La amistad que esperas que sea
de Sol y Luz, que sea de Oriente
porque en el oeste habita el salvaje
y el que está perdido. La tiniebla
es la medida con que eres juzgado.
Que la amistad sea aprobada
por el ojo que sabe todos los secretos
y el que divinamente provee
porque mide el temor y al que teme
da su amor por recompensa.
La amistad que no es médico celeste
te deja la llaga viva, recrece el cáncer
de amargura, suma al dolor.
Amistad, sin misericordia, no sirve.
Es impura, deficiente.
Tú busca la salud universal.
Tu salud es en Nosotros, hijo oscuro
de Malkut, hijo del estanque
de aguas contenidas.
Tu enfermedad es el desierto oscuro.
Tú busca el Sol porque con Indra
fue dado y con Surya, confirmado.
Tú, recuerda que del muslo de Zeus,
nace la roca de fe, y con Luna
se comienza el canto del Reposo.
Tú busca la visión de la Armonía,
el balance, la paciencia, el equilibrio;
no andes solo, porque contra tus pies
el junco conspira la caída y te deja
comiendo alejijas y atado entre abrojos.
El amigo es el Consolador que te saca
del hoyo; no el paturro, con la pata galana
que se hace el que no te ve,
porque lleva la muleta del mundo
y por su ventaja levanta sus ojos engreídos.
Amigo es quien te lleva al portal de Daleth.
Amiga la que te vio por una ventana solar
y te supo sediento y llevó su Jarra
y te sirvió del agua en el pozo mismo de tu alma.
52.
Tú creíste que ellos eran amigos
porque, en tu presencia, te alababan.
Tampoco supíste lo mucho que sacaron
de tí, sin dar las gracias, porque el engaño
es mudo y la generosidad es coja
en el Occidente oscuro.
Tú creíste que ellos eran amigos
y son los que hablan de tí, a media voz,
o en voz blasfema en condiciones
en que sus ojos y los tuyos
no se afrontan.
En el día del reparto piden todo lo que es tuyo
(hasta el prohibido y sagrado botín de tu vida).
Los codiciosos no son tus amigos
y, por defecto que tiene su codicia,
salvaremos la parte del león:
lo mejor de tí, Carlos,
no te lamentes,
es la vasija de luz
de Jai.
El viviente que nos ve.
53.
Ahora no andes con ellos
nunca más. Ojo al pillo, ayín.
Ojo a Aján. Viene el que da a los cegatos
nuevos ojos. Y a la zorra de tus olfateares
da su Reaj, el verdadero Oler.
No andes con ellos, no asnes
en la Nada del pataco,
no perezcas en Pered.
El que viene de Jaiim te vio
y envió mandato de peregrinación
hacia la Madre de todo entendimiento
(la que da su recipiente, su útero
de amor, su incondicional Caridad).
Llámala Tsadakah
Por ella renuncia a todo
(porque ella tiene mis secretos
y te los heredará, como yo se los heredé
en sus días de Jaiim).
Espérala en el árbol del Nosotros
y usa los nuevos ojos que te da
porque, desde hoy y para siempre,
vas a mirar lo Oculto, no las apariencias.
Observarás como observa Jai,
el Viviente cuyo es ojo es Ayin
y ve lo secreto y canta:
Ojo al pillo, ayín.
Ojo a Aján.
Ojo en los rumbos de Daath.
54. El amigo y el nosotros
Quien alimente tu Alma desde la Fuente
más pura que sea tu amigo,
quien desde la Plenitud llene lo vacío,
que sea tu amigo,
quien a la luz infinita la disponga
a tu servicio, tu amigo es,
quien se contrae en la oscuridad
del Tzimtzum y estalla para hacerte espacio,
útero hace para que seas necesario
y participes de su luz.
El amigo que sea luminoso y luz directa
te ofrezca, lugar necesario te haga,
te entregue la vasija de tu porvenir.
Quien sea tu amigo que te conexione,
arriba o abajo, pero que corra tras tí
porque cada pedazo de su luz es sagrada
y va en peregrinaje por el equilibrio,
lo justo, su origen. Eje de simetría es el amigo
y la persona triuna de la estabilidad
y el balance; amistad es la unidad
del Nosotros. El futuro que se transforma
en luz y el pasado transformado desde ahí.
55.
