Para que disfrute alguno de mis textos,
usted tiene que ser valiente, exactamente éso,
contar con una de las virtudes militantes,
un remanente de gozo en sí
porque es gozo saber que se matan
agonías, sentimientos de hecatombe
cuando queda el constructor desconocido
y alguien que no se conforma con morirse
en vida, que es la peor de las muertes.
Usted tiene que sonreir a lo que diga
porque yo estoy derribando el atavismo
de que hemos nacido nomás para el lamento.
Usted vea cómo yo me reconstruyo
y pongo en orden mi polvo y mi linfa
aunque sea con palabras seminales,
húmedas aún de viejas algas,
olorosas aún a mis pantanos.
Este hombre que se textualiza ha querido vivir,
se atrinchera en la guerra-poema de su vida
y trata de sacarle a la tristeza una sonrisa
y a la violencia que, hoy parece que todo
lo circunda, el valor de seguir adelante
sin rendirse; usted sea más valiente
que yo, sonría desde los dolores
que se fundan en los huesos,
fabrique el alma y compártala conmigo
para que yo sienta que no
he perdido el tiempo.
09-01-2004 / El libro de la guerra
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Tuesday, November 11, 2008
Valentía
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