«Azote de los hombres, asesino y bandido
de profesión»: Epítetos de Ateneo al describir
al dios de la Guerra (Ares).
Uno, cuando el Tiempo fue creado,
vino y presentó esta dialéctica de desdicha
que me desdice, el Velo infranqueable
de su premura, la impaciencia que cobija
los miedos. Uno que dijo que tenía lo Sagrado
y no tenía otra cosa que la peor de las violencias.
Para los miedos ocultos yo tenía la paz
y desde ella fue que hice todos los llamados.
Sí. Yo estoy, como estoy, detrás de un Velo,
mi espacio abierto, mi regazo
para atraerte, no sumiso, anhelante
a la luz del Reposo.
Uno, que te vio peregrino, expectante,
se adelantó a execrarte y atajar tu camino
con la promesa de una victoria,
o puertas anchas, hacia el Fanun.
Cuantificó 333 millones dioses, les dio nombres
y a todos les supuso dei superi,
[todos fantasmas elevados de falsa anagogía
y santoral de lo Sagrado] y a la cabeza señaló
al dios de la guerra, señor de presuntas batallas
contra lo Oscuro, pero no fue sino otro
espectro de la Maya, instructor caprichoso
de tu peregrinaje... era el azote
de los hombres, el salteador del sendero.
Un asesino.
19-06-2006 / Indice: El libro de la amistad
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