Quien necesitaba un lugar vacío
para poner la vasija de mi existencia,
el que necesito un vaso para echar su luz,
el que necesito tres copas de oro
para poner las sedes mismas
de tu esencia, aguas de su Brajá,
la armonía de su universalidad,
el Tzadik de Arriba que prefirió
dar a mí la dignidad del Tzadik de Abajo,
me llamó Hijo de Mem,
agua que fluye de Su Manantial,
me llamó Casa, su morada y habitáculo
aquí abajo, donde lo potencial se seca
sin él, donde lo real se cristaliza
y no fluye, donde la roca se pulveriza
y no sirve al cimiento; el Amigo dio voz
como luz que vuelve, Or Jozer,
y dijo: «Viaja a mi Oriente otra vez,
porque, en la izquierda donde puse el temor,
lo hicíste cobardía, pasividad, injusticia,
porque, en la derecha, donde puse el amor,
lo hicíste olvido, capricho, lujuria».
Lo potencial lo hicíste orgullo;
lo real, lo hicíste tu Desierto,
tu desierto del Yo, tu estepa,
tu monte impenetrable,
tu cristalización cautiva.
Te hice libre y te hicíste esclavo,
te hice balance y te hicíste asimetría;
te hice ato para ver mi Ashavá
que es el amor divino
y te hicíste Taavá que se ata
al deseo, sin perfección
y sin luz.
Te llenaste por cuenta propia.
Olvidaste que yo quería llenarte
de verdad y poner una kipá sobre tu cabeza
y darte las nubes de todos los universos
como testimonio de mi amor, mi Ashavá.
Tú me llamaste Padre, en vano.
Y de la Morada en Olam haBá
hicíste girones de sueño,
jalones de egoísmo y malavoluntad.
Yo preparaba el camino del Tzadik
de arriba a abajo, y de abajo-arriba
y tú rompíste los cascarones
de mi Taavá y te burlaste del pacto...
Te pedí: Peregrinaje al Oriente
y te quedaste en la oscuridad,
amando tus ciudades
y las Torres de tu prisión.
56.
... pero yo soy la Luz que regresa,
yo soy la Espada que la oscuridad separa
de la Luz, yo soy el Ojo que observa
a quien es receptivo y mi luz agradece,
yo soy el Amigo de Luz y el protector
de la Luz, yo regreso y quito la luz
que dí, yo soy justicia para la luz
porque mi luz debe tenerse en estima
y no se tira a los puercos.
Con siete lámparas vengo
como el Menorá vivo y me hago carne
en Ella, mi amada, la Fiel.
57.
Quien no sea receptáculo para la luz
que doy, no se llame mi Hijo,
no entre en el Nosotros.
No me diga Amigo.
Ni hermano.
Ni amante.
Ni novia ni esposa.
Ni Coaj.
Ni parentela mía.
No diga que Bet es su morada.
No cubra su cabeza kipá
ni sombrero alguno.
No se tape el rostro
con velo ni pasamontañas.
No miraré su rostro
ni con la palma de mi mano
daré mi bendición.
Yo soy celoso de la luz.
Yo soy celoso de la Fuente de Mem
y aún de las aguas suterráneas de Maim.
Mi luz es para quienes se doblegan
a mi izquierda con respeto santo.
Mis aguas son para quienes me aman
a la diestra y honran a la Mujer que envío
con el secreto de mi Ashavá
y el Taavá de mi Deseo.
58. Para que camines conmigo
Para que camines conmigo,
hoy que comienzas la senda de la amistad,
sé sincero en tu corazón, quiéreme bien
donde guardas la verdad,
sincero en voluntad y en acción.
Crece conmigo y te conduzco
a mí con amor, abriré para tí
las puertas de la misericordia,
el deseo de mi dar, te ofreceré
de mi ser, sin pedir otra cosa
que tu compañía; para que camines
conmigo, pón en tu paso sensatez,
seriedad, ánimos de tu plenitud.
Juntos vamos y yo te descansaré.
Crece junto a mí, recíbeme.
Nada que no esté en tu potencial
te pido: Sinceridad, humildad,
empatía, que quieras recibir
lo que yo doy: Amor, Ashavá.
De El libro de la amistad y el amor / Indice
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Indice: Cuentos de Carlos López Dzur / Las Partidas Sediciosas de 1898 / Antología: Heideggerianas / Zoom: Carlos López Dzur / ComuniArte: Carlos López Dzur / Antología: Heideggerianas / 3 / La Roca: Libro de la amistad y el amor / Introducción a la Laguna: CLD / Abstract: Yo soy la muerte / La casa embrujada: Carlos López Dzur / Gente ilustre de San Sebastián del Pepino / Escritores y poetas pepinianos / La Carlita: Cuento / Eva y la Tierra Prometida / Mi amigo Pascal / Malká: La Madre
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