Friday, November 21, 2008

Efficiency evaluation



I mean, I was in a unit that was responsible for My Lai.
I got there after My Lai happened. So, in war, these sorts
of horrible things happen every now and again,
but they are still to be deplored:
Colin Powell,
en declaraciones en 2004 ante Larry King TV-Show

Y usted cubriéndoles las espaldas...
Más de veinte años en servicio antes de asentarse
en Fort Carson, Colorado, ¿lo imagina?
... y ni uno que haya dicho que es un líder de mierda,
monigote negro, hasta hoy que sucede.

Fíjese bien, ¿quién lo dijo?
El Comandante, uno que piensa que usted
no merece promociones. Seguro está celoso
de su fidelidad a la Nación. Esos jijos
desujijurria simiente son Hudachek
con los huevos blindados, tan malagradecidos.

Si a usted que ascendió a capitán y coronel
le cuelgan embelecos, lo miran de pies
a cabeza y se le cagan encimita de su alma,
¿qué no será con otros, los realmente blandos,
indisciplinados, moclecas, cobardachos?

Pero usted es de lo mejor del Bronx.
No niegue a Harlem, usted no es de lo peor.
Sí supo qué es vivir, crecer, rifársela
en el barrio, salir de la escuela pública,
graduarse en Morris High, llegar al City Collegue.
Verse jodido entre puertorriqueños,
maldito de italianos. Usted, desde muy joven,
fue modelo para mí. Colin, usted mismo,
hijo de jamaiquinos, mandadero cordial
del Harlem de puertorros y judíos.

Pero hoy John Hudachek, su comandante,
lo pone en la picota. Usted no es eficiente.
Debe estar siempre en las sombras.
Utilizarse para esas tareas menores de matanzas
en archipiélagos de mierda
con las cuales Gaspar Weinberger perfecciona
su anticomunismo declarado. Pensemos
en la invasión de Grenada (1983), meta
su mano con él, joda al Caribe de su ancestro
(total, ya usted no es antillano; es nominalmente
jamaiquino, negro caribeñp de embuste, yankee
por opción de entendimiento]; vaya a Libia y diga
a Muammar Ghaddafy
[con un lenguaje de bombardeos aéreos]
que, desde antes de 1986, usted observa
que es más coronel un Jacal / un perro / de los que caga
el obelisco de Ramsés II que su nombre y ancestro
porque él es Mamaris Khadafis reencarnado.
El voraz jacal de Occidente.
El voraz jacal del Sur.
Es que los libios odian todos los imperios
sea el romano, el egipcio y de paso
a Italia y a los Estados Unidos. Libios: llorones
y, para joder, socialistas e islámicos.

Cuando me enteré de la carta de Tom Glen
(el soldado de la Brigada de Infantería Ligera 11th),
que informa que están matando viciosamente
a los aldeanos de My Lai, yo no pude
creer que seas tú, Colin Powell, el que digas:
«Nuestras tropas y los vietnamitas llevamos
relaciones excelentes».
Tú, tapándoles la espalda
a esas bestias asesinas fuera de control; no, no,
Colin, mi general, ya eso es demasiado.
O blanquean las noticias con tu consentimiento
[«Whitewashing the news of the massacre»],
o has perdido la vergüenza y eres cómplice.
Díme si estabas allí, o si lo víste todo.
Díme cuánto hay que callar para ascender
de Teniente a Coronel, de coronel a Brigadier
y alcanzar, pese a que te digan tapachín,
la Comandancia del V Corps en Frankfurt
o la jefatura en Fort McPherson, Georgia.

Mi General, usted tiene más vida que un gato.
Nada mal para haber nacido de Lutero,
el jamaiquino al que le dicen Don Teófilo, nada mal
para un cabrón del Sur del Bronx,
con voz timbrada y antecedentes iniciales
en el ROTC, en la Reserva del City College.
Nada mal para un padre palancudo en la FCC
y un cadete que se llama espiritual
porque cree que con fraternos del Pershing Rifles
puede «hallarse a sí mismo»; usted, digamos
que por 35 años o más, se ha ganado la vida
de tal modo que yo no lo quisiera
más de modelo, aunque vengamos
del mismo lugar, la misma escuela, el mismo
colegio, la misma meta del MBA
The George Washington University
la misma mierda de ser negros en América
y carne de cañón en el ejército...

