Thursday, February 26, 2009

Del alimento y el desayuno


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Dicen los que meditan en el origen
de las cosas (y de veras, yo lo creo)
que la materia es infinita y fue engendrada
por un huevo y a mí,
que todo me parece misterioso,
al meditar lo acepto.

Tiene que ser así:
existe un huevo de Brahma
o de Nyx todavía.

También pienso que los huevos son el símbolo
del mundo y que alguien se come el mundo
y lo vomita luego. Los huevos han surgido
para ser inmortales y si usted me dice
que igual que el huevo es la granada
(a mí que todo me parece misterioso,
pudiera decir mágico), voy y bendigo
al árbol de granados,
en adición bendigo los huevos
y aquel que los recoge, se los come,
los digiere y procesa, y nos
los da de nuevo.

2.

Hoy me levante casi mago, me lavé
la boca con los mitos y me comí una granada;
desayuné unos huevos y bendije
con mi tonto canto, al parecer este texto:
en Roma de las rojas granadas se creyó
que dan fertilidad, producen afrodisía,
y que las niñas
si las ponen en sus senos se vuelven
adorables, se preñan, se enamoran.

En Grecia fueron un ritual previo a las bodas
(hasta fe inspiraba la recogida de granadas
del suelo) y los filósofos antiguos alegaban:
con una granada se conoce el misterio,
la unicidad de lo múltiple; las granadas
son como el huevo del origen,
contienen la vida natural de todo lo que existe.

¡Son tantas las semillas
que en su interior éstas tienen
que si las cuentas se vuelven
un narcótico, un estupefaciente!
te integras al misterio, te entumes
en delicias infernales...

¿No apresó el rey del Hades a Perséfone
por sólo darle una granada, no cautivó
su alma al ofrecerle un narciso?

Todo lo que contenga la vida de la naturaleza entera,
si no tiene forma de granada, de narciso o de huevo,
no induce a pensar nada, no te integra al misterio.

3.

Hay dos cosas que me gustan cuando yo desayuno:
meditar con el aroma adormeciente, delicioso,
mi narkissós, que se llama flor del narciso,
y comer del pan que llamo Huevo de Brahma,
o Nyx, huracán de la noche,
pájaro de alas negras que me puja
como un huevo para yo sea erótico,
atrayente, y abanique mis alas de oro.

Sin invocarlos... me siento
como un Dioniso desmembrado;
así que tengo que, como el Phanes
que lo ilumina todo, sentir que alguien
me traga en la Unidad de lo múltiple.

Urjo que medite sobre el huevo,
el narciso y las granadas.
Y esta es mi lucha diaria por el alimento.

07-09-2004 / El libro de la guerra

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