Monday, February 16, 2009

Como la voz de Sara




Margherita Sarfatti: La Madre Hebrea del Fascismo (retrato)

«Quedó entre dos fuegos: el odio de los antifascistas
y el odio de los fascistas que no le perdonaban
su origen judío»:
Daniel Gutman

A Margherita Sarfatti, primera biógrafa
de Benito Mussolini, su amante judía


Haría de tí, ser equívoco, disfrazante, temeroso,
algo más que una quimera, que es lo mejor
de tí, que es tu mejor amor, porque una vez oíste
al dios que te buscara entre los dragones de la tierra
y El te dio ciertas alas, espiritualizándote para que seas
Tzadik de abajo, el Duque, jefe de pueblos,
voz que descendería a los ilusos, proletarios
de camisas negras, seres equívocos,
como tú, mecanizados...
pero ... tú eres desobediente,
me traicionas, me desamparas, después que te cedo
mi carne y me entrego en ternura, a tí que dices:
«Los judíos son mis peores enemigos».

En serio tomaste la tarea de ser Padre de Naciones,
cuando nadie tuvo fe en tus gandumbas, plañideros cojones;
yo sí tuve fe. Te comprendí, primera en hacerlo.
Sin embargo, me has echado a un lado
por causa de Clareta Petacci, 32 años
más joven que tú, treinta dos años de disfraz
porque eres un bellaco equívoco, Benito.

¿Por qué te permití que me suplantaras
y te dije: Sí, toma arcilla de Agar, haz con ella
un golem, haz siervos?...
Un día te doblegarás
junto a ellos, quienes te sacan los ojos, y ordenarán
que forjes el holocausto...

Tú y ella se engradecieron.
Con las leyes raciales de Hitler, me arrancaron
la piel a retazos y sacaron a Sara, la princesa, de su cueva,
Majpelah de su descanso, y yo lo deploro,
mentirosillo, con escándalo
porque yo sí te amé y te dí alas de Pegaso, murciélago,
que adornas el fascismo con la sociedad
sin clases, sin presuntos opresores...
Me oprimes. Oprime todo el que se niega
a amar y puede hacerlo.

Tú, con los niños de L'Avvenire, del futuro obrero,
me has traicionado. ¡No por etnicidad tan sólo,
por ambición, por vanidad de alas que no te han nacido!
... y no recuerdas quien da las alas, ¡qué lastima!

Por andarte conmigo, ya dijíste: «Sí, me gustan
las quimeras»;
pero las quimeras, sin mí,
Benito, abram at issue, no fructifican,
no funcionan, yo sí pongo alas a Pegaso
y tengo al señor natural con sus necesidades
domado desde el cielo. Al posesor de la fuerza
y del principio masculino le digo: «Sin mí,
unicornio manso, león bravío, ser irredento,
tus cualidades no son necesarias.
No hay L'Avvenire del Lavoratore.
No hay un Avanti, Popolo!»

El mundo puede ser como es, por bruta inercia,
por pesadez, por gravedad y avanzarán
las plagas, la idolotría, la guerra, la venganza.
No harás nada. Tienes que pensar en mí
antes de dar un paso porque ésto eres:
ser equívoco, como erizo de mar, hiriente,
como pez volador, moisés del agua.

Y de la perduración caótica, sólo nacen
ratas y vampiros, jueces sanguinarios
que chupan el poder y como fratricidas se matan
en nombre de Baal, o de Yahvé, o de Elohim...
Tú viste el oro, sol subterráneo, pero no metiste
la mano hasta sacarlo de los abismos.
Nunca has sido tan pobre para empezar
desde el fondo, el cutre fondo de un pantano.

Tú te llevas a dónde vas todo lo que tienes,
oro del mundo, riqueza que Nuestro Dios no quiere;
yo veo los dioses solares, cual Mitra, y soy
el Fénix que culmina la Obra que es el Amor,
el que arriesgas, Abram,
el que mal administras, Mussolini...

Recuerda cómo nos conocimos;
yo, en estas luchas marxistas que nombraste
con blasfemia y pleno menosprecio contra mí:
la estéril lucha de clases de la Historia.
Estéril, sí, te dije: porque las guerras
son la esterilidad del mundo
y te hice presenciar
mis celebraciones: el primer Yom Hazikarón.
Me hallaste en duelo pues me había enamorado
de tí... desde los catorce años, hablo de amor
y de duelo, Benito, bendito Abram.

2.

Tenías miedo y me jalaste a tí.
Un águila que te ve y nunca cierra los ojos,
te dijo: Ve solo y puro, no lleves a nadie y, mírate:
te has fijado en mí, y voy contigo.
Yo me metí en tu hatillo, viajero de Predappio.

Te habla Margarita, Duque, tu amor judío,
corazón en mano, leona enfurecida.
La demonia, hija de la Canícula zodiacal del Nilo,
sabia como Isis, te hablaría y recuerda
que la llamaste Hermana Hermosa, Apasionada,
la más querida, dulce amante y enemiga
(quien domina cuatro idiomas y antes que tú lo hicieras
se acercó al indispensable lenguaje del Oir).
¿Por qué ahora sacaste un garrote, me echaste
de tu lado, por qué... si yo con mi voz propagandera,
ayudé a que el mundo estara a tus pies?

Te dí la belleza del nuevo Oír que olvidaste,
reorganicé la palabra nosotros, te dí la hermosa
Agar y una docena de amantes para que te sintieras
valioso desde el falo del poder, padre de naciones.

3.

Organizadas Mis Naciones que no haya
discriminación de una clase social por otra.
Este es el fin de todas las luchas de clases.
«¿Qué es el fascismo? ¡El socialismo!»
La esperanza.
El buen Nosotros.
Habla sobre Unidad, Margarita, unidad de todas
las clases; habla del Nosotros,
de aristócratas y burgueses en abrazo;
ház que William Randolph Hearst lo entienda
y que el mundo intelectual que me observa
como un ente sospechoso, diga: El Duque tiene
una misión. Es el Tzadik de abajo.
En la Universidad de Columbia, ahora que vayas
dí que Roma por mi causa es la capital del mundo.
Las artes y ciencias reciben su impulso desde el Estado.
Como Sión celestial es el reino esperanzador.
Que Roosevelt debe aplicar en su economía
lo que haga. Anda, amada, haz que se oiga
por la cadena NBC: la anarquía de la guerra
por mi causa no existe,
porque soy el Conciliador.
Bendigo a los ejecutivos de la industria,
al burócrata, a los sindicatos;
no me dejes, Margarita,
haz con Agar lo que te plazca,
pero no me dejes...

4.

Cuando en Rusia la violencia
fue más grande que tú, yo no te dejé,
cuando se protestaba la intervención
de Italia en Libia y nos lanzamos las primeras miradas
de amor en Forli, en medio de motines socialistas,
cuando todavía no me menospreciabas,
no te dejé; pero tú sí, díste en vuelta y media
tu acopio de desdén. Me dejaste
y te buscate una hembra en Sopramonte,
en cercanías de Trento, que no te llama
Padre de Naciones, pero te da hijos
[¡Le donne, per parire!]
entre los gentiles y los que no oyen
el Mensaje de este Amor.

Ahora Ida Dalser te sussurra
como lora que no sabe lo que dice
Su Excelencia, Il Duce, Padre de los Fachos,
La Mano Fuerte, armonizador de los nacionalistas,
demócrata que no excluye al socialista,
creyente del progreso social,
quien al bolchevique pone a raya
porque no quiere genocidio,
el que dialoga con corporativistas,
sindicalistas,
expansionistas, está aquí,
pero ella nada aporta y de nada te vale
la grandeza que el León reclame
si el oro no es Sol profundo,
el sol mío, Abram,
el sol mío, Benito.
La Sara que te hace il Dux
para la eternidad soy yo.

5.

No me dejes, judía acostona,
que escribo el Manifiesto de la Lucha Fascista
y necesito tus ideas; vé a Washington,
que Eleanor, primera dama y Roosevelt,
quieren verte y han de recibirte con honores.
Háblales bien sobre mí.
Te prometo que no censuraré
tu signo subversivo, pero habla por mí.
tú, con tu fluído inglés y tu francés brillante,
tú, con el alemán que tanto necesito, zarina del arte,
porque Hitler subirse quiere sobre mi espalda
como un bandido y no lo dejaré.

Entonces, ¿por qué me escondes,
y me llamas hermana, cuando en tu lecho
soy más profunda que tus huesos,
por qué olvidaste a la pelirroja que fue
tu princesa veneciana, tú, hijo de herrero,
malapaga, que apenas sabes si vas
como socialista Avanti! o eres la perfección
de la reacción y los delirios imperiales?...

Te echaste sobre Etiopía y me llamas
para que te defienda ante la Sociedad
de las Naciones. Anunciaste el nacimiento
del Imperio Fascista y me quieres sepultar
en Macpelá con la deshonra... me has perdido.
Véte con Agar / Ketura / que me expulsaste
de tu vida, hijo de herrero. Como a un toro lunar
te clavarán banderillas y mi sol será testigo;
pero yo te advertí: «Escuché el Amor
hasta el final»
; no tú, preferíste los dragones
de la tierra, te negaste a ayunar con Ester...
Me enterraste en medio de la murcielaguina
y me echaste a las hienas del exilio.

Indice: El libro de la amistad y el amor
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Comentario sobre el Libro de la amistad / El corazón del monstruo / Dzur / El miedo de perderte /

1 comment:

Unknown said...

Carlos haces meditar y pensar a través de tu poema y versos largos, lo que es la humanidad, Dios, la vida y lo cierto e incierto. Gracias por esto, Julia desde el Perú