Tú fuíste herido al pisar una trampa de cañutos,
punji stake. Entraste, como invasor aramado
donde se batalla la victoria de la independencia,
a las áreas prohibidas de Viet-Cong,
coño respeta éso, al menos (¿y qué querías,
que el enemigo aplaudiera? ¿que echara rosas
a tu paso?) Pendejo: otros hermanos jamás regresaron.
Otros se negaron a SMO. Ni obligados
ni voluntariamente atacaremos a Vietnam.
Ho Chi Minh es un independentista. Un libertador.

La muerte sabe a quién sepulta
en desgracia. Vietnam fue mucha muerte
y mucha sangre. Tú date por buen servido.
El ARMY te dio salario de general. Prestigio.
Carrera. Tienes más vidas que un gato
y 30 años y pico alentando a los matachines
a que defiendan las satrapías del Imperio Americano.

Donde a tí te hirieron, a otros sí que los matan
(tú sabes, dejemos a los bro's a un lado.
No te hablo ahora sobre los muertos míos).
He leído sobre Operation Rolling Thunder
y las muertes civiles por tus bombardeos:
promedian entre 52,000 y 182,000. Seguro
que también eso callas en tus memorias,
oficiales confesiones de mutismo.

Tú sabes que, en Nor Vietnam, esos campesinos,
niños, mujeres desarmadas, ancianos, el monto
del ultraje, pueden ser varios millones.
Tú sabes lo que asesoraste desde el '62
y es tan falso o tan manipulado lo que escribes:
«Las tropas gringas y yo, las tropas vietnamitas
y las mías tenemos relaciones excelentes».


Con razón, mi general, te dieron rangos
y regresas a buscarte a tí mismo en medallas de Vietnam,
en terceras divisiones armadas de Alemania,
si te hubieses quedado en el Sur del Bronx,
no te habrías divertido tanto con el excéntrico
General Henry Gunfighter Emerson
ni habría sido necesario que sintonizaras en las noches
la tele para ver Brian's Song; acá por armonía racial
y para ganarse el amor o el respeto aprobativo
la gente se rompía la cara a puños con el blanco,
salía a la calle, entraba en las marchas,
se exponía a los motines. Se hacía pantera negra,
un Malcolm X, o bautista para escuchar a Martin Luther,
Gandhi de ébano macizo.

Acá no estabas oculto bajo las faldas
de la Gran Armada, la Marina, la Infantería,
las flotas, las Terceras Divisiones,
aquí no fue cuestión de que oyeras a Elvis Presley.

Para sentir que servías a la unidad de patria y pueblo,
venía la misma policía de tu ciudad a golpear
con sus garrotes tu cráneo, venía a provocar,
a llamarte negro hediondo, negro de mierda
como te dice tu Comandante en Colorado.
Que no mereces promociones.
Que eres un ineficiente.
Que te falta liderazgo.
Que en el fondo eres un suplafaltas,
un chota, un blandengue, como la mayoría
de los negros, el llorón comecandela,
el parásito pobre, resentido, síndrome esclavo.

Aquí te odiaba todavía el que te hizo jefe
de los Jefe Adjuntos de las Comandancias
y becario de Nixon y urden, por obsequiarte
y fingir sus amores que no existen, Colin,
que tú cargues la culpa, tú solo,
con ese fardo en la espalda,
las matazones de civiles:
* Por comienzo, los 504 de My Lai
(el 16 de marzo de 1968)
* Casi 6000 civiles en Hue durante la Ofensiva del Tet
* Por lo menos, 5,000 en la Operation Speedy Express
* ¿Qué tal los que huyeron camino a Tuy-Hoa
y desparecieron? Son 155,000 civiles
muertos y enterrados por arte de magia
bajo tu gracia supervisante de asesor de asesores.

Mi general, viejo modelo Colin,
casi diría que eres como John Hudachek declara
en su efficiency evaluation: un líder de cuarta,
cómplice de la Secretaría de Defensa,
one who should not be promoted.

Díme, porque ésto será definitivo,
Colin Powell, ¿tiene Iraq las susodichas armas
de exterminio, se vale que la nación vaya
y se las quite? ¿O eres de veras un cómplice
de Bush, como antes de Nixon
o de Gaspar Weinberger?


13-08-2006 / El libro de la guerra

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