«He aquí disipadas las tinieblas del santuario infernal;
he aquí la esfinge de los terrores de la Edad Media,
adivinada y precipitada de su trono...
El Terrible Baphomet no es ya, como todos
los ídolos monstruosos, enigma de la ciencia antigua
y de sus sueños, sino un jeroglfico inocente
y aún piadoso»: Eliphas Leví
En lo alto, ví la Luna blanca de Chesed
y, en la espesura, cercana a la arboleda,
la luna negra de Geburah. Escuché
la voz del Guerrero que dijo: La Misericordia
y la Justicia han pactado conmigo.
Me acerqué aún más. Es fascinante verles.
El entraba y salía de unas penumbras
tan veloz y vaporoso que entendí que batía
alas. Era un ángel que, al reaparecer
entre grutas, en las cuevas o entre árboles,
también sería mujer. Era un símbolo viviente,
inscrito en láminas, grabado en árboles,
a navaja; era el clamor inverso, nostalgia.
El enigma secreto que se escribía:
TEM OHP AB, Oli omnivm hominum
pacis abbas.
2.
Uno de sus brazos, al menos,
era femenino y una de sus voces.
Otras veces se figuraba como ente
musculoso y enorme, con cabeza cornuda.
Algo en su complexión sería Macho Cabrío
y con el vientre de escamas
y bajo su vejiga, sin embargo, falta el falo.
Ha de ser un andrógino, o una mujer,
o un ser extraño. El Diablo mismo.
Porque su rostro es barbado
y a la luz de una antorcha, colocada
entre cuernos, distingo a quien lo sigue,
aunque no tenga cuerpo y sí voz femínea
que lo nombra: Baphomet,
Padre del Entendimiento.
3.
Ella parece un alma que se eleva;
pero a veces se le mete dentro y, entre alas,
saca sus brazos y el rostro delicado y bello.
Entre mi tropa de templarios, no todos
se arroban cuando los ven o escuchan.
No saben si alucinan o si realmente
contemplan un gigantesco sátiro.
Un guerrero demónico, ser de miedo,
temible Macho Cabrío, Baphomet,
el horror del pecado, emisario
de la magia del desierto.
03-05-2004 / El libro de la guerra
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Revista Ombre / Tennessee Williams observa su-muerte / Cervantes, héroe de Lepanto
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