a mis amigos Teresa y Gustavo, queriéndolos
El prójimo podemos serlo nosotros algún día.
Y al trabajar por él nos descubrimos, sí,
nos vemos tal cual somos, como compañeros
o rivales, como enemigos o íntimos amantes
que se piden el abrazo, el cariño, la caricia,
marchar juntos en medio de los retos,
las causas y los días, ser-uno-con-el otro.
Con el prójimo es que tenemos misiones
de batalla y la batalla, redefinida es,
buscarnos, solidariamente, cooperar,
aliviarnos, aprendernos. Sin él no podemos ser,
sino infelices, solos, amargos, sin él,
no hay por qué sonreir ni ser
dos cómplices benévolos.
En el prójimo está el visible sentido de la vida.
09-19-2008 / El libro de la guerra
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