepecherepe, apréndelo ya:
El orden de tu mundo engendra el caos;
pero mi Dolor de Caos es parto del Orden
y mi Nosotros es Humanidad Nueva,
porque doy la Estrella para que vengas a Oriente
y la pongo en el Norte para que sea tu triunfo
y te doy la Rosa Blanca de mi beso
para que estés a salvo de las cadenas de Ayin.
Te doy la Tormenta, pero, en el centro te pongo,
donde el ojo del huracán es calma y refugio seguro.

Cuando ya estés conmigo comprenderas
que sin la Muerte no puede haber
nada nuevo en el mundo.

Comprenderás que yo soy la Verdadera
Boca de Peh y que con mi boca condeno
las ciudades, tiro las torres del error y la injusticia
en tu mundo de arcilla, en tu morral de polvo.

Al fuerte pongo la Corona, tú aún eres cobarde
(por un dolor de muelas), menosprecias
el relámpago de vida que se metió
en tu cuerpo, tu cuerpo Amigo,
tu cuerpo que necesita de Nosotros.

De El libro de la amistad y el amor Indice

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