Saturday, March 21, 2009

Masturbalia del Homo Oeconomicus


Ustedes se masturban con la fe
[tan pragmáticos que se pintan en nombre
del Homo Oeconomicus y se consuelan
con el dogma de una posible maximización
de la satisfacción social]... eso sí es fe;
fe en abstracto.

Yo soy más burdo, en mi sistema de preferencias dado,
en las curvas de indiferencia, ni pizca de fe
pongo en condiciones de mercado
y digo como Pareto: la satisfacción,
social o individual, es un mito
y los mitos no se comparan ni se miden.
Se viven o no. Yo no los vivo.

Lo más cercano a una medición
sería un orgasmo sucesivo de minutos
y yo vivo, sin orgasmar, si orgasmar es fe.
No me queda más remedio. No me miro en la dicha.

Es maginitud ordinal e íntima,
que uno se diga satisfecho y magnifique
intimidad; y la vea uno y la vea otro.
Aquí es cuando la miseria mata las satisfacciones
y ya ni queda otra cosa que fe,
orgasmo miserable, tardío, desilusión
por tan aislado amor, tan mutuamente incrédulo
y unos rezos sobre ese cadáver que se llama
distribución de renta, presencia de justicia,
cuerpo presente de riqueza anhelada.
Ternura, orgasmo pleno.

¿Quién te dijo, Bentham, que los hombres
son en esencia iguales, comparables,
en puridad satisfechos, cómo?
si todavía no dan los que tienen
a los desposeídos, ¿cómo?
si se quejan los acaparadores
cuando le quitan algo...

¿De qué jaladas hablarán cuando mencionan
la máxima satisfacción posible
y la igualdad esencial,
si no hay orgasmo, no lo hay,
ni orgasmo ni fe, de qué hablan,
de qué traperos cinco, Manotas,
con qué gráfico de fe se limpiarán el ano
o secarán sus dedos?


05-12-2000 /
Estéticas mostrencas y vitales

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