Saturday, March 14, 2009

9. El regalo


¡Ayer cumplí 25 años! La vida quiso obserquiarme con un detalle que se llama amor. De regreso de Nueva York a México, la que me ama, mi hermana Catherina, me compró un jacket de cuero, diseñado por Z. Cavaricci. Para mí, fue la oportunidad que exhibir cuán agradecidamente se puede vivir. Que no soy un desalmado, como han dicho. Dentro de mi insignificancia, tengo algo bueno. Un valor. Una pizca de amor.

Sucedió lo siguiente, aprovechándose de la lluvia, el que no me ama, se impuso. Me dio su deseo de salir y ahí vamos, él y yo, a tumbos. Llovía a torrentes. Enviaba mi chaquetón de cuero. Me lo pidió prestado unos minutos.

«Aunque sea unos minutos», suplicó.

Y, al fin se lo dí. Caminamos por el Paseo de Reforma. Hicimos el desastre... y yo, con el jacket de 750 dólares que ella me había regalado, lloraba por las calles al lado de tal ser invisible y demoníaco. El se revolcó sobre cada fango del camino. Después del paseo, imagíneselo usted, el atuendo quedó hecho una basura. Roto, manchado, lamentable, del mismo modo, el corazón mío.

Así me presenté en casa. Caterina se encerró en su habitación, enojadísima y lloró. Quedé como malagradecido. Fue su regalo. Apenas días, mugre. La comprendo. Mas no me comprendo yo.

Indice: Berkeley y yo

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