A Andrés el Apóstol, quien con el misterio del Grial
trajo a las tierras eslavas la fe de los puros y perfectos,
la fe de los hombres buenos...
Vendré como si fuera Lo Vital de la historia
y la percepción simultánea de todos los momentos
y las causas de los hombres, yo, que soy
la Dispersa y No la Prometida,
yo, que no tengo otro descanso que mi soledad
y soy anónima como La Diosa Oscura,
como la Luna menguante.
Huyo a los bosques y hasta allá
me sigue la]Bula Ad extirpanda.
Me escondo en las montañas y allá,
en el fondo, Camp dels Cremats,
observo el humo de la pira en la que ardieron
200 cátaros nuestros en Montsegur
al pie del Castillo de Monts.
Vendré de Languedoc hasta la encrucijadas del miedo ajeno
y me traerán corderos y perros negrosella,
a mí que no les pedí nada, jamás...
ni una bellota que del árbol cayera.
Vendré yo, la Gran Excluída de la historia
con mi cruz de Occitania marcada en la frente
y la sospecha del paulicismo que no me corresponde.
Mis ojos serán de gato, mi paso ágil en las sombras.
El mundo sigue en podredumbre y miseria
y el corazón no es Grial: es Escudo
de legionarios con espada y predicadores con mentiras.
Vendré albigensemente sedienta desde Albiga y Tolosa
y seré bienvenida, temporalmente al menos,
y los herejes de Colonia me dirán como Eckbert:
«Hos nostra Germania cátharos appéllat».
Vendré como los bogomilos de Tracia.
como búlgaro, que se cortan una de sus manos
antes de robar un diezmo, y nos llamarán
los Buenos, creyentes puros
en convenanza, bautizados con el consolamemtum
del Espírutu Santo antes de la muerte.
Pero harán una Gran Represión.
Nos llamarán, al fin, como antojan:
Brujos, paganos, herejes, satánicos.
Van a quemarnos vivos
porque somos los herederos del Grial del Monte Athos.
Nos dirán que el Demiurgo es divino
y nosotros no creemos en ningún Demiurgo
ni en la guerra ni en las iglesias mundanas.
En la vida angélica en el mundo, en la niñez dulce,
en crecer iluminados, ya tenemos asentada
nuestra causa, el ascetismo, la tranquila mirada
de gatos. El amor, el voto casto.
Pero van a llamarnos sodomitas, docetistas,
enemigos de Yahvé y sus Demiurgos.
Y Eugenio el Papa, Bernardo de Claraval,
Enrique, Obispo de Albano, Inocencio III,
toda la Casa de Aragón con los Condes de Tolosa,
los Condes de Never, Bar y Deux,
todos vendrán cuando Ella y yo estemos en faena.
En el Shabat de los adoradores puros.
La bienvenida será de espada y sangre.
La matanza se iniciará en Beziers
y el exterminio en Muret.
En los prados de los quemados
se hará la hoguera de nuestros cuerpos
al pie del Castillo del Arzobispo de Narbona.
03-03-1980 / El libro de la guerra
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