I have a Rendovouz with Death: Alan Seeger
En la cadena lógica del pensamiento,
el agresor cita su angustia.
A su morir da dignidad, tan tremebundo.
No es obediencia. ¡No!
El miedo llegó al tiro y dijo:
¡Soy tu enemigo! y fue rival,
tormentoso y oscuro,
¡con ojos espantados!
Estaba dentro del varón valiente,
uno que quiso sacar de sí
al endriago de ácido clorhídrico,
sus agruras de álbumina matoide,
su bilis de hígados en llanto.
Por eso lo citó ante el espejo de Caín.
Lo quiso ver cercano, preciso,
como si lo forjaran,
sin alucinaciones sensibles de la carne,
un tropel de excitadores internos de su biología,
algún punto receptor de sus entrañas,
alguna porción temblorosa de sus manos.
Su sistema nervioso lo invocaría con náuseas,
con amagos de fatiga, dolor, calor y frío,
sed asesina y hambre desgraciada.
El agresor estaba allí donde él lo supo
y careció de mística escapada.
El fue lo más asqueante entre lo ya conocido:
soledad provocada, influencia activa
de la mente sobre el mundo, pero...
... fue la voz rival comiéndole la vida,
incompensada sensación de fracaso
y fin concreto, trunca comunicación,
biliosa angustia, derramada.
07-12-1989 / El libro de la guerra
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La cita / El lenguaje / La Naranja / Despedida / Soldado hacia la guerra, 1791 / Acto compasivo y revolucionario
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