Saturday, November 29, 2008

Kalenjines vs. Kikuyus


Fear and distrust now run deep in many Kenyans.
Memories of rapes, mutilations and brutal deaths
are still raw, even for those not directly touched
by the violence:
Peter Kimeu


Llamaríamos Vecinos míos a los kikuyus,
aldeanos todos de Eldoret si no jugaran
su carta divisoria, su complicidad
con fuerzas de la élite.

Nosotros, campesinos kalenjines,
ya no podemos. Han colmado la copa
de nuestra paciencia. Dos centenares de muertos
se hallaron en la mezquita de Masalaci.
En calles aledañas, más cadáveres.

Y son nuestros hausas, musulmanes,
partidarios de Odinga... y el que ha vencido,
sospechosamente, en estas elecciones del apaño,
sirve al viejo, conocido orden de ayuda y dependencia
que ha perpetuado al Africa en el hambre.

A tal comunidad la conocemos.
Sabemos con quién se ha alíado. Y lo que quiere.
A la postre, quitarnos las tierras y sofocar
a quienes llaman con desprecio Maasai warriors
/ guerrilleros / islámicos...


Ya no podemos creer a esos cristianos...
En el fondo, repudian la limpia democracia.
Se aprovechan de falsas elecciones
y salen a matarnos como la Gran Derecha
jactanciosa, crecida, con el ejército oficial dispuesto
a echarnos balas. Calculan que sus ayudantías serán
garantizadas. La prensa los llama víctimas.
Los vende al mundo como unas pobres almas
del Africa salvaje, reacia a instituciones asentadas,
al cristianismo, a la presencia de los civilizados...

Por eso en Kenia se repite este brote de desdicha:
Van 1,500 muertos en par de días y los kikuyus
aplauden el robo eleccionario: Fue relecto Kibaki,
Presidente. Esperan más venganzas.

Las tribus Luos y Luhyas están molestas.
Queman, para descrédito del nombre Odinga,
las mezquitas este fin de noviembre.
Recuerdan, con discursos / portafolios de deudas,
recursos que van a las fortunas personales
de quienes saben gestionarse el influjo masivo
de donativos internacionales. Propietarios,
comerciantes, políticos y esbirros.

Aún más. Salen a matar. Queman mezquitas.
Y no se quedará ninguno con brazos cruzados.
No puede hacerlo ni aún Raila Odinga, opositor
de Kibaki, si no se cumple con la reforma agraria
que a todos los contente,
si no sacan del panorama tan corrupto
a las familias políticas ladronas, a ministros,
a jueces, funcionarios del gobierno,
con intereses en las tierras en disputa.

Los ladrones, políticos corruptos,
como siempre, aducen que es limpieza étnica.
Un africano contrapuesto que no admite
la existencia del vecino. Puede que sea que en Kenia
somos tan tribales y sea cierto de Nairobi
al Valle de Rift, de Olmelil al Edoret.

Puede que sea que el Africa
no entiende el por qué 15 millones de su gente
muere cada año. Tal vez sea el miedo ancestral
al hambre, a la violencia y la muerte.

Pero no. Son esos ladrones, grandes ministros,
con pretextos tan de suyo manipuladores.
Dicen que Raila Odinga aboga por la Kenia musulmana.
Que es un talibán siquitrillado y que hará
a cuarenta grupos étnicos o más que Kenia tiene
menos diversos, más violentos, limpios de polvo y paja.

Pero, veamos, dizque este noviembre nos peleamos
por lo que no ha sido nuestro: la religión del blanco,
maniobras de funcionarios ladrones que profesan
la fe de los berones, cristianos y kikuyos.

Entonces, con impaciencia de estampida,
se abadonaron los hogares de la aldea, nos metimos
en edificios estatales, pedimos los sagrados cobijos
de iglesias y mezquitas... y aún así, incendiamos
a nuestro paso cuanto vimos. Nos quemamos vivos...
por dos días, gritando por el Dios que nos salve,
o el Alá que nos bendiga.

¿Y qué piensan o que dicen 7,000 personas
que han abandonado sus hogares si a todo
lo han llamado Nuestra Etnia, el grupo prioritario?
Que simplemente tienen miedo: son ancianos,
niños, mujeres que temen al ultraje...
Son quienes nada deben; porque siempre
es un grupillo sectario el que es favorecido
del partido cleptocrático y le sirve
de turba, de avanzada al que roba
y no admite democracia ni tolerancia
que no sea otra que la definida en Occidente
y por eso venció Mwai Kibaki y el ODM se llenó de rabia
y defendió sus mezquitas y pagó después
con la misma moneda.

Y dicen que no se sabe dialogar
sino con sed de sangre. Por eso en Eldoret
como antes en Jos, nos matamos.
El kikuyo no quiere al kelenjin y éste quiere
que se vayan los siervos infieles de sus campos
porque los Hausas odian la banda de berones.

Para ellos, el peonaje extraño, han sido las carpas.
Las grandes protecciones. El alimento, la guardia,
la oferta de préstamos, la Iglesia consolante, Caritas,
el dinero humanitario de los americanos y la ONU.
Es que son excelentes comerciantes.
Y excelentes turbas. Y excelentes reaccionarios.
La derecha contra el más pobre. Los kikuyos.
Sí, la gente que con que Occidente manipula
el Africa y la divide, el rival del islámico,
que ha enseñado las uñas y sabe que las elecciones

son altamente fraudulentas, pero desean creer
que Odinga no será bueno para el pueblo kikuyo.

10-10-2008 /
El libro de la guerra
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Despite Power-Sharing Accord, Ethnic Division in Kenya Runs Deep / Dossier de Carlos López Dzur/ Codornos y coscuros

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