Tuesday, December 16, 2008

Nutrición




Me nutre, a diario, el vendaval de unos ojos salvajes.
Son de mi hija, sangre soñadora, que ya duerme,
diablilla del porvenir que está en su cuna, mi alegría.

Al lado, cómplice del mismo recodo de su nido,
su madre, cuyo torso respira tan suave
y adorable como el primer día,
¡oh, madre dormida!
y adoro sus túrgidos senos
y me encanta besarlos.
Es que canta su corazón tras lindos huesos
y lo terso de tu piel es mi cosmos.

Su montículo de musgos, su sexo, es mi rezo
para la multiforme diversidad de la Natura,
el templo al que voy, apasionado de epicureísmo,
y no a creer, con tonto rito,
sino a sentir para creerle.

Me hundo debajo de su ombligo
y me devuelve, célula por célula,
las más profundas certidumbres
por las que me oriento.

Me revuelco a gusto dentro del lodo cósmico,
porque creo en dus semillas y en su testimonio,
la Hija que me ha dado.

En su fe siempre hay semillas,
hijos con porvenir,
continuidades...


Octubre 1992 /
Las zonas del carácter: Indice

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WOWBreve Antología: YSLM / Indice: Cuentos / Estéticas mostrencas y vitales / Los poderes sensibles: Tantralia / Las zonas del carácter

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