Se visualiza este bocú
si uno aprende a flotar en la nenúfar
y la oda se eleva en arrebato
(¡qué odi barbere, Carducci!)
y la odalisca se olisca ante el espejo
de la epidermis amorosa, citándose
a las cítaras de tu proyecto antrópico.
Nada hay entonces que a la ofita
joda e interrumpa cuando se lanza
a penetrar los núdulos calizos
y te cuelgue la entrepierna a tus hombros
y sepan que es divino tener un dios de arcilla,
humano, demasiado humano,
que edifique en el hombre al Super-Hombre.
Así brillan los ojos de los tristes,
así ganan las sílfides
y los desesperanzados.
En peplos transparentes, los senos
dicen vaya Dicha,
con arte programmata,
y el latido se oye, porque el Amor existe
y Dios no muere del todo,
ni matándolo.
Siempre habrá incrédulos, sí,
que son asesinos consuetudinarios,
burlones que preguntan:
Oye, peyote, ¿de cuál fumas?
¿Con qué huxley-michaux te baudelairas,
con qué cochino feuerbach alucinaste?
A la oreja te cuelgan los milagros,
argonautas que se tragan los delfines
para aprender su arte de pericas...
Y ahí nace, qué desgracia,
la sosera del cundango.
El aguafiesta del poema y la utopía,
el envidioso, ¡qué barbaridad! que te escocota
si no logra percibir lo que percibes,
si no logra oír lo que tú oyes
si no te aprende a sentir tal como sientes
ni sabe compartirse ni encontrarte.
07-17-1990 / Las zonas del carácter: Indice
Lo puro y neto
Lo puro y neto de la conga es
que yo tengo el pie caliente,
la nalga sacudida, la cintura
que parece culebrilla
... y todo aquí,
cocotudamente en la maraca,
en ese pericarpio de los sesos.
En el corazón, o la cabeza más o menos,
habita la Sorge, la cura,
el llamamiento hacia-un-fin
que proyectan los que aman
y huyen del Decaer / Verfallen
por espacios que despierta
la marimba y manotazos de batá.
Estos jinetes del Derrumbamiento
anuncian ya no plagas ni exterminios,
sino el alba
con sus sueños posibles-avanzantes.
2.
Lo puro y neto de la conga es
que yo invoco fantasmas de las artes
y vivo con ellos como si fueran
camaradas de toda la vida.
Todos somos bohemios de areito en areito.
Cada uno es su maestro del güamo
y toma hueso por flauta
y flauta por hueso.
La meta es que se forme tremendo sonajero.
Un pueblo no puede sobrevivir sin alegría.
07-16-1990 / Las zonas del carácter: Indice
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El libro de la guerra: Indice / De la abundancia, la vida y la fe / Desastre / La Naranja / Bitácora política